Capítulo 64

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Narra Victoria:

Pasados unos pocos días de mi último encuentro de la salida de la biblioteca con Logan, decidí que despejarme sería lo mejor.

— En la esquina de la Lincoln y la Washington —le informé a Dolores con el celular siendo sostenido por mi hombro y oreja, mientras le daba al hombre de enfrente mío el dinero que merecía—. Gracias. —Le dediqué una sonrisa.

Corté y caminamos por la calle con Melissa—. ¿Entonces? —Cuestionó.

— En un momento vendrá —le avisé intentando calmarla mientras entrábamos en un Starbucks. El aire caliente chocó contra mi rostro, aliviando el frío que sentía.

— Yo iré por los pedidos, tú busca una mesa —ordenó Mel. Obedecí y recorrí el no tan amplio lugar, pero cómodo, sin nombrar amigable y acogedor, también.

No tardé en encontrar un asiento, y cuando lo hice, la puerta se abrió, haciendo que una campana sonara con euforia. Subí mi mirada y me encontré con la última persona que hubiese podido imaginar. Finn.

Tal parece, captó mis ojos penetrándolo de una manera llamativa, porque me observó de forma fugaz. Yo, por mi parte, quedando en el papel de patética profesional, agaché la mirada en un intento de que no me notara.
Se sentó en unas mesas más lejos y sentí cómo el ambiente tomó otro tono: ya no era amigable y acogedor, sino más bien tenso.
Me quité el abrigo y lo coloqué detrás de mí con la intención de alivianar el repentino calor que mi cuerpo experimentó.

Saqué mi celular para tratar de distraerme, pero como era de esperarse, no funcionó.
Mi corazón dio un brinco al pillarlo observándome. Todas las escenas de cuanto lo rechacé en mi casa, diciéndole que elegía a Logan sobre él, revivieron en mi cabeza.


¡Y no puedes obligarme a quererte!

No puedes ser él, no eres él, Finn.

Siempre elegiré a Logan; hoy, mañana, pasado... porque siempre fue él.


Hasta pude percibir una pizca de angustia en su mirada de desprecio y desaprobación, hacia mí; como si estuviera reviviendo esa misma escena.

Mi teléfono me sacó de ese mal recuerdo. Me estaban llamando. Tuve una batalla interna por levantarme e irme o quedarme y seguir peleando, en mi cabeza. Agarré el aparato al tiempo en que Melissa se sentaba al frente mío.

— Aquí tienes tu fresa creamdijo mientras ponía la bebida rosada al frente mío.

— Gracias —comenté, sin prestarle demasiada atención a nada que no sea mi celular.

— ¿Quién es?

— Logan... —susurré y corté. La verdad es que no sé por qué lo había hecho, jamás lo hago, pero me sentía aliviada.

Agarré mi licuado y bebí de ella, ignorando la mala vibra de Finn hacia mí. Oh, Melissa sí me conoce, tanto que sabe qué quería pedir sin preguntarme. Ella, por otro lado, se pidió un chocolate caliente con doble porción de crema. Eso es lo que usualmente me pido yo, y ella el batido que tengo ahora en mis labios, pero últimamente nos hemos estado arriesgando a probar otras cosas.

— Espero no ser la única que siente tensión aquí —comentó.

— No, desde que Finn entró y lanzó todo su mal humor hacia mí, es lo único que se siente —hablé indiferente, estando consciente de que habían posibilidades de que me escuche.

¿Quién era ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora