Capítulo 56

2K 174 19
                                    

Narra Logan:

Escucho que de sus labios sale un: "te amo". No sabía si era real o producto de mi imaginación. Un simple deseo con el que mi mente me quiso engañar.
Abro los ojos y la contemplo. Memorizo su cuerpo, lo proyecto mil veces en mis recuerdos. Paso mi pulgar sobre sus húmedos labios, tan suaves, tan delicados.
Verla dormir me daba paz. Pero, haberla hecho mía era la mejor parte. Me había entregado su virginidad, algo muy valioso para ella. Me confió su cuerpo. Creyó en mí. Creyó que no le haría nada que no quisiera. Apostó su seguridad en mis brazos.

Fue la mejor noche de mi jodida vida.
Esto quedaría grabado en mi mente. Frunzo el ceño al imaginarla con otro hombre, desnuda, en su cama.
Pero debo alejar esas estupideces que mi cabeza produce para torturarme; es mía, me pertenece, y mientras ella me lo permita, seré el único dueño de su cuerpo.

Su pecho subía y bajaba de una manera serena. Me tomé la molestia de observarla detalladamente, aunque eso no me molesta.

Tenía sus ojos cerrados, dándome una mejor vista de sus largas pestañas. Una piel pálida, fina y brillante, tal vez del sudor. Sus cabellos rubios de los cuales salían unas pequeñas y delicadas ondas en las puntas. Nariz pequeña. Labios gruesos, pero no con demasiada exageración, estaban rojos, algo hinchados, entre abiertos. Su rostro ovalado, perfecto, hermoso. Ella era hermosa. Victoria era toda mía.

— Te amo. —Confieso, consciente de que no estaba escuchando. Pero, no sería la primera vez que se lo digo y ella no lo ha oído. Así es, ya se lo he dicho, y muy convencido. Me tortura el solo imaginarla lejos. Me enamora el solo imaginarla dándome besos.

Su sonrisa blanca resaltaba sus celestes ojos, tan profundos como los míos, pero más brillosos, más sinceros, más tímidos, más originales. Más de ella. Eso es lo que la caracterizaba, su inocencia, su humildad. Pero al mismo tiempo, su fortaleza, su valentía.

Tenía su rostro grabado en mi mente, por si algún día la pierdo. Recordándola. Adorándola.

— Por supuesto que te amo, Vicky.

Narra Victoria:

— Por favor, Sean. —Suelto unas carcajadas mientras Logan rodea mis hombros con sus brazos y me acerca a él.

— No, de verdad. La camarera es mi hilo rojo. —Asegura por quinta vez, mientras lleva la taza de café a sus labios y mira de reojo a la castaña que estaba a lo lejos, apuntando el pedido de otras personas.

— Eso del hilo rojo no existe, cabeza de alcornoque. —Finn le da unos puños en forma de juego.

— Tú eres mi hilo rojo. —Logan susurra en mi oído y deja un beso en mi cabeza.

— ¿Ah, sí? —Lo miro de reojo con una sonrisa malévola—. La leyenda del hilo rojo dice que ambas personas están unidas desde sus nacimientos. Sin embargo, a pesar de que se encontrarán innumerables veces a lo largo de sus vidas, no están destinados a vivir juntos.

El castaño a mi lado rueda los ojos—. Hay muchas leyendas sobre ese jodido hilo. Que tu quieras irte por la más negativa, es tu problema.

Vuelvo a soltar otra risa y niego con el rostro. No creo en eso, ni siquiera en el amor a primera vista. Sé que él tampoco, no tiene pinta.
Sólo creo en mí y en Logan. Aunque es cierto que las personas sólo creen y escuchan lo que quieren creer y escuchar.

(...)

Días más tardes, ya había retomado mis clases. Faltaban unos meses nada más, y luego, nos iríamos a la Universidad. Miro a través del cristal, mientras contemplo las gotas chocar contra éste.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now