Temporada 1: [Capítulo 12]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Salí de esa casa, sintiendo la lluvia helada caer sobre mi, mojándo mis prendas. Pero nada se comparaba a lo que sentía en mi corazón. ¿Por que desde niño fui destinado a sufrir..? Nací en sufrimiento, crecí en sufrimiento y ahora vivo en sufrimiento; pero si muero, no seré el único en irme. Todos esos malditos que abusaron de mis tierras, que humillaron mi nación y a mi padre, arrebatándole su vida tan cruelmente, destrozando mi entidad. Todos ellos, uno por cada uno, irán pagando.

Si Alemania es reconocida como el verdadero y único creador de la Guerra, haré que recuerden eso para siempre. Esto no se quedará aquí. Esto no termina aquí, apenas comienza.





Enero de 1923

POV. REICH

Estaba de vuelta a Alemania en el primer tren que llegó. Así es, estaba ahí, solo, mojado y triste; como un maldito perro sin dignidad. Miraba a la ventana hundido en mi cólera, no podía creer que después de todo lo que Urss y yo vivimos juntos, todo lo que no dimos, todo lo que nos compartimos, el llegue y arrebate de un solo golpe todo lo que sembró en mi. Ahora ya era demasiado tarde para regresar si lo quisiera, le di la espalda y no pienso volver a darle la mano con la que le entregue mi corazón.
Mordía mi labio inferior para obligarme a tragarme las lagrimas, no iba a permitir que la gente del tren me viera aún más humillado. Oh, pero esto, es solo leña para el odio que consume mi corazón y sin lugar a dudas sellará no solo el destino de Alemania, también el mío.

[...]

Un empapado Third Reich llego a la capital de su hermosa nación, en Berlín, la gente lo miraba extrañado que el reciente líder que comenzaba a mover los hilos de la aún en ruinas Alemania llegará así; de mal aspecto y con un aura terrible. Pero nadie se le atrevía a cuestionar, no por miedo, sino por respeto.

Reich llega a su oficina, ignorando sus condiciones, entrando se encontró con su mano derecha; Berlín, que lo recibió feliz y después preocupado por su ropa empapada. Le cuestiono si estaba bien, que le había pasado, por que había regresado así y más importante aún, con quien había estado o que estaba haciendo durante esos días que se ausentó, pues, en sus telegramas nunca indicó el motivo de sus días sin labores.
Pero el alemán no escuchaba, tenia los oídos sordos y su vista ciega; su alma empapada por el odio y su corazón roto. En su mirada se podía ver una sombra tan inhóspita como la muerte, que hizo palidecer a todo su personal.

El camino hacia el frente de todos en su despacho, se quitó sutilmente la gabardina negra empapada, se acomodó su cruz de hierro que siempre portaba con mucho orgullo y, levantando su mirada hacia cada ojos que lo veían, dijo;

—Hoy, mi gente, el pueblo Alemán, iniciará su camino redirigirlo de nuevo a la gloria que se nos fue arrebatada, hoy, cambiaremos el destino de nuestra historia y de nuestro legado, ¡hoy levantaremos el primer pie hacia los pasos que nos llevarán al triunfo de nuestra raza!

La gente, apasionada por sus palabras, en aquel despecho del mismo Reich, comenzaron a aplaudir y alabarlo, conmovidos por la grandeza de sus ideales y en medio de todo ese bullicio, gritos de felicidad e incluso algunas lágrimas de las mujeres más sentimentales; el Nazi miró a Berlín.

—Berlín.
—¿Si, señor?
—Reúna a nuestra gente, hoy, tomaremos el poder total de Alemania.




|Noviembre de 1936|

La Alemania nazi y la Italia fascista firman un tratado de cooperación el 25 de octubre; el 1 de noviembre, se anuncia el Eje Roma-Berlín. Posteriormente, se le unirían el Imperio Japonés.


Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now