Temporada 3: [Capítulo 20]

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Anteriormente en: Mi esvástica.

Se acercó hasta el cuerpo del tricolor, posó su helada mano en su hombro, donde apretó con fuerza y le susurró con una voz de ultratumba algo que le erizó la piel:

—Y cuando termines esto, tú y yo vamos a platicar unas cuentas cosas de tu líder. Así que más te vale cooperar, por qué hay mucho que quiero preguntar de Third Reich.
















26 de Octubre de 1943
Alemania, Berlín.

Lo poco que sé de mis padres es gracias a los recuerdos de mi niñez, en donde pudo disfrutar de sus rostros, de sus voces dulces, de su tacto y palabras tiernas; Weimar y yo éramos niños consentidos.

Querido diario, aún sigo desahogándome en tus páginas. Algún día, serás leído por las personas que amo, así como yo lo hice con los pensamientos de mi madre. Solo espero que, ustedes, mis dulces y amados niños, lean esto y puedan sonreír.

Si no son ustedes, entonces Urss. Pues, todo lo mío será de él.

Hola soviet... si, de nuevo es un capítulo para ti. Me pregunto, cuantos años ya habrán pasado para cuando leas esto; ¿conservarás mis pertenencias? , o ¿las quemaras en aquella fosa común en Moscú donde arrojarás mi cuerpo? Desearía que no fuera así, para que... aún que sea, tengas algo para recordarme.

¿Sabes..? Siento mi muerte muy cerca.

Me despierto en las madrugadas, a veces sin poder dormir toda la noche, con la sensación de que algo o alguien me observa y su aliento moja mi nuca. Seguramente es la muerte, esperando por mi alma.

Lograste hacer que Italia se rindiera; el es mi amigo. No quiero imaginar que le hiciste, o con que lo amenazaste para que él, por fin, aceptara unirse con ustedes. ¿Apuntaste tú pistola sobre la cabeza de su hermano, verdad?

Mi reloj marca las 4:23 am.

No puedo dormir, sigo pensando en ti.

Eres más siniestro de lo que todos creen, pero mucho más cálido de lo que aparentas ser: a mi también me duele, me duele mucho todo lo que estoy haciendo, tuve que sacrificar lo poco de mi cordura solo para ganar algo de resistencia mental. Esto ya lo sabes, este diario se llena de palabras cada día.

¿Recuerdas cuando nos sentábamos bajo aquel árbol?

Lo recuerdo como si fuera ayer... en mi sótano hay pinturas mías, de aquel lugar. Me harías muy feliz si cuelgas alguna en tu cuarto pero si decides quemarlas, tampoco se juzgaré.

Estas en tu derecho a odiarme toda tu vida, de cualquier forma, siempre te sonriere desde el infierno.

YO no tuve el valor para alejarte de mi. Yo no pude...

Odio pensar que jamás podré volver a estar a tu lado, que jamás podré volver a ver tu rostro, escuchar tu voz y embriagarme con tu aroma. Jamás podré volver a sentir tus manos sobre mi piel, ni tus besos consolando mi llanto, jamás podré volver a hacer que me vuelvas a amar.

Me destroza pensar que nuestros hijos crecerán sin sus padres; uno muerto y otro sin corazón. Al menos, rezo, lloro todos los días y suplico a quien sea que sea nuestro Dios, que les permita vivir.

Quizás el se ría de mi. No tengo derecho ni siquiera de pedirle algo.

Odio todo lo que hice, lo mejor que pude haber hecho es haberte conocido y dar a luz a nuestros gemelos. Por favor, cuídalos, son todo lo que somos. Ellos son todo lo que amamos.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now