Temporada 3: [Capítulo 11]

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Anteriormente en: Mi esvástica

El cielo se oscureció sobre el, las nubes grises taparon el sol y la ventisca se volvió helada hasta erizarle la piel. Su cigarrillo se apagó por las gotas que caían del cielo, lo que era una llovizna lentamente se convirtió en un aguacero, sus prendas se le pegaban a la piel y su cabello se le escurría por la frente.

Pero el se quedó ahí, sin el deseo de moverse, con los ojos oscuros clavados en la tumba de su familia. Su mente se perdía pensando sin pensar, cuestionándose , reprochándose y al final, solo pudo escuchar la lluvia caer.











—¿Entonces que? , ¿nos vamos de peda? —surgido el mexicano con una sonrisa de punta en punta— puto el que no acepte.

—I'm puto .

Todos quedaron viendo al americano y se carcajearon de risa, aún que él no se le miraba muy bien; parecía cansado, con una mala cara y una vena hinchada en la cabeza que parecía a punto de explotar.

—¿Que pasa, USA? —cuestionó el peruano — deberías relajarte como dice Mex.

—Si, gringo

—No... chicos, en serio, no estoy de ánimos para eso —limpio sus lentes negros de sol y se los colocó con un suspiro— vayan ustedes, eso sí Mex, si aparees en alguna playa de alguna parte de mi nación, créeme que no iré por ti.

—Ora, ya andan amenazando.

America de dio media vuelta para salir de aquella sala de reuniones que ya estaba casi vacía. Pero no pudo irse, pues Canadá le bloqueó la salida poniéndose frente la puerta.

—¿Bro?

—Lo siento, hermanito... pero deberías relajarte un poco. —sonrió.

—¡A ÉL, CHICOS!

—Wha—..? , ¡AH!

Pobre de él, fue almorzado, amarrado y lanzado a él asiento trasero de una camioneta mientras en la radio se escuchaba las clásicas de Jorge Negrete, los hermanos latinoamericanos cantando y haciendo tanto alboroto que él coche se movía de un lado a otro mientras avanzaba por la calle.

—¡HummHuMmm! —se quejó USA con cinta en la boca.

—Tranquilo, vas a divertirte. —le sonrió Colombia — ¿Si o no?

—¡SI! —respondieron todos.

—¿Seguro que quieres bajarte aquí, Cana? —cuestionó Mexico al hermano de su compañero amordazado— puedes ir con nosotros, no te vayas pues.

—Lo siento Mexi, pero quiero acompañar a mi papá en su vieja de regreso a Inglaterra. —lo miró con ojos amables— pero gracias, ya será para después, ¿ok? , por favor diviertan a mi hermanito.

Al final se estacionaron un segundo para dejar al canadiense en el aeropuerto en donde se encontraría con su progenitor británico. Todos se despidieron sacando sus cabezas por los cristales bajos de las ventanillas, moviendo las manos y sonriendo. Siguieron con su rumbo, la música al tope, con nueve countrys apretados en un solo coche y directo al mejor bar "latino" de Estados Unidos.

—Espera, Mex —interrumpió el chileno— ¿vamos a ir así de traje? , es incómodo.

—Es cierto... —lo pensó un segundo— ¿Queda cerca el hotel, verdad?

—Si, de hecho podemos ver el edifico desde aquí —grito Ecuador mientras sacaba la cabeza por la ventana.

—Bueno, va. Vamos al hotel, nos cambiamos y nos vamos directo a la peda —todos respondieron aceptando la idea.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now