Capítulo 48

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Narra Victoria:

– ¿Crees que mañana nos lo harán? –Melissa cuestiona, refiriéndose al test vocacional que la escuela tanto anunciaba en momentos como estos.

– Ya estamos a seis meses de terminar las clases –le recuerdo–, se supone que sí. Sin embargo, me haré uno a parte, nunca estoy muy segura.

– Oh Vicky, lo tuyo es la Literatura Inglesa. –Sonríe de lado–. Sino la Historia.

Aclaro mi garganta–. Sí, lo sé. El problema es que...

– Que no quieres vivir lejos de Logan. –Me sonríe en forma de apoyo.

La miro y asiento con la cabeza. Estaba dándole muchas vueltas a este tema, no podía pensar con claridad, siempre se me avecinaba el recuerdo de la madrastra de mi novio diciéndome que es difícil tener una relación a esta edad, teniendo en cuenta que dentro de poco nos separaremos.

– Aún tienes mucho tiempo con él. –Habla–. No debes preocuparte más, debes vivir y disfrutarlo. Eso siempre me lo decías a mí, me alentabas a caminar junto al tiempo, en vez de querer detenerlo y fracasar.

Vuelvo a mover mi cabeza de arriba para abajo. Eso se lo he dicho yo y, sin embargo, no puedo ponerlo en práctica.

– Ya terminé. –Digo limpiándome con la toalla, estábamos en el gimnasio, ya había terminado mi ronda, la estaba esperando a ella.

– Lista. –Se levanta y nos dirigimos en busca de nuestras cosas. Saludamos a todos y nos volvemos caminando.

Lo hacemos en silencio, contemplando todo lo que estaba a nuestro al rededor. Niños jugando, una brisa cálida, risas y sonrisas. Nada falaz*.

– Se acerca tu cumple. –Suelta de la nada, poniéndome tensa.

– Falta mucho para eso. –La fulmino con la mirada.

– Menos de un mes. –Sonríe de lado. Hago una mueca y aumento la rapidez de mis pasos–. Oh vamos, Clark, ¿por qué no te gustan tus cumpleaños?

– Nunca dije que no me gustan. –Balbuceo.

– Se te nota en el rostro. Jamás quieres festejarlo, ni salir de tu cuarto. No te gusta ni que te saluden por ello, algo debe estar afectándote. –Gruñe, pero no digo nada–. Vamos, pareces inefable*, Dios te dio la voz, habla.

Ruedo los ojos y niego con la cabeza. Nunca tuve una muy buena relación con Dios, desde chica me ha costado creer en él. Eso no quiere decir que no lo haga.

– No puedes obligarme a hablar. Además, si Dios nos dio el habla, también nos dio el silencio, cállate. –Ya estaba de mal humor, odiaba hablar de ese tema tanto como el mismísimo día de mi cumpleaños, y por claras razones, no quiero contárselo.

Bufa–. Tu cumple es un día hermoso...

– No tiene nada de especial, es como todos los demás. –Frunzo el ceño–. Es sólo otro simple día, ni siquiera pasó algo bueno en él. Ya, no hablemos más del tema, por favor.

Asiente con la cabeza, algo triste. No sé ni por qué le hablé así, es la primera vez.

– Haz cambiado mucho. –Opina, con un hilo de voz.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now