Capítulo 61

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Lo miré atenta, esperando una respuesta. Me encantaría decir que estaba ansiosa, pero la verdad es que tenía miedo. ¿Qué digo? Estaba aterrada.

— ¿Estás segura que quieres saberlo? —Cuestionó. Sentí que mi pulso se aceleró pero, ¿cuándo no?

— Sí, Logan. Yo ya te he contado todo sobre mí, pero al parecer sé muy poco sobre ti.

— Eso no es verdad, ¿recuerdas lo que le dijiste a Finn? Me conoces mejor que mis padres. —Me recordó, acompañado con un leve tono burlón.

— Tal vez. —Lo observé formando una sonrisa radiante, haciendo que soltara un par de risas.

Suspiró, me observó alegre y corrió un mechón de pelo de mi rostro—. Ella... Bueno, la conocí hace mucho. Mónica parecía ser de las típicas chicas que se emborrachan y te dejan hacer lo que quieras con ellas. En otras palabras, borrachas fáciles. Sin embargo, ella era peor, porque lo hacía estando sobria.

Hice una mueca de desagrado, pero no lo interrumpí. Tampoco quise pensar en lo que habrá hecho con ella, cómo la habrá tocado, mirado. Agh, debo dejar de hacer eso.

Logan continuó—: Creo que se obsesionó conmigo, porque unas semanas después, se había cambiado a mi escuela. ¡Qué ridículo! Sólo habíamos tenido sexo. —Frunció el ceño—. Más tarde, me dijo de conocerla y empezamos a "salir". —Habló entre comillas.

— ¿Por qué "salir"?

— Sólo nos veíamos y... ya sabes, lo hacíamos. —Se encogió de hombros, sabía que para él, esto era más difícil que para mí. Si a mi me da vergüenza contarle de mi historia con Christian, la cuál no es demasiado, comparada con la de él y Mónica, no querría imaginar lo que debe estar pasando por su cabeza.

Cuando hablo de que no es demasiado, me refiero a que no había tanta acción. No sé si me estoy explicando. Lo de Logan y esa chica llevó tiempo, y a pesar de que no conllevaba sentimientos, sí sexo. Por otra parte, Christian y yo estuvimos mucho tiempo juntos, pero hay que ser sinceros, no avanzaba mucho que digamos la relación.

Siguió—: Este año, quise decirle que ya no quería nada con ella. No me gustaba su actitud, es más, jamás superamos los tres minutos en una conversación. Tampoco tenía nada interesante que contarme.
»Creo que no la dejé antes, porque se había movido de colegio por mí y me sentí culpable.

Me retracto, Christian y yo teníamos algo mucho más concreto que ellos.

Me animé a opinar:— Pero no fue tu culpa, ella lo eligió.

— Lo sé. —Acarició mi cabello—. Es que... bueno, iré al final: la última vez que la vi, fue en la fiesta de principio de año de la escuela.

— ¿La fiesta de máscaras? —Mis ojos cayeron sobre los suyos. Ambos celestes resaltaban en el reflejo del otro.

Él estuvo en la fiesta dónde nos conocimos, con Mónica. No sabía qué pensar, ni qué sentir. El estómago se me batió, pero no dije nada más y dejé que terminara.

Cualquier novia le hubiese cuestionado por qué no le contó nada, o por qué estaba con ella. Yo, por mi parte, esperé.

— Esa misma fiesta... —No parecía estar orgulloso de sus acciones, pero, ¿quién puede culparlo? Antes de aquél momento, no nos conocíamos. Y no hay que olvidar que yo fui la que lo besó estando de novia. ¿Lo recuerdan? Fue una noche demasiado alocada para mí. Tantos sentimientos encontrados.

¿Quién era ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora