Capítulo 69

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— "El chico, luego de ser atendido en el hospital, claro, lo llevaron a un Internado en Oregón."

— "No le digas chico, Verónica. Es un monstruo. ¡Merece estar en prisión! ¡Intentó violar y matar a mi hija!"

— "Helen, cálmate. Despertarás a Victoria. Lo que necesitas es descansar, al igual que todos."

— "Quiero... quiero estar aquí con ella. No volveré a alejarme."

— "Hace ocho horas no te mueves de esta habitación. Vamos, Max se quedará. Tomemos algo en un lugar... más acogedor."

— "No lo sé."

— "Nada le pasará, es fuerte, y no sólo eso, hay médicos yendo y viniendo; revisándola a todo momento, observando que esté bien."

— "Uff... de acuerdo."

El crujido de una puerta abriéndose se escucho. Los pasos se alejaron, al igual que las voces y los sollozos. Al rato, se vuelve a escuchar la puerta, pero esta vez, cerrándose.

Abrí los ojos, mis párpados me pesaban y sentía una leve picazón en mi cuello. Tenía los labios tan secos, que creí que crujirían al apretarlos. Divisé a mi hermano llenando un vaso de agua con una jarra de vidrio. A mi costado izquierdo, había una máquina que controlaba mis palpitaciones. Del derecho, el suero, colgando.

No necesité hacer fuerza para recordar. Todo lo sucedido apareció en mi mente a penas me desperté. Ya no tenía ganas de llorar, tan sólo sentía odio, impotencia. Recordar la patada que le di a Christian en la cara, rompiéndole la nariz, me hacía sentir mejor. También el haberle rasguñado, o golpeado con un jarrón, que por cierto, había sido un regalo de mi tía a mis padres. Ups.

Hey. —Max deja el vaso en la mesa al costado mío y besa mi frente un par de veces—. Te ves terrible.

— Gr... a... ci... —Intenté "agradecerle", pero me costaba mucho hablar. Es más, ni me había percatado del cuello ortopédico que tenía.

— No, no. No hables. —Me ayudó a sentarme y me dio un poco de agua, la cuál me tomó tiempo tragar—. Hazlo lento —pidió, mientras apoyaba el vaso en la mesita.

Apreté mi mandíbula, y con mi mano, golpeé el recipiente, tirándolo lejos. Qué suerte que era de plástico y tenía poca agua.

— Lo sé. —Los ojos del rubio al frente mío, se inundaron de lágrimas—. Yo también odio verte así. No puedo creer que llamé a ese hijo de re mil puta amigo, alguna vez