Temporada 2: [Capítulo 20]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Los grillos comenzaban a cantar y la temperatura a descender. Ambos, sin despejar sus ojos de aquellas llamas. El alemán susurró lo que quería decir desde un inicio.

—Ich liebe dich...

—я тоже тебя любл.








El camino de regreso fue muy agradable. Platicando de cosas triviales, compartiendo más de ellos y es sorprendente para ambos ver que aún falta mucho por aprender de sus gustos, ideologías y sobre todo, de la historia de su pasado.

Reich se comenzó a preguntar qué tantas cosas aún no sabe de Urss. Nunca han hablado de la noche que el asesino a su padre, pocas veces conservaron sobre la guerra de su revolución y no sabía nada de cómo era su vida en el palacio donde antes el soviético vivía en la época imperial rusa. Peor aún, no sabía nada de su infancia.

¿Por que nunca le cuestionó nada?, quizás por que el mismo alemán entendía lo que era el sufrimiento de una infancia dura y hablar de eso no es nada fácil. Debía admitir que no haría traer malos recuerdos al presente.

El coche se estacionó frente a la puerta principal de la gran casa de mein führer. Se podía notar otros dos coches estacionados a un costado del corredor, de inmediato el de esvástica supo reconocer de quiénes son los dueños: Imperio e Italia.

"¿Por que no avisaron que iban a venir de visita?", se cuestionó molesto. Después recordó que si habían avisado, por que querían ver a los gemelos. "Rayos, lo olvide" se reprochó a su mismo cuando se dio cuenta que se había olvidado de aquello.

Bajaron y el soviético acompaño a su amante hasta la puerta. Los nervios se le pusieron de punta a Reich cuando se logró escuchar perfectamente las risas de varios niños dentro de la casa. En especial, risas de bebés recién nacidos. Su frente comenzó a sudar.

—¿Por que se escuchan risas de niños en tu casa? —cuestionó el ruso alzando una ceja. Miro a la puerta.— No sabía que habían niños aquí, se que no te agradan del todo.

—A-Ah, es que... ¡es la hija de Imperio japonés y el hermano menor de Italia Fascista! —sonrió nervioso y carraspeó.— La japonesa tiene apenas cuatro años y es muy gritona, Italia... el hermano menor, grita como niña, ya les dije que no quería a sus chamacos aquí.

Fingió enojo por tener a aquellos niños en su casa. Sus dedos de los pies se movían nerviosos dentro de sus botas. Ambos se quedaron en silencio, la mirada celeste de Urss se afiló contra los ojos carmín del líder alemán.

"¿No me cree?" se cuestionó a sí mismo nervioso. Después pasó una idea fugaz por su mente, ¿y si... se lo confesaba? , ¿y si le dice toda la verdad?, ¿serían capaz de formar una... familia?

Familia
*Crack*

Se vio tentado a decirle la verdad, confesarle todo, absolutamente todo lo qué pasó. Desde que se enteró de que estaba en cinta hasta hace unas semanas que dio a luz a sus niños. Lo miro impaciente, sus piernas comenzaron a temblar. ¿En serio lo haría? Después de tanto tiempo, ¿lo haría ahora?

—¡Urss! —le llamó, su voz salió exaltada sin querer.

—Dime...—respondió el ruso, con el presentimiento de que algo se aproximaba.

—Yo...

Trago saliva y sintió la falta de aire asfixiar sus pulmones. Sus ojos se desviaron un segundo del rostro de aquel soviético frente a él y miro a sus espaldas. Su visión se enfocó en una sombra qué pasó detrás del más alto. Se abstuvo de asustarse.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now