Capítulo 32

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– ¿Viste que nosotros siempre viajamos por el trabajo, no?

Asiento con la cabeza. – Sí.

– Ésta vez, él se fue, solito. Sin avisarme, ni decir adónde, o con quién, sólo se fue. – Vi la fuerza que ponía para retener las lágrimas. – Se toma las peleas muy en serio.

– ¿Por qué pelean? – Niego con la cabeza, tal vez no es de mi incumbencia, pero ya llevan unos meses bastante distanciados.

– De la vida, no lo sé. Economía, trabajo. A veces son peleas insignificantes, tontas, absurdas; aunque se van intensificando. – Mira al piso y luego vuelve su cabeza a mí –. No te preocupes. – Habla mi madre. – Todo se va a arreglar. No tienes que sentirte mal por problemas míos con Ben.

– Sí, mamá. – Pongo una mano sobre la suya y me sonríe calmada. Max entra a la habitación y la saluda, luego a mí.

Ya son las seis de la tarde. Subo a mi cuarto y termino de hacer tareas, luego agarro mi laptop y empiezo a revisar Universidades, pero tampoco me tengo que adelantar, esto lo decidiré en familia, y cuando me haga el test vocacional, para lo que no falta mucho.
Además, el lugar al que iré, dónde me quedaré, el trabajo que conseguiré, todo tengo que planearlo con ellos, en calma.

Vi que en el grupo de WhatsApp, Melissa y Lola estaban hablando. Lo pongo en silencio, no tengo muchas ganas de escribir ahora.

Camino hasta mi estante y agarro Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne y me sumerjo en la lectura una vez más, recordando cuando encontré el libro en la camioneta de Logan.

(...)

– Creo que mi charla con él no ayudó mucho. – Le comento a Lola, viendo de lejos a Christian, junto a un grupo de chicos, que dejan mucho que desear respecto a sus comportamientos. Se la pasan molestando, burlándose de los demás.

– Pues sí. – Habla ella. – Pero por lo menos está acompañado.

– De cualquier manera – le digo, mirando a otro lado – yo ya hablé con él, le dije que no podía seguir así. Si Chris siguió por su camino, me importa tres cominos. Yo hice lo correcto, no voy a estar detrás de él para consolarlo toda la vida.

– Correcto. – Me mira orgullosa mi amiga, y de lejos percibo a Melissa y Thiago acercándose a nosotros, con las manos entrelazadas. Son una hermosa pareja.

– ¡Hola, hola! – Saluda emocionada la rubia. – ¿Están listas para clases?

Ugh... Geografía. – Se queja Thiago y todas nos reímos.

– Si tan puto te parece el profesor – habla Logan apareciendo –, entonces ten cuidado, puedes pillarlo mirándote el culo.

Es imposible evitar reír. Me abraza por la cintura riendo y veo cómo Thi intenta reprimir su risa.

– Pobre Thiago, – le hablo – si lo agarra, es su fin.

La risa de Logan sobre mi oreja es música para mis oídos, ¿es posible que sea perfecto hasta para eso?
Toca el timbre y nos disponemos a avanzar a nuestras respectivas aulas.

(...)

Y como es de costumbre, Logan me trae para mi casa. Teníamos que hacer un trabajo para el profesor Philip –que es un gay reprimido, según Thiago–. Entro a la casa, mi madre no estaba, y como ya me lo esperaba, Max y mi padre tampoco.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now