Temporada 2: [Capítulo 5]

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Anteriormente en: Mi esvástica

El se quedó en silencio unos segundos. Lentamente soltó mi brazo y vi como metía sus manos en los bolsos de su abrigo. Pensaba que se pondría triste, pero en sus ojos pude ver un brillo muy singular... ¿satisfacción?

Sin más, di media vuelta y salí a toda prisa del restaurante; mi cabeza seguía dando vueltas y vueltas sobre todo lo que Urss me había dicho. Empuñe la carta sobre mi mano y la estruje con fuerza. Soy el líder de Alemania y no puedo darme el lujo de que me vean la cara de idiota o de dudar sobre la historia de mi padre, pero algo me queda claro; descubriré cuál es la verdad.






[...]

Los pasos de un furioso alemán resonaban por el largo pasillo de su hogar; sus soldados custodios se miraban asustados y en silencio, se preguntaban, ¿que fue aquello que puso de tal humor al Führer? De cualquier forma, solo rezaban para que el dictador no se desahogara con ellos.

Berlín lo recibió en la entrada de su oficina personal; pero ver como su líder se acercaba con rapidez y con tal furia en sus ojos, no pudo evitar retroceder algunos pasos sintiéndose aterrado.

—Ven acá, bastardo.

Third Reich jalo a su mano derecha por el cuello de su camisa, arrastrándolo hasta entrar a su oficina privada. Lo aventó al siento de la silla que tenía enfrente de su escritorio y con gran furia estampó la carta ya abierta sobre el cuerpo de madera que tenía Berlín frente a él.

—¡DAME UNA MALDITA EXPLICACIÓN!.—grito Reich, colérico.— y más te vale que sea verdad lo que me dices.

A Berlín le temblaron las manos ante los potentes gritos de su líder. Tomó la carta y su expresión cambió lentamente mientras leía su contenido. Su rostro se deformó en una mueca de rabia, al mismo Führer le perturbó esa expresión en alguien que siempre tenía una cara de serenidad.

—¿Quien te dió está carta?.—pregunto, tuteando por primera vez a Reich desde que fue nombrado como el heredero de la nación.— ¡¿Quien fue él maldito que le entregó esta carta?!

El silencio se adueñó del ambiente, el tercer Reich se asombró por el abrupto cambio de actitud de su mano derecha, nunca lo había visto tan furioso.

—Eso no te incumbe, Berlín. Pero te repito, quiero una explicación. ¿Por que mi padre le escribió eso a Imperio Ruso?

—No puedo decirle.—ese tono de voz, no podía reconocer la voz que siempre escuchaba de su mano derecha.- Y esta carta, me la quedaré, Reich.

De nuevo, el alemán se sorprende. No solo lo esta tuteando,sino que también se niega a seguir sus órdenes.

—Te ordenó que me expliques la razón de esta carta. Ahora mismo, Berlín.

—Me niego.

Reich explotó. Con una gran rabia, tomó su escritorio y lo volteó con fuerza azotandolo contra la pared. Pero Berlín, se quedó inmóvil, mirando fijamente a su líder, que respiraba agitado y su rostro estaba tan rojo por la rabia, que no se le distinguía el círculo blanco en su centro.

—¿Como puedes hacerme esto, Berlín?, ¡Yo confío en ti!, ahora me das la espalda negándote a explicarme el motivo de ese mensaje, ¿por que mi padre escribió eso?, ¿que ocultan todos?, ¿por que... por que... —-

Las palabras se le fueron se la boca, junto con un aliento pesado. Third Reich se sintió desfallecer y sus piernas le fallaron por un repentino bajón de fuerzas. Antes de caer al suelo, rápidamente fue atrapado por los brazos de Berlín; quien lo abrazó y juntos en el suelo, acarició de nuevo el rostro de aquel ser que siempre miraba como si fuese su propio hijo.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now