Capítulo 67

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Lean el aviso al final.

Terminé de enrularme el pelo y me observé en el espejo. Estaba algo fatigada, anoche no pude dormir bien, al igual que antes de ayer. Por tal motivo, me apliqué corrector debajo de las ojeras y luego proseguí a ponerme todo lo demás. 

Había terminado con Logan, o eso creo. Tan sólo pasaron 48 horas de eso y ya siento que muero por verlo. Parezco una completa tonta. Lo soy. No entiendo por qué voy a ir a la fiesta, pero algo en mí me obliga a presentarme en ese lugar.

Respiro hondo, ¿y si lo estoy haciendo por Logan? Agh, es obvio que sí. Voy a una maldita fiesta para ver a mi ex. ¿Alguna vez oyeron algo tan patético como eso?

Mi madre también salió hoy. Max... bueno, la verdad es que no sé dónde está él, tal vez con Lola, por llevarla a la fiesta.

Caminé hacia mi cuarto y mi pie se llevó puesto por delante una pila enorme de libros, los cuales, con un ruido agobiante, cayeron y se distribuyeron a lo largo del piso.

La semana que viene son los finales, y la verdad es que me siento bastante conforme con mis estudios, aunque la verdad es... que últimamente, mucho no he estado progresando. Los problemas con Logan resultaron más fuertes que nuestra relación.

Mi corazón se dobla al pensar eso. Al pensar en que nos ganaron. Al decir esas palabras —terminamos aquí—, di por finalizado mi noviazgo con el hombre que amo. Acorté el tiempo que nos quedaba juntos.

¡Basta! Me obligué a no pensar en eso, tan sólo gozar y ver qué pasa hoy. Un escalofríos corrió por mi columna, me mordí el labio —como hago de costumbre, cuando estoy nerviosa o ansiosa—, caminé hacia la planta de abajo, agarré mis cosas y desfilé hasta el auto, preparada para vivir una noche... muy rara.

Conduje hasta llegar al lugar. Miré la casa, era sin duda, enorme y muy moderna. Habían muchos vasos rojos de plástico tirados en el suelo y un grupo de chicos tirados en el pasto fumando y bebiendo.

No quería bajarme del auto. Tomé mi celular y le marqué a mis amigas, para ver si ya habían llegado, pero ninguna contestó. Intenté pensar en el motivo por el que no lo hacían: el sonido de sus celulares eran opacados por el de la música.

Revisé Snapchat, tan sólo tenía diez mensajes, los cuales eran de hoy a la tarde, pero no había visto. Seis fotos, tres videos y uno por chat.

No había notado la baja batería que tenía: 12%. Antes de que se muriera mi móvil, lo apagué y rogué porque dure toda la noche así.

Agarré mi cartera, guardé el celular y bajé. Tenía un vestido azul oscuro, apretado y corto —siete dedos arriba de la rodilla—, creo que era demasiado, pero Mel y Lola insistieron en que me lo ponga.

Caminé lo mejor que pude con los tacos y apresuré el paso cuando escuché al grupo de borrachos llamarme y chiflarme. Entré y cerré la puerta, asegurándome de que ninguno me siguiera.

Continué mi paso hasta que siento una mano cerrarse sobre la mía. Giro mi cabeza y mi estómago da un brinco al encontrarme con... Mónica.

— ¡Vicku! ¡Oh, viniste! —Chilla. Estaba... espectacular, algo que odio admitir. Llevaba un vestido muuuuy corto, todo rojo, en un tono degradé muy tranquilo. A simple vista, no me hubiese puesto ese vestido ni aunque me pagaran, pero parece que a ella sí le queda bien, y no sólo eso, lo sabe usar.

— Hey, hola. —Sonreí con dificultad. Esperen, ¿quién le dijo mi nombre?

— Me alegro de que vinieras. Tus amigos estás en la barra. —Avisa y luego desaparece.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now