Capítulo 40

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— No quiero ir a la escuela. —Me quejo, mientras voy haciéndome una idea de las ojeras que debo tener. No necesito ni escucharla para saber que se negará rotundamente a mi falta, pero hice el intento.

Respira, cierra los ojos por un instante y asiente—. Está bien.

Sabía que no me dejar... ¿Qué?
Achino los ojos y frunzo el ceño—. ¿Lo dices en serio?

— Sí. —Se acerca y se sienta a mi lado. Sus pupilas estaban dilatadas y rojas, tampoco había tenido una linda noche. Sus los labios se encontraban secos y pude notar que su anillo de casamiento no lo llevaba puesto, lo que hizo sentirme bien, pero extraña a la vez—. Max tampoco irá.

Asiento mientras permanezco callada. Cuando desperté, él ya no estaba. ¿Se habrá ido a penas me dormí?

— Tú también quédate.

— No. —Se niega—. Ya perdí muchos días de trabajo.

— Pierde uno más. —Insisto—. No puedes ir así. Tu falta de sueño es notable. Estás estresada. Por favor. Los tres nos merecemos este día libre.

Las lágrimas brotan de sus ojos, de la nada–. Me engañó.

Oh no... Había escuchado.

– Mamá... –Agarro su mano y apoyo su cabeza sobre mi hombro, mientras llora.

– Necesito tu perdón, hija. Estuve comportándome como una basura. Ahora entiendo cómo tu padre me dejó. Y entiendo si tampoco quieres vivir conmigo después de esto.

– No digas eso. –Acaricio su espalda–. Terminaré el año contigo, acompañándote y apoyándote. Estos meses fueron duros para todos. No mereces estar sola. No es justo.

– No. No es justo lo que te hice a ti. –Me mira mientras se vuelve a erguir–. Te maltraté tanto, cuando sólo me cuidabas. Bebí demasiado, mientras tú me acogías, ¿qué clase de madre hace eso? Me he convertido en una loca, infeliz y desgraciada.

– ¡Basta! Ya pasó, deja de culparte por eso, no ganas nada haciéndolo. –Retengo mi llanto–. Sólo prométeme que jamás lo volverás a hacer.

– Lo prometo, Vickita. No lo haré nunca más. –Acarició mi cabello–. Remediaré todo el daño que te hice. Seré la madre que te mereces.

Le sonrío y asiento. Mi madre está de vuelta.

Pero mi padre no...

(...)

Me tapo con las sábanas, me acomodo y bebo de mi té. Siento una fuerte opresión en el pecho por las palabras y golpes de Ben, no lo conozco. Sin embargo, él ya no es nadie en mi vida íntima. Sólo hay espacio en ella para Max y mi madre.

Dejo la taza vacía en mi mesa de luz y apoyo mi espalda sobre las almohadas. Estiro mi brazo y enciendo mi celular, que por fortuna mía, aún tenía batería.

Eran las once de la mañana, no dormí demasiado pero lo suficiente para hacer que parte de mis ojeras, desaparecieran.

Cuando quiero abrir Wattpad, me empiezan a entrar muchos mensajes.

De Melissa:

Vicky, ¿te encuentras bien? ¿Por qué faltaste? Tú nunca haces eso. Llámame. [8:13 a.m.]

De Lola:

Viiiiickyyy. ¿Qué te ha pasado? ¿Max está bien? No es propio suyo faltar. Por cualquier cosa escríbeme, amiga. [9:01 a.m.]

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now