Temporada 2: [Capítulo 8]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Más grande fue su sorpresa cuando noto que por primera vez el sovietico de movía para caminar directo hacia el alemán; este lo abrazó de la cintura y lo atrajo a su cuerpo. Y con su dedo pulgar, limpio un poco de la sangre que estaba cerca de los labios de su amante, solo para poder besarlo.

El mundo se le cayó encima a Polonia, no solo estaba viendo con sus propios ojos como dos malditos malnacidos se besaban frente a él; Urss definitivamente no era del bando aliado y su destino sería morir a manos de ellos.







[...]

Aquella prision olía fatal, combinación de sangre, suciedad, agua de cañería y desesperación. Era un panorama deplorable y nadie sería capaz de aguantar la estadía ahí por más de dos días. Pero Checoslovaquia llevaba más de un mes ahí, ya no era capaz de seguir, no tenía fuerzas para oponerse y eso ya lo había notado Third Reich.

Una pareja estaba observando como aquella pequeña potencia estaba encadenada de las muñecas, haciendo que su cuerpo quedara colgado del techo. Estaba lleno de marcas de tortura, pero al menos seguía vivo. Aún qué para ser sinceros, él preferiría estar muerto.

El sovietico dio una mirada rápida a todo el lugar y solo hizo un gesto que denotaba, quizás, aprobación. Él no era un ángel, igual sabía torturar, solo que para su punto de vista , Third Reich era "suave" para hacerlo. Urss consideraba que el alemán contenía su mano al momento de torturar a la gente, pero seguramente lo era así por que aún los quería vivos. ¿Cuál es el chiste en torturar a un muerto?

—Entonces Reich, ¿cuál es tu plan?—comentó Urss, mientras veía el maltratado cuerpo del checoslovaco.—¿Solo seguir turturandolos?

—No, en algún punto deben de ceder.

—Ya veo... así que quieres que trabajen para ti.

—Así es, y este pequeñín de aquí.—dijo Reich mientras colocaba su dedo índice sobre el mentón del prisionero y lo obligó alzar la cabeza.—Esta a punto de ceder, ¿verdad, kleine Schlampe?

Los ojos de Checoslovaquia se llenaron de lagrimas y cayeron a mares. Su llanto era en silencio y su mirada gritaba: "por favor, detente...". Third Reich sonrió y después lo soltó. Se acercó de nuevo al sovietico.

—Me sorprende que ellos resistieran hasta este punto, son más fuertes de lo que creí.—confesó Urss.

Mein führer rio por de bajo, mientras uno de sus soldados le pasaba un cambio nuevo de guantes, por que los suyos estaban empapados de sangre. Igual se cambio la gabardina negra. Solo que un pequeño detalle hizo que su acompañante lo viera extrañado, Reich le dio la espalda para cambiarse la gabardina, es decir, eso es algo trivial pero para alguien tan observador para Urss, fue un detalle que lo extraño. Pero decidió no preguntar.

—No todas las personas son tan fuertes ni débiles como aparentan, Soviet. Cuídate de los fuertes que aparentan ser débiles.

—¿De donde sacaste esa conclusiones, Reich?

Un segundo de silencio. Pareciera que el alemán hubiese recordado algo que le afectó. De nuevo el sovietico se percata de eso.

—Experiencia... —susurró.

—Hummm... ya veo.

Mientras ambos pensaban que lo mejor era ya no seguir hablando,uno de ellos saca un cigarrillo y lo enciende para dar una calada onda. Mientras el comunista disfrutaba en silencio de aquel sabor del humo, se dedicó a observar al pequeño alemán frente a él.

Había algo diferente, no sabía identificar que era, pero sin duda algo era nuevo en Reich. Su personalidad era diferente, se le notaba agotado, distraído, e incluso a veces el mismo se confundía ante las acciones que su amante tenía.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now