Capítulo 34

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Vi el auto de Finn alejarse. Respiré hondo, cerré los ojos, luego los abrí y giré hacia Logan. Tenía una camisa negra, unos jeans azules y unas Vans negras, también. Su pelo levemente desordenado lo hacía ver tan guapo, más de lo que es.

Le sonreí, su semblante estaba serio, con las manos en los bolsillos. Pero a medida que se acercaba a mí, sonreía un poco más.
Hace una hora, estaba intentando no romper en llanto al frente de Finn, me hizo sentirme mejor, pero ahora creo que no estoy con ánimos de pelear. En realidad, no lo estoy nunca, es sólo que no quiero desanimarme nuevamente.

– ¿Estás bien? –Pregunta mientras se acerca a mí.

No me deja contestar, me agarra de la cintura y estampa mis labios con los suyos. Se siente tan bien, llevo mis manos a su cuello y le correspondo.
Una ráfaga de viento helado nos pega y me separo.

– Entremos. –Ordena y nos encaminamos a mi casa. Una vez que entramos, habla:– ¿Quién era?

Sé que se refiere al auto, y también estoy consciente de que si le digo quién fue, empezará a gritar. Vamos al comedor y cierro la puerta.

– ¿Quieres algo de tomar? – Le ofrezco, cambiando de tema.

Mhm... Un vaso de agua no estaría mal.

Camino hasta la cocina, que está pegada al comedor y luego aparezco con un vaso de agua en mano. Él se encontraba sentado en una silla. Se lo entrego y me siento en su regazo.

– ¿Por qué me llamaste? – Acaricia mi espalda.

– Porque estaba mal. Mi padre se fue de la casa y Helen lo único que sabe hacer es beber. –Le confieso, no sé si debí hacerlo, son cosas privadas pero él me cuenta las suyas siempre. Además, si Finn lo sabe, él tiene el doble de derecho a enterarse.

– ¿Y Max?

– No lo se. –Me encojo de hombros–. Es Viernes a la noche, dudo que vuelva a casa hasta mañana.

– Entiendo... ¿Y quién era el del auto? –Me mira atento mientras vuelve a repetir esa pregunta.

– ¿Quién? –Río nerviosa.

– Victoria... –Habla severo, sube una ceja y deja el vaso en la mesa a su costado–. ¿Qué me ocultas?

– Nada, ¿por qué? –Sonrío con inocencia. Me paro y me alejo de él, para luego agarrarme el pelo en una colita. Los nervios me estaban acalorando. Sé lo que se avecina.

– Entonces, ¿por qué no me cuentas quién era el del vehículo? –Apoya sus codos en las piernas y sujeta su rostro entre sus manos. Más adorable no se podía ver.

Respiro hondo por tercera vez en el día, si mis cálculos no me fallan. No se me ocurre nada mejor que jugar con mis dedos.
¿Cómo le digo? Busqué palabras, pero no las encontraba, de cualquier manera se molestaría.

– Ya te pusiste nerviosa. –Su gruesa y seductora voz me saca de mis pensamientos.

– Te vas a enojar...

– Me estás asustando. –Se pone derecho y achina los ojos, luego los abre como platos–. ¡¿Era Christian?!

– ¿Qué? –Subo mis cejas, realmente sorprendida–. ¡No!

– ¿Entonces...?

– Fue... –Me relamo los labios y busco un punto de la habitación para mirar fijamente. – Eh... Finn...

Se queda mirándome fijamente con una expresión neutra, cuando termine de digerir mis palabras, explotará.

– ¿Finn? ¿¿Finn Turner?? –Hace una mueca de asco–. ¡Tu ex!

Me aclaro la garganta–. No hicimos na-

– ¿¡Saliste con él!? –Alza la voz.

– Mi madre está durmiendo. –Lo fulmino con la mirada y me cruzo de brazos.

Narra Logan:

¿¿Con ese imbécil?? ¿Salió un Viernes a la noche, en busca de consuelo, con ese? Esta mujer me va a volver jodidamente loco.

