Capítulo 63

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Narra Logan:

— Por eso, la tragedia es una forma literaria teatral. —Explica mi novia, o creo que eso dijo. Ya ni sé si me habla a mí o estudia en voz alta. El celular me vibra y lo miro. Siento mis músculos doler de tanto contraerlos, pierdo la cordura y la noción del tiempo con mi teléfono. — Así fue como Brad Pitt me dejó embarazada.

«¿¡Qué!?» Levanto la vista aterrado y confundido, a la vez. Victoria me observaba con el ceño fruncido y una leve sonrisa burlona, muy similar a la mía.

— ¿En dónde está tu cabeza?

— Perdón. —Me disculpo—. Sé que son los exámenes finales, por ende, debo prestar más atención y tú lo único que haces es ayudarme. Estoy consciente que no coopero demasiado pero, por favor, nena, es Viernes.

Cierra los ojos mientras se agarra la cuenca de la nariz y luego me mira—. Está bien. Debo estar muy insoportable, obsesionada y desesperada, como para mantenerte encerrado un Viernes por la tarde en la biblioteca.

Le sonrío en forma de agradecimiento mientras cierro mi libro y lo guardo en mi mochila. Ella hace lo mismo—. Sé que estás preocupada por los exámenes, pero eres inteligente y son la próxima semana; tienes tiempo, no es necesario que estés de esta manera. Relájate. —Extiendo mi mano hasta que captura la suya.

Me dedica una sonrisa nerviosa—. Es que necesito excelentes notas para la Universidad de Mi... —su voz se quiebra y frunzo el ceño.

— ¿Qué? ¿Qué ibas a decir?

Se muerde el labio mientras se levanta de su asiento un tanto exasperada y coloca el bolso sobre su hombro—. Me acabo de acordar que tengo que buscar unos papeles en la casa de Lola.

— Victoria... —la severidad resalta en mi tono de voz, al momento en que me levanto y la sigo. Cruzamos los grandes estantes repletos de libros, algunos viejos, otros nuevos; hasta llegar a la salida, cruzar esas grandes puertas, y yo aún sin conseguir respuesta.

— Estás llegando tarde, tu turno en la tienda empieza dentro de quince minutos, Logan.

Encierro mi mano sobre la suya y la obligo a mirarme—. Mi turno empieza en dos horas. ¿Qué ibas a decir? ¿Una Universidad?

Vuelve a morderse el labio, algo que hace despertar mi tentación por besarla de una manera dramática y poco apropiada para un ambiente público. También juega con sus anillos y pulseras, dándome la pauta de que sus nervios se elevan a niveles preocupantes.

— No quería que te enteraras así. —Habla luego de unos minutos.

— ¿Enterarme de qué? —Pongo cara de afligido. Me estaba asustando.

Luego de unos instantes se digna a levantar la vista y mirarme a los ojos—. Quiero ir a la Universidad de Michigan. Cerca de Detroit.

Mis labios quedaron entre abiertos. No era lo que esperaba, pero la razón de su preocupación me cayó como un balde de agua fría.

— ¡Y es buenísimo! Estás así porque no iremos a la misma Universidad, ¿eso es cierto?

Asiente levemente con la cabeza sin dejar de mirarme.

Continué:— Eso no hará que nos separemos. —Las palabras salieron de mis labios sin que pudiera analizarlas siquiera.

Frunció el ceño—. ¿No estarás planeando mudarte conmigo para estar juntos, verdad?

— Te amo y no quiero alejarme más de ti. —Acaricié su rostro—. Ya hemos tenido muchos baches, Christian, Jessica, Finn... no dejaremos que una Universidad nos separe esta vez. —Sin embargo, ella se alejó algo sorprendida.

— ¿Estás loco? Mira, también te amo Logan, de eso no hay duda, pero estás hablando sin sentido. No piensas lo que está sucediendo. —Frunció los labios—. No dejarás tu futuro por esto.

— ¿Esto? ¿Qué cosa? Porque si te refieres a lo nuestro, dejaría lo que sea. —Me observó como si me hubiese nacido una segunda cabeza—. No lo entiendes...

— No, no. Tú no lo entiendes. No voy a permitir que... —hizo una pausa—, tu futuro está en Chicago. No vas a abandonar todo por mí.

— No pienses que lo hago sólo por ti, porque lo hago por mí también. Eres la razón de mi felicidad.

Negó con la cabeza mientras empezó a caminar hacia la esquina, mirando un punto muerto de las vidrieras de la cuadra de enfrente.

— Eres mi futuro, Victoria. —Hablé poniéndome al frente de ella. Extendió la mano llamando un taxi—. ¿Tú no lo harías por mí?

— No me pongas en este lugar. —Me pidió, mientras un auto amarillo estacionaba a unos metros de nosotros.

— No te irás en ese taxi, yo te llevo.

— Logan... —coloca su mano en mi mejilla—. Te amo, pero no permitiré que vengas conmigo y arruines tu futuro.

— Responde mi pregunta, ¿tú lo harías por mí?

Me observó de una manera en la que jamás lo había hecho. No podía entender qué quería expresar: si confusión o amor, si tristeza o alegría.

— Hablamos luego. —Finalizó mientras se daba la vuelta y caminaba hacia el vehículo, sosteniendo con firmeza las tiras de su cartera. Apreté la mandíbula, conteniendo esas fuertes ganas por ir y detenerla, besarla y demostrarle el cariño que le tengo.

La vi alejarse y sentí un vacío inmenso. ¿Es eso lo que sentiré cuando ella se vaya? No podía permitírmelo. La amo, como jamás amé a alguien.

Suspiré pesadamente, ¿qué podría ser peor?

— ¿Logan? —Una voz chillona habló a mis espaldas.

El corazón me saltó hasta la garganta. No podía ser posible. Me di la vuelta, esperanzado de que no encontrara a la persona que estaba pensando, pero mis deseos no se hicieron realidad.

— Mónica...

(...)

Narra Victoria:

— Por supuesto que lo amo, y sé que aunque suene loco, dejaría todo por él: Michigan, estudios, futuro. Podría conseguirme otra carrera tal vez, con tal de quedarme a su lado. Pero si le digo esto que siento, estaría estimándolo a que abandone su futuro por mí, algo que jamás me perdonaría.

— Pero eso ya no es elección tuya, Vicky. Tiene dieciocho años, puede elegir qué hacer o no con su vida. —Melissa colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Miré afligida al piso, imaginando una vida universitaria con Logan. Sería perfecta, pero para mí, no para él. Toda su familia espera que estudie en Chicago, no puedo arrebatarles eso, perdón, no debo.

— ¿Y si terminamos? ¿Qué haría él de su vida? —Llevé ambas manos a mi cara y la froté.

— Deja de pensar en lo peor, dudo que terminen, nunca te vi tan enamorada...

— No tiene nada que ver. —Me levanté y caminé hacia la ventana. Estaba lloviendo, amaba la lluvia, nunca supe por qué.

— ¿Me puedo quedar a dormir? —Preguntó mientras escuchaba las gotas chocar contra el vidrio de cristal. La miré y asentí.

— Seguro. —Sonreí de lado, aún pensando en qué haré si Logan no cambia de opinión.

Narra XX:

Las pisadas suenan frescas, el lodo viscoso salpica de manera exagerada. Las gotas de lluvia chocan contra mi capucha y los rayos resuenan en los cielos, iluminando todo el ambiente.

De lejos veo a Victoria apoyada en la ventana, tan bella como siempre.

— Ya nos reencontraremos, Vicky, y lamentarás todo lo que has hecho. —Sonrío—. Voy a cobrarme algunas cuentas.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now