¿Quién era ella?

Capítulo 46

Capítulo dedicado a ValeeMariin_ok y a Vallery95

(No me aparece, pero igual se lo dedico).

– Perdón, bruja. –Habla ya deben saber quién, el chico que se desvive diciéndome así. Finn.

– Está bien, no fue tu culpa.

– No, sí lo fue –asiente con la cabeza–, estás de novia, no debería hablarte así.

– Finn, él fue el que no tuvo que haber actuado de tal manera. –Le aclaro–. Además, técnicamente no soy su novia, jamás me lo ha pedido.

Suspira el castaño–. Entiendo... Perdón, ¿sí? ¿Aún podemos ser amigos?

– Claro que sí, siempre podrás contar con mi amistad. –Pongo una mano en su hombro y le sonrío, agradecida. No sé si haber aceptado a Finn como amigo estuvo bien, supongo que eso le molestará a Logan..., alto ¿desde cuándo me importa lo que él piense sobre mí?

Toca el timbre y todos van a sus respectivas clases, yo, por mi parte, me encamino al baño a lavarme la cara. No dormí bien, Logan estuvo toda la noche llamándome y la culpa me carcomió, haciendo de mi sueño, algo imposible.

Me seco y miro mi reflejo. No tenía tantas ojeras, pero estaban allí, debajo de mis ojos. Los labios hinchados y las mejillas levemente rosadas no me daban un aspecto tan degradante, sin embargo, podría estar mejor.

Salgo del lugar, decidida a entrar a clases y seguir mi mañana, como cualquiera.

Pero yo nunca tengo una mañana común y corriente, por lo menos desde que el chico que ahora está estorbando mi paso, apareció en mi vida.

– Por favor, hablemos. –Pone una mano sobre mi mentón, pero me alejo, escondiendo los impulsos por besarlo, que llegan a mí.

Llevo un mechón de pelo detrás de la oreja y resoplo, cruzando mis brazos–. Bien. Te escucharé, ya que yo no soy como tú que jamás me deja hablar. –Las palabras parecen dolerle, pero me sonríe tiernamente.

– Eres muy preciosa haciéndote la enojada.

Frunzo el ceño–. ¿Vas a justificar tus actos de idiota o me vas piropear? –Gruño.

– Ambos. –Sonríe aún más, en tono de superioridad. Esos labios que tanto quiero devorar, forman una curva perfecta, dejando ver sus blancos dientes, mostrando su lado burlón, algo que se ve a diario.

Ruedo los ojos y logro percatarme de cómo se acerca más a mí–. Vamos, habla.

– Mal interpreté la situación, me dejé llevar por los jodidos celos. Estaba teniendo un mal día. Todo eso se acumuló y no me dejó ver las cosas con claridad.

– Tal parece nunca ves las cosas con claridad. –Lo sermoneo–. Porque no hay un día en que no me hagas una escenita. ¡Además! –Continúo–. ¿Qué hacías en el parque? ¿Me seguías?

– ¿Qué? –Preguntó atónito–. ¡No, claro que no!

Entrecierro los ojos–. Bien...

– Estoy haciendo lo posible para cambiar. –El espacio que nos separa, lo acorta–. Lo juro.
»Nunca tuve que haberle hecho eso a Finn, lo tengo más que claro y estoy arrepentido. De verdad que lo estoy.