Mi esvástica: [El inicio del final, parte 1]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Su ojo azul cielo se quedó perdido, viendo a la nada, pasmado totalmente. Ese infante hablaba alemán, es un alemán, le llamó de tal forma que solo pudo pensar que el pequeño contestó creyendo que él era su padre: Third Reich tiene un...

—...hijo —susurró casi sin voz— Reich... tienes un hijo...

Lentamente el teléfono se le resbaló de las manos, dejándolo caer al suelo.












Miró a su alrededor, confundida por no saber en donde se encontraba. Debía admitir que sentía algo de miedo por estar sola en ese lugar que le resultaba desconocido, no tenía a su padre o hermano a lado, estaba acostumbrada a que siempre le consintieran y cuidaran, que ahora, se siente indefensa.

—¿Hola..? —susurro con la voz temblorosa — ¿Donde estoy..? , ¿Ōto-san, estás aquí..?

Nadie le respondió, aquella oficina donde estaba parada era oscura, con un mal olor como si hubiera comida podrida regada sobre el escritorio lleno de papeles, con las paredes húmedas y sin mantenimiento. Camino lentamente, escuchando las hojas arrugadas que crujían bajo sus pies.

Frotó sus dedos sobre el tapiz percudido en polvo, a duras penas podía ver los planos pegados en la pared, la luz del lugar apenas y alumbraba, tenía una tonalidad roja. Se sintió curiosa al ver dibujos de una extraña cosa, parecía ser un... un algo hecho de metal o una especie de arma.

Se acercó a un plano de papel blanco opaco que estaba sobre una mesa larga, tenía dibujos con tinta negra y era igualito a todos los del lugar: era aquella misma cosa que parecía ser un cilindro largo cabezón. Una cosa hecha de acero, no podía entender que era. Leyó las letras que tenía arriba :

ATOMIC BOMB


Sus orejitas temblaron con miedo, comenzaba a sentir ansiedad al estar rodeada por todos aquellos planos con siempre aquel mismo dibujo. Retrocedió unos pasos, buscando la puerta para salir de ahí. Su colita felina se sacudió al escuchar unos pasos acercase al lugar. Rápidamente se escondió detrás de una pila enorme de cajas.

Asomó sus ojos castaños para ver ese hombre entrar a la oficina; alto, fornido, cabello rubio y ojos azules que brillaban tenuemente en la oscuridad de una habitación con poca iluminación. Lo miró caminar hasta el mismo escritorio, poniendo sus grandes manos en ese plano blanco. America sonrió levemente, apenas abriendo sus labios.

—Lo conseguí... —susurró mientras veía su creación aún plasmada en papel— por fin, lo conseguí. Con esto, terminaré con esta... miserable guerra.

Japón sintió sus ojos llenarse de lagrimas cuando se encendieron las luces; las paredes del lugar no solo estaban tapizadas con esos esquemas, también estaban pegadas innumerables fotografías de tres personas que supo reconocer al instante. Sus tíos Third Reich, Italia Fascista y de su padre, Imperio Japonés.

Se tapo la boca con las manos, para reprimir sus sollozos de terror. Las marcas de plumón rojo sobre las fotografías hacía que estas se vieran bizarras, con los ojos recordados y el nipón encerrado en un circulo trazado de forma brusca. El dictador postrado en la parte superior de todos, como si fuera el objetivo deseado. El fascista arrinconado al costado del asiático, como si este ya no fuera de prioridad. Ella se asustó, lloro en silencio por amordazarse con sus propias extremidades.

—¡LO CONSEGUÍ! —exclamó en medio de risas desquiciadas — ¡THIS WAR IS MINE!

Se quedó sentada sobre el suelo, negando con la cabeza, con sus orejas felinas gachas por el terror fluir por su sangre al escuchar tal exclamación salir de esa voz pesada, retrocedió, usando sus pies como soporte, buscando pegar su espalda contra la pared en busca de tener un respaldo en donde hacerse una bolita.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora