Temporada 1:[Capítulo 14]

272 46 15
                                    

|Aclaraciones|

Antes de comenzar el capítulo, quisiera agradecer a todas aquellas personas que han seguido con detenimiento mi historia; realmente me hace muy feliz saber que les está gustando, y aún que ahora son pocos, para mi es más que suficiente, con que alguno de ustedes le haya conmovido, con eso estoy muy satisfecha 💟

Un enorme saludo a algunos de los usuarios que siguen mi historia:
, , , , , , 💟

Soy consiente que me faltan mas personas y pido una disculpa si no les mencione, soy algo mala recordando nombres, pero a todos ustedes os quiero por apoyarme en este pequeño proyecto de escribir mi primera novela 💟

Sin más que decir, ¡continuémonos!





Anteriormente en: Mi esvástica

—¿Debería ir con ese comunista de mierda?.— me cuestione a mi mismo.

—Oh, vamos Reich, has trabajado tan duro, mereces un descanso.—me respondí.

De nuevo me reí yo solo, realmente no sería mala idea ir, después de todo Italia está ocupado en sus propios asuntos de invasión y Japón está ya con su propia guerra en el Pacífico. ¿Por que no?

—Oh, mi querido Urss... ver tu rostro antes de apuñalarte, es todo un manjar para mi.

POV. REICH

Me encontraba frente al espejo, retocando mi ropa, que más bien era mi comúnmente usado uniforme militar. Después de aquellas cartas de Reino Unido y Francia, mi buen humor aún seguía,¿y como no estarlo? Tenía contra las cuerdas a dos grandes potencias, dos de mis muchos objetivos comenzaban a caer ante mis pies y solo era cuestión de tiempo para tenerlos a todos en la palma de mi mano.

Pero después de todo aquello, ahora viéndome y pensando mejor en lo que haré, me pregunto si es la mejor opción ir a ese brindis en cuál Urss me invito; no quiero mostrarme grosero ante el tonto comunista, pues, ya había mandado un telegrama en donde la confirmaba que iría, no podía echarme para atrás. Esa no sería una buena jugada de mi parte. Por ese mismo hecho, ahora estoy frente al espejo de mi habitación acomodando el más mínimo detalle de mi traje; llámenme perfeccionista o pulcro rozando al extremismo, pero a mi me gusta tener todo limpio y en orden, más si se trata de mi apariencia. Siempre he pensado que una buen aspecto da una buena impresión.

—Vamos Reich, es solo un maldito brindis. No tienes motivos para ponerte nervioso.

Me reproche a mi mismo cuando sentí mis manos temblar, me di una última vista, ajuste el traje a mi cintura con mis manos y suspiré en busca de auto-consolarme. Volverlo a ver era algo que me mataba lentamente; convivir con aquella persona que significó tanto para mi, era tan dulce y su vez, tan triste. ¿Como se diría en una palabra? Ah, creo que ya lo tengo; nostálgico.

Baje a mi sala, en donde Berlín estaba sentado en uno de mis sillones, tomando una taza de té, lo había convocado aquí para que me llevara personalmente al brindis con Urss. ¿Por que? Aparte de ser mi vocero personal, era el único amigo que yo tenía, lo conocí desde bebé, él siempre estaba con mi padre y cuando era más pequeño, él algunas veces me cuidaba. Y en esta situación que es difícil para mi, tenerlo cerca me hace sentir algo de calma.

—Señor Reich, se ve espectacular.—me regalo una gentil sonrisa y me sonroje levemente.

—Gracias, Berlín... ¿ya llegó el carruaje?—intenté desviar la atención.

—Así es, señor Reich.—dejó la taza de té y nos dirigimos a la puerta en donde el la abrió para que yo saliera primero, pero antes, su voz me detuvo ya en medio de la puerta.— Disculpe, sé que no debería entrometerme en sus asuntos personales... pero, se lo que usted paso con el Señor Urss.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now