Temporada 3: [Capítulo 5]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Acariciaba con amor el vello rubio y rizado que crecía en el pecho de aquel hombre. Soltó la respiración con una sonrisa para alzar su cabeza encontrándose con un ojo herido y uno hermosamente azul. El contrario acaricio con gentileza la mejilla de la esvástica mientras le regalaba una cálida sonrisa.

Se quedaron unos minutos dejándose relajar por el agua, felices por la compañía y sintiendo sus corazones acelerados por el las caricias que se daban, realmente no podían pedir nada más.















Third Reich abrió los ojos, la ropa de su bata blanca se le ceñía al cuerpo por una humedad desconocida y no podía evitar sentirse desorientado. Observó todo el lugar a oscuras, pero su alrededor estaba empapado de un líquido caliente, su mano derecha estaba empuñando algo.

—¿Que... donde estoy? —susurró en medio de la oscuridad— ¿Urss..? , ¿Estas ahí?

Nadie le respondió. A gatas bajo de la que parecía ser la superficie de la blanda cama donde dormía con el soviético, se apoyó de las paredes para lograr llegar hasta el interruptor y encender la luz.

—¡AHHHHHH!

Grito desgarradoramente al ver su ropa,cuerpo y manos empapadas de sangre fresca. Miro su mano derecha en donde tenia empuñada un cuchillo manchado con aquel mismo espeso líquido rojo. Su cuerpo tembló totalmente horrorizado y con los ojos llenos de lagrimas soltó el arma punzante, observó sus extremidades hasta que lentamente enfocó su vista hasta aquella cama.

Lloro negando con la cabeza, con un nudo en el estómago sin poder creer lo que miraba; el soviético estaba tendido sobre las sábanas, con el estómago abierto y las tripas regadas sobre las almohadas hasta la cabecera. La garganta la tenía degollada con esa expresión neutral en su rostro, digna de alguien que murió sin esperarlo.

Tenía los ojos abiertos, sin su parche de hoz y martillo, dejando ver sus heridas sobre su párpado después aquel que antes era un hermoso ojo azul cielo ahora solo era una canica cían opaca que tenía un sendero de lagrimas secas que empapaban sus mejillas.

Retrocedió tembloroso hasta chocar su espalda contra la pared, sus piernas cedieron ante la debilidad y cayó lentamente hasta quedar sentado en el suelo, puso sus garras sobre su cabello apretando con desespero, llorando en estado de shock. Mirando esa masacre que tenía frente a sus propios ojos.

—Oh, Third Reich... —susurró una voz — ¿no te dije que esto terminaría pasando..? , no me dejaste opción.

Se quedó sin respiración al ver aquel hombre frente a él, usando aquel elegante traje militar negro, con la cruz de hierro sobre su corbata y esa esvástica en medio de su rostro, sus lagrimas corrían por montones cuando lo vio sonreír, pareciera que aquel impostor gozaba verlo sufrir tanto.

—Tu... —murmuró el alemán con notoria rabia.

—¿Creíste que te dejaría vivir en paz? —sonrió mascando sus dientes filosos— yo tomare todo lo que tienes, yo tomaré todo lo que amas... ¡yo tomaré todo lo que eres!

—¡CÁLLATE!

Enfurecido, casi en un estado de rabia, se aventó contra aquel impostor que juraba ser el verdadero Third Reich. Lo tumbó al suelo y montándose sobre de él, se fue directo a llenarle la cara de puñetazos. Aquella ilusión se reía desquiciado sin siquiera afectarle los golpes del alemán furioso.

—¡Mi niño, no me golpees por favor!

—N-No... tu ... no...

Palideció cuando aquella voz rogándole que se detuviera, ahora tenía debajo de él a su madre. Su cuerpo se sintió débil cuando fue visto por esos hermosos ojos turquesas que estaban llenas de lagrimas, se apartó de aquel cuerpo retrocediendo hasta alejarse lo suficiente de él.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now