Temporada 2: [Capítulo 11]

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Anteriormente en: Mi esvástica

— Te ves muy bien, Reich. La foto perfecta —dijo un comunista con una gran sonrisa

—¡No me dieron tiempo ni de posar, me veo raro!

— Se ven muy bien, de las mejores fotos que he tomado, mein führer.

Dijo Berlín mientras se le dibujaba una nostálgica sonrisa en sus labios. Third Reich miro durante unos segundos más la foto que tenía entre sus manos y pensó que quizás tenían razón, no era una mala foto.




Después de unas cuentas horas de charla, el soviético debía retirarse para regresar a casa con sus hijos. Pero antes de irse, le regresó su arma a Reich. Se despidieron con un apretón de manos, seguido de un beso robado por parte del ruso y se fue.

Mein Führer se quedó viendo como aquel hombre subía a su auto y se despedía de él con con un moviendo rápido de su mano derecha que sacaba por la ventanilla del coche. El alemán él correspondió el gesto y vio como arrancaba para alejarse por el camino principal de su hogar. Después miro al horizonte, apreciando el atardecer.

Se quedó unos segundos ahí parado, sin moverse, sintiendo la frisa fresca; se dio cuenta que quizás algo no estaba bien consigo mismo y quizás era buen momento para preguntarle algo a Berlín.

—Oye Berlín —dijo Reich mientras cerraba las puertas a sus espaldas.— he tenido sueños muy extraños últimamente...

Su mano derecha se quedó paralizado un segundo, dejó de recoger la charola en donde estaban las tazas que se usaron para tomar el té y se acercó a su líder para incitarlo a sentarse junto a él.

—Por favor señor Reich, tome asiento y cuénteme sus sueños.

—Desde hace ya mases... sueño con otras personas... es como si tuviese otra vida —susurró el, sintiéndose algo abrumado al recordar todo aquello — sueño con un hombre que es esbelto, de cabello largo rubio ondulado y con una voz muy dulce...

—... ¿y usted no lo reconoce, Señor Reich?

—No... ni siquiera puedo verle el rostro, es muy borroso y hoy soñé con un niño, no, ¡más bien parecía ser un joven! Quizás de doce años, él era alto y se parecía muchísimo a mi padre, era un tricolor negro, rojo y amarillo. En mi sueño decían que el... el... es mi hermano...

Berlín palideció pero logró disimularlo con éxito, lo que no pudo ocultar fue aquella mirada que se le escapó; parecía que aquel fiel ciervo se había convertido en alguien hostil que se reprimía en aquellos momentos.

Pero Reich estaba tan absorto en sus recuerdos que no se daba cuenta de aquel rostro que tenía frente a él.

— ¿Usted sabe como se llaman aquellas personas, mi señor..? —susurró Berlín, poniendo su mano sobre la de aquel joven líder.— ¿Usted les llamó por su nombre..?

—No... no... —susurró y su voz comenzó a quebrarse mientras un mar de lagrimas bajaban en silencio de sus ojos.— ¡No se quienes son!, ¡pero siento que los conozco de siempre!, ¡¿Dime Berlín, acaso enloquecí?!

Mein führer se abrazó a sí mismo y sollozaba en silencio ante la mirada compareciente. Se acercó a él y lo rodeó en sus brazos con un sincero. Le quito el gorro negro que hacía combinación con el traje de su líder de esvástica y acarició su cabello con gentilidad.

— No señor, usted no está enloqueciendo... solo son pesadillas... solo son pesadillas.—susurraba en su oído mientras lo consolaba entre sus brazos.— yo lo protegeré de esas pesadillas... yo lo protegeré, joven Reich...

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now