Temporada 1 :[Capitulo 23]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Third Reich había entendido lo que había hecho de su vida. Comprendió que su padre arruinó su vida. Y vio que ahora solo tenía dos opciones: ganar la guerra o suicidarse. Pero NUNCA morir a manos de sus enemigos.
Al final, el pobre alemán solo se arrinconó en la bañera y abrazándose, sintiendo como su sangre corría y sin ganas de cuidarse de sí mismo, solo se quedó viendo en un punto en donde su vista y mente se perdían.




El gran líder de Alemania; el Führer, el gran gobernante, el mismo hombre que juraba recuperar lo perdido, ahora mismo se encontraba destrozado. Sentía que ya no le quedaba nada de sí mismo. ¿Había hecho todo mal?, ¿en que había fallado? Se preguntaba.

Su puño ardía, dolía y sentía la calidez de su sangre correr. Débil, con su vista alejada de su realidad. Por su mente pasaban pequeños recuerdos de lo que alguna vez fue su vida; desde su niñez, hasta su miseria actual.

Lo pequeños y preciados momentos con su padre, cuando apenas era un niño y su progenitor lo cuidaba, lo amaba, y le hacía sentir que realmente podía llegar a tener una vida feliz, luego, la guerra, las tardes solitarias y frías; ver como aquella figura paterna de desvanecía en la oscuridad, entre sus brazos y más abatido que nunca desde la muerte de su queridísimo abuelo. Esos momentos qué pasó en soledad, dentro del palacio frío de su hogar, creciendo bajo el desprecio de todos, viviendo en el cónyuge del odio ajeno. Apenas era un niño, no entendía por que todos lo miraban como si fuese algo que no mereciese la pena.

Reich se preguntaba: "¿En que punto me perdí?" . ¿En que punto deje de vivir mi vida?" Ni él mismo sabía. El tiempo pasó, nada ni nadie lo salvó del sufrimiento; día tras día, noche tras noche, si no era la sombra de su padre, era la gente que lo odiaba, eran los moustros que lo aborrecían, por cosas que ni siquiera él había hecho. Creció como una flor bajo la sombra. Marchita.

Y por un instante, solo por unos momentos de su vida... comenzó a sentir que la vivía. Cuando conoció a ese chico; un peculiar hombre de rojo, con sus pequeñas pecas rubias, con esos ojos azul cielo y su voz... era como escuchar el canto de una esperanza. Él miró sus manos manchadas de sangre y por instantes, podía verse transformado en el mismo sujeto que antes amaba como progenitor y respetaba como hombre: su padre. Lo amaba, era la única familia que tenía, ¿en que punto su amor se transformó en odio?

¿Acaso nunca quiso darse cuenta de la realidad?,¿se rehusaba en aceptar que su padre lo maltrataba hasta que él mismo se agotaba de hacerlo?, ¿en que momento, su necesidad de sentirse aceptado le segó de su realidad? Nunca se había puesto a pensar de esta forma, mucho menos de aquel hombre.

Siempre sintió que algo le faltaba; lo sentía ahí, en su pecho. En su corazón. Ese profundo abismo en el, que siempre contemplaba. Reich pasó tanto tiempo mirando aquella oscuridad, contemplando el abismo, que ahora el mismo contempla a Third Reich. ¿Cuando fue el instante en el que tocó fondo?

El lider aleman, ya perdido en sus pensamientos, puso sus manos en su rostro dejando sus ojos entre las rendijas de sus dedos y sintió como ya no era capaz de soportar todo aquello que lo asfixiaba; sentía odio, muchísimo, no solo hacía los aliados. Sentía odio hacia todo el mundo. Buscaba a quien culpar, a quien poder incriminar por nacer en medio del sufrimiento que nunca pidió tener.

Entonces, por primera vez, el fue capaz de entender que quizás este era su destino; su sueño, era ser pintor. Fracaso. Su familia, siempre fue una mancha en la historia del mundo, y su condena, es cargar con el peso de aquellos que fueron sus antecesores. Y entonces, cuando creyó que podia tener una oportunidad, aún que sea la más mínima de ser feliz, el mismo se rebata ese sueño.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now