Temporada 2: [Capítulo 2]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Recordó todo lo que había pasado con el, y sabía que ambos habían salido heridos, pero sabía que aún se amaban o eso es lo que él quería creer, no quería aceptar la idea de que Reich algún día lo traicione, pero el hecho de que dos personas te lo adviertan, ya era algo que comenzaba a preocuparle.

—... me retiro de la reunión.

Y con eso, el sotiévico salió por la misma puerta en la que entró.




[...]

Un alemán estaba en su habitación, buscando entre las cajas de todos los archivos que tenía guardados y acumulados por tantos años; asuntos de guerra, diplomacia, entre otras cosas. Pero él buscaba algo en específico, y entre toda esa pila de papeles, encontró una mediana caja de cedro negro, con mucha fuerza la levantó del suelo y la subió a su cama para ahí abrir y explorar con mucha melancolía lo que guardaba en esa caja.

Ahí estaban, todas las cartas que compartió con Urss; cartas que se dedicaban estando en ese campamento, algunas que pudo salvar cuando mandó a sus soldados para buscar algunas pertenencias, la mayoría eran de aquellos años que estuvo molesto con el soviético y el pasaba todas las noches esperando a tener una respuesta de Third Reich. Quizás Urss piense que tiraba esas cartas, pero en realidad había guardado cada una de ellas.

Sin poder evitarlo, tomó un manojo de ellas con sus pequeñas manos y las pegó a su rostro en donde aspiró profundamente sintiendo el sutil aroma del humo de los clásicos habanos que ese ruso solía sumar; Reich lo imaginaba a él fumando mientras escribía aquellas cartas de amor, y su rostro se ruborizó ante esa idea, su corazón latía agitado y un sutil suspiro salió de sus labios.

Acomodo las cartas en su lugar, cerró la caja y la guardo debajo de su cama. Se quedó meditando un segundo aun sentado en el mismo lugar.

POV. REICH

Hace una semana qué pasó aquello con Urss... aún no puedo superar cómo fue capaz de rechazarme y desde aquel día no he tenido el deseo de volverlo a ver, pero, lo que más me duele es que el ahora ya no ha insistido en hablar conmigo. ¿Acaso el se... rindió?

Pero no es su culpa, es mi culpa. Yo lo alejé de mi, mis ganas de venganza, mis miedos... ¿o acaso yo no tuve toda la culpa? Él me traicionó...¿no? Aún sigo resentido por eso, pero no me siento capaz de odiarlo. Lo único que atormenta mi corazón es la duda de saber si él aún me ama.

—Señor Reich, ¿puedo pasar? —es Berlín.

—Si, adelante Berlín

Él entra y se queda parado en la entrada para cerrar la puerta detrás de él. Yo aún sentado en mi cama, y no puedo evitar mostrar mi verdadera tristeza frente a él.

—¿Le pasó algo señor Reich?, ¿Reino Unido le hizo algo?—pregunto preocupado y yo negué con una suave sonrisa victoriosa.— Oh... entonces todo salió bien

—Si... de hecho mucho mejor de lo que espere, el británico es tan cobarde, cedió tan rápido en abandonar a Checoslovaquia, el aún piensa que respetaré mi palabra de no atacarle si me deja a todos los países que quiero.

A pesar de mi bajo humor, me reí recordando aquella reunión que tuve en la mañana con el amante del té. E incluso admito que me sorprendí que él me llamara, aún que me ahorro las molestias.

Me encontraba en el hotel citado por Reino Unido, como el mismo me dijo, llegue solo y en cautela; me pregunto, ¿por qué tanto secretísimo?

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now