Capítulo 43

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Narra Victoria:

Luego de que Melissa se fuera, me dispuse a seguir platicando con Lola, supongo que terminaremos el proyecto en mi casa.

– Entonces, ¿hacemos el Volcán Estromboliano? –Hizo una pregunta sobre nuestro trabajo.

– Sí, para hacerlo en una maqueta es más fácil. –Le aseguré mientras guardaba los apuntes en la mochila.

– Está bien. –Asintió y miró su teléfono–. Max dice que Finn nos llevará a tu casa, y de paso se quedará allí para hacer el trabajo con él.

Asentí lentamente, intentando ignorar lo que me traerá eso–. Correcto.

– ¿Y? –Subió una ceja. La observé con detenimiento, sin saber adónde quería llegar.

– ¿Y, qué? –Reí, colgando la mochila en mi hombro.

– ¿Cómo te fue en la cena con Logan? –Preguntó entusiasmada mientras llevaba un mechón de pelo detrás de su oreja.

– Oh... –Me ruboricé–. Es largo... Te lo cuento en casa.

No les he dicho a ninguna de las dos, lo que hice con Logan. Me da demasiada vergüenza, tampoco les comenté lo sucedido con Ben. Creo que se los contaré otro día, claro que lo hablaré con Max antes. Pero por el momento, prefiero mantenerme callada.

– ¡No! ¡Ahora! –Chilló emocionada.

Sonreí sin poder evitar pensar en Logan. Hasta podría jurar que sentía el olor de su colonia. «Creo que me estoy volviendo loca.»

– Me llevó a la casa de su padrastro. Cenamos, era todo muy lindo. Él fue un caballero, y por primera vez, pasamos más de una hora juntos sin que me haga una escena de celos enfermiza. –Bromeé. No quería dar más detalles, sentía que era muy privado, tampoco iba a contar cosas íntimas sobre la familia paterna de mi novio, o lo que sea que seamos.

– ¿Y no hicieron nada más...? –Una sonrisa maliciosa apareció en su rostro. Oh, Dolores.

Quedé estática en mi lugar con los ojos bien abiertos. Abrí la boca para negar su idea, pero la voz de Finn me interrumpió. ¿Debía sentirme alegre?

– ¡Hola, chicas! –Apareció un muy guapo Finn. Es decir... Ugh, ignoren mis comentarios innecesarios. Le correspondimos el saludo–. ¿Están listas?

– Sí. –Lola habló por mí. Los ojos del castaño volaron hacia los míos pero agaché la mirada. No sé cómo mirarlo a la cara, cortamos, me lleva a comer para animarme y dejamos de hablar por un tiempo. Más bien yo le dejo de hablar. Sólo compartimos mensajes.

– Bien. –Continuó hablando–. ¿Vamos?

Asentí con la cabeza y le agradecí. Lola se adelantó y se subió a la camioneta. Yo aceleré el paso pero Finn tomó mi mano y me detuvo. Paralizada, miré su agarre, el cuál soltó al instante.

– Yo..., perdón. –Se acercó a mí. Agarré con fuerza mi mochila–. ¿Sabes? Se me hace difícil verte y no poder actuar de otra manera más que como amigos.

Negué con la cabeza y cerré los ojos, para luego abrirlos–. No me digas esto.

Me dolía verlo así. Cambió tanto estos últimos tiempos. Lo veo vulnerable, tierno, detallista. No como el Finn que conocí antes.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now