– ¿Lo dices en serio? –Pregunto desesperado–. ¿Lo besaste?

La verdad es que no quería la respuesta, sin embargo, por el fondo sé que jamás podría hacerme esto.

No puedo creer que dude de ella, jamás me ha mentido –desde que empezamos a salir– ni me ha dado motivos para hacerlo, tal vez estoy tan desquiciado porque aún no supero la imagen de Christian obligándola a besarlo.

– Ya te estás poniendo paranoico. –Bufa.

«El amor me vuelve paranoico.»

– ¿Y cómo esperas que reaccione? –Le pregunto–. Es como si yo te dijera que salí con Jessica.

– ¡No la metas en esto! –Gruñe–. ¿Por qué siempre la nombras? ¿Por qué siempre buscas meterla en las conversaciones?

– No me cambies de tema. ¡Tú saliste con tu jodido ex, para sentirte bien!

– ¡Pero no hicimos nada! –Separa sus brazos y aprieta los puños.

– ¿Por qué saliste con él? –Me paro de mi lugar y me acerco a ella.

– Porque nadie más estaba, y yo quería que alguien me consolara. –Se excusó.

– ¿Y tenías que elegir a ese imbécil? –Golpeo mis piernas con las palmas de mis manos.

– Su nombre es Finn, y estuvo cuando nadie más me pudo acompañar.

– ¡Yo estaba ocupado! –Le recordé–. Mi celular había muerto y recién cuando volví a casa lo vi, ¿no me pudiste esperar una jodida hora, Victoria?

– Finn ya me había confirmado. Además, es mi amigo, puedo salir con él cuando quiera. ¡Es más! Puedo salir con toda la gente que se me plazca.

– ¡Eso va a cambiar! Eres mi novia, no quiero que seas su amiga.

– ¡Te equivocas, Logan! ¡Yo no soy tu novia! –Empieza a reír sin gracia–. Nunca me lo pediste.

– Pero tampoco somos amigos. –Avanzo más hacia ella, quién retrocede. Me hierve la sangre en imaginarla con otro hombre siquiera.

– Si viniste a pelear, vete de mi casa. Ya tengo muchos problemas.

– ¡Estoy aquí para hablar, hablemos y arreglemos estos malditos problemas!

– ¡Deja de maldecir por una vez! –Agita las manos en el aire–. Y no estamos arreglando nada, sólo estamos gritando.

No puedo evitar gritar cuando se trata de ella y Finn.
Intento responderle, pero siento que una puerta a mis espaldas se abre, y me callo. Volteo y veo a una mujer en pijama, parecida a Victoria. Rubia, no muy alta, con labios bien rojos, al igual que ella. Su madre.

Parecía sorprendida y confundida, no sólo por la situación que tenía enfrente, sino por algo más, como si estuviera borracha. Ah, eso tiene sentido, claro que yo no pienso juzgarla, está pasando un momento difícil y yo no soy quién para hacerlo– Eh... ¿Qué es esto? –Habla con dificultad.

– Vete a dormir, Helen. –Habla Vicky, severa, su semblante seguía serio y sus brazos estaban nuevamente cruzados entre sí–. Ahora no, por favor.

– No. –Digo por fin–. Ya me iba. –Miro a la mujer–. Perdón, señora Clark. Buenas noches. –Le hago un saludo de cabeza.

– Bu... Buenas noches–. Contesta, no tan segura.

Me acerco a Vicky para plantarle un beso en los labios pero mueve la cabeza y termino besando su mejilla. Me doy la vuelta, algo desilusionado y camino hasta la salida, abro, salgo y cierro detrás de mí.

No sé si se negó a besarme porque estaba enojada o porque la madre no sabe nada; tal vez por ambas.

«Espero que no tenga problemas por mi culpa.» Pienso mientras camino hasta la camioneta.
La enciendo y arranco a la casa de Drew, no quiero ir a la mía ahora, no estoy se humor.

¿Quién era ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora