Capítulo 20

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– De verdad, lo siento Finn. – Me disculpé por octava vez. – Cuando me dejaste, no sé, me sentí asfixiada entre tanta gente... – mentí descaradamente, e hice una mueca. – En eso encontré a Logan y me llevó a casa.

La risa de Finn se escuchó clarita desde la otra línea. – Relájate, muñeca. No hay problema. Aunque sea disfrutamos de una canción.

– Me siento mal, te dejé sólo.

– Oye, basta, deja de torturarte así. Ya me lo pagarás con algún regalo o cita.

Reí y asentí, aunque él no podía verme. – Claro que sí, Finn.

– Está bien, nos vemos el Lunes en la escuela. – Imaginé su sonrisa egocéntrica y perfecta, al mismo tiempo, plasmada en su rostro.

– Allí me encontrarás. – Colgué.

Luego de que Logan y yo nos hayamos reconciliado –y algo más– bailamos y después me devolvió a mi casa. Sonreí sin mostrar los dientes al pensar en él, cómo me besó, me miró y me acarició, mariposas recorrieron mi estómago. Tocaron la puerta, grité: "pase". Ésta se abrió dejando ver a mi padre. Troté hasta él y lo abracé.

– Papá... – Chillé. – Llegaste.

– Acá estoy, hijita. – Apretó el agarre. Detrás de él apareció Helen, mi madre y se unió al abrazo. Al fin estaban en casa.

(...)

– La tía dice que se portaron de maravilla – Habló Helen –, y que fueron responsables.

Max y yo compartimos un par de miradas traviesas. – Sí. – Contestamos.

– Otra vez, perdón por no haber estado para tu cumple, Max. – Se disculpó Ben, mi padre, nuevamente; en el sentido de disculpas, soy igual que él. – Estos viajes nos agarran desprevenidos.

– Por suerte ustedes dos son grandes y se pueden cuidar solos. De verdad, gracias por entendernos y no molestarse. – Mamá nos regaló una sonrisa de agradecimiento.

– No des las gracias, ma. – Hablé. 

Comimos en paz, todos juntos, aunque a decir verdad, hubo un poco de tensión, no era por nosotros, era por ellos. Alejé esos pensamientos. Preguntaron por la escuela, horarios, notas, salidas. Y bueno, yo ya sabía que esta pregunta rondaría en la mesa:

– ¿Y cómo se encuentra Christian, hija? – Cuestionó Helen, llevándose otro pedazo de carne a la boca. Yo, por mi parte, me ahogué con el agua y me golpee en el pecho.

Llevé varios pedazo de carne a la boca, como excusa de no poder hablar. Les sonreí a ambos y me encogí de hombros.

– ¿Todo en orden?

– ¡Ah! – Habló Max. – Victoria me regaló el CD de Coldplay.

– ¿De verdad? ¿A Head Full of Dreams? – Ambos asentimos.
Gracias hermano, te debo todo.

Terminamos de cenar, nos levantamos, ordenamos todo. Helen lavó los platos y Ben se quedó a leer el diario. No nos dieron detalles del viaje, y nosotros no quisimos presionar.

Subí a mi cuarto, tomé una ducha, me cambié y me acosté en la cama, exhausta. ¿De qué? No lo sé. Cuando mis ojos se empezaron a cerrar, mi celular vibró, gruñí con pereza y mal humor, me arrastré hasta la mesita de luz, lo tomé y vi en la pantalla: Mensaje de Logan❤️

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now