Capítulo 5

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Ya pasados unos días desde el "incidente" secreto del beso con aquél chico, me dije a mí misma que no se lo contaría a nadie, ni siquiera a Melissa y Lola.

Bueno, son mis amigas, tarde o temprano se los voy a terminar contando. Es innegable, pero resistiré lo más que pueda... cosa que, espero, sea bastante tiempo.

Christian se arrepintió por haberme hablado de esa manera y ahora se podría decir que estamos mejor. O eso dice él.

Para nuestro mesiversario –o como se diga– de once meses, me llevó a comer a un restorán caro, pero eso no cambia que se la pasó hablando de él. No tendría que quejarme, él pagó la cena y se ocupó de llevarme y traerme.

Justamente ahora estaba con él. Íbamos caminando por uno de los pasillos, agarrados de la mano. No pasó demasiado hasta que a lo lejos vi a Lola y a Melissa. Chris besó mi mejilla y se encaminó a su siguiente clase. Yo, en cambio, me acerqué a ellas y las saludé.

– Victoria. –La voz de Lola sonó severa, aunque no la pude tomar muy en serio con esa remera de un ponny que tenía la cabeza de un cantante muy reconocido por las adolescentes; Ross Lynch, creo.

— ¿Sí? —Pregunté.

— "¿Sí?" —Dijo Melissa, imitando mi tono de voz—. ¿Eso es lo que dirás al respecto? ¿Desapareces en la fiesta, no nos cuentas por qué, estás todo el tiempo nerviosa y sólo puedes decir "¿Sí?"?

Me quedé muda unos segundos para luego articular una palabra, a medias—. ¿S...sí?

— ¡¡Lo volviste a hacer!! —Gritaron.

Shhh, perdón. Perdón. Estoy algo distraída últimamente. —Miré para todos lados, chequeando que no hayan llamado mucho la atención. No es de paranoica, tan sólo no me gusta ser el centro de interés de las personas.

— ¿Qué te pasó en la fiesta? El grupo de Kelsey dice que te vio salir corriendo.

Kelsey es la líder de las porristas. Pero esto no es el típico cliché que la porrista principal es una rubia, más fácil que la tabla del dos, que tiene el ego por las nubes y siempre molesta a todas. No. Kels es muy buena onda.

— ¿A mí? —Traté de sonar lo más confundida que pude. Los ojos de mis amigas se clavaron en los míos de una manera muy intimidante.

— Sí, a ti. Hay algo que no nos estás contando. —Lola se cruzó de brazos—. ¿No confías en nosotras?

— Claro que sí, son como mis hermanas. —Les sonreí con calidez, para que dejen de preocuparse.

— Entonces dinos. —Insistió Melissa.

— Chicas...

— Dinos. —Volvió a decir la rubia.

Mi sonrisa se borró y me di cuenta que no podía ocultárselos. Saqué todo el aire que había retenido en ese momento. Era verdad, son mis mejores amigas, mis hermanas, todo, ellas deben saber. Tienen todo el derecho. Tal vez así de paso me aconsejen y me ayuden a decidir qué hacer. Cargar con esto sola no es bueno.

Bueno, tampoco digo que sea un peso demasiado grande.

— La noche de la fiesta —empecé a contar—, Chris me dejó sola para ir con sus amigos, como de costumbre, y yo... —No pude terminar la frase porque mis ojos se clavaron en algo, perdón, en alguien, ¿más específico? En él. Era el chico desconocido.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now