Prólogo - Capítulo 1

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"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos." Julio Cortazar.

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Nuestros protagonistas pasaron por momentos que pocos pueden vivir, con un comienzo bastante raro pero al mismo tiempo romántico.

Qué lástima que pensaron que los finales felices son para todos.

¿Ellos tendrán uno?

¿Te animas a averiguarlo?

Capítulo 1.

Narra Victoria:

¿Qué es el amor? No lo sé. Jamás me he enamorado.

Algunos dicen que es hermoso, sientes maravillas, emociones gratas, mariposas en el estómago, ganas de vivir.

Otros dicen que es algo doloroso, la depresión te mata lentamente, las ganas de llorar aparecen a cada momento, te duele el corazón como si lo hubieran pateado una y otra vez.

Pero tú eliges quién te rompe el corazón, –o eso dijo Augustus Waters–.

En mi opinión, es verdad. Cuando conoces a la persona, sabes de qué tipo es y si sería capaz de dañarte.

Pero luego recuerdo que existen personas falsas en el mundo, con el poder de dañarte sin piedad y mis ideas bien ilustradas, caen rendidas y cambian de parecer al instante.

— Victoria. Victoria. —Me llamó Christian mientras agarraba mi rostro con sus dedos y hacía que lo mire—. ¿Estás bien? ¿Qué carajo te sucede últimamente?

Christian es mi novio, me gusta, le tengo mucho cariño, pero ha estado actuando raro en los últimos meses. Creo que se ha puesto egocéntrico, posesivo, celoso. Ya no lo conozco.

— Perdón. Estaba... —Hice una pausa inventando una excusa creíble—. Pensando en todas las pruebas que tengo ésta semana.

Hizo una mueca, rogué que se lo creyera. Luego asintió y siguió hablando con sus amigos del equipo de fútbol, por suerte. Estábamos en el almuerzo. Sí, me hizo sentarme con él y los brutos de sus "compadres", según los describe Chris. Al parecer llegaron muchos chicos nuevos y no quiere tener que golpearlos por andar mirándome. Lo sé, estúpido.

Tenía la fama del típico bravucón de la secundaria, claro que yo le puse sus puntos.

¿Gobernado? Ojalá. No me hace caso nunca, se emborracha siempre, se escapa de casa y a veces fuma. No digo que no me he emborrachado una vez, ni que no he escapado de casa. Eso sí lo hice hace meses atrás, pero él lo hace siempre. ¿Y fumar? Sólo tiene diecisiete años. Al igual que yo.

Creo que el que se lleva el papel de "gobernado" en esta relación soy yo, desgraciadamente.

Sé que parezco una histérica. Estoy consciente de que no soy su madre y, por lo tanto, no me debería meter. Sin embargo, se me hace muy difícil no incomodarme por tales actitudes, de vez en cuando.

A veces siento que yo podría ser la chica más feliz, pero que aún no he encontrado a la persona. No digo que la felicidad de uno dependa de con quién esté, pero tiene que ver. Giré mi rostro hacia a Christian. Él no debe ser, pensé algo desilusionada. Aquello me rompe el alma.

¿Quién era ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora