AIKO
♫Karma kioku o tadoru tabi ni onaji basho de itsu mo miushinau kokoro...♫
Mi canción favorita deleita mis oídos a través de los auriculares inalámbricos. Mientras la peculiar melodía estimula mi cerebro y mis neuronas reproducen el placer como un agradable hormigueo que se origina en mi corteza cerebral y se extiende por mi cuerpo hasta erizarme la piel, divido mi atención entre observar la pantalla de mi teléfono y vigilar la mansión de Estefanía. Ni el más grande de los placeres anularía el juicio de mi lóbulo frontal ni me distraería de mi verdadero objetivo.
Estefanía, el corderito herido psicológica y económicamente, es una presa ideal para ejecutar el escenario que tengo en mente. La pieza inicial de una fila de fichas que caerán una detrás de otra para conformar la espiral del karma. Hace casi una hora, la miserable Estefanía se paseaba frente a la ventana de su habitación como una encarnación de la desesperación que gritaba, lloraba y se tiraba de los pelos al hablar con alguien por teléfono. Por mucho que sus días de encierro y terapia la hayan privado de una dosis analgésica, la realidad no ha cambiado. Las deudas siguen gangrenando su patética vida de modelo con la fama en el cementerio y el prestigio por el suelo.
Una humilde y joven mujer de rasgos latinos, una de esas con las que una clasista como Estefanía no se reuniría salvo para explotarla laboralmente, como mínimo, interrumpió el drama de la princesa en decadencia al pulsar el timbre de la mansión. La escurridiza Estefanía apenas asomó la cabeza por la puerta principal para recibirla. Comprensible, intenta pasar desapercibida para que todos crean que sigue internada en el centro de desintoxicación. Cuánta pena me das, reina sin corona, la misma que me daría una serpiente pisoteada y magullada como tú que volvería a humillar a los débiles en cuanto pudiera levantar la cabeza de nuevo, por lo que habrá que cortártela en el momento oportuno de una vez y para siempre. Por ahora, me interesa que te sigas arrastrando.
Como intuía, la mujer latina vino a ejercer el oficio de empleada doméstica, pues sale de la mansión con un par de bolsas de basura. Pude aprovechar su llegada para presentarme ante Estefanía, pero mi presa se habría ahuyentado al verme. Esta chica es mi pasaporte para colarme en la madriguera del conejo y acorralarlo en su propio dominio. Por ello, me cruzo en el camino de la empleada cuando regresa de los contenedores de basura. Mi elegante traje de oficinista, mis enormes gafas, mi maletín negro y mi educado porte bastan para causar el impacto que deseo en ella. No escogí este disfraz al azar.
—Buenas tardes. —Le corto el paso antes de que se refugie en la propiedad.
—Buenas tardes, señorita. ¿Qué se le ofrece? —Pobre muchacha, espero que me ahorre el tener que intimidarla. Solo es una persona que busca prosperar en la vida, aunque eso no la exime del pecado de ocultar alguna maldad en su interior.
—La señorita Estefanía y yo habíamos concertado una cita para esta hora. Si es tan amable de dejarme pasar...
—No, no puedo. Eso es imposible. La señorita Estefanía no se encuentra, está internada en un centro para personas con adicción. Si me disculpa... —Error. Respuesta equivocada. ¿Por qué tuviste que mentirme?
—¿Trabajas aquí? —Al lanzar la pregunta, la joven, que me rodeaba para resguardarse en la fortaleza, me mira con espanto, como si el miedo la hubiera poseído de un segundo a otro. ¡Ya la tengo!
—¿T-Trabajar? ¡No! Nada de eso. Soy una amiga de la familia. —Y yo soy su Alteza Imperial la princesa de Japón. Bien, veamos quién miente mejor y se luce con su actuación—. Yo... no más vengo a echarles una manito. Q-Que tenga una buena tarde, señorita.
—Disculpa, pero detesto que me tomen el pelo —replico con más firmeza y la intimido con la mirada antes de que cierre el portón de reja—. Soy una abogada del gabinete Schmidt y Asociados, una firma seria, y sé perfectamente que Estefanía está ahí.
ESTÁS LEYENDO
La hermana de mi exnovio [En proceso]
Teen FictionLa experiencia me enseñó que las vidas perfectas no existen, pero la mía con Laura me hacía feliz. Sin embargo, nuestra vida de ensueño se convirtió en pesadilla cuando ELLA apareció... *©2021 Luis E. Bermúdez* *Todos los derechos reservados* *No au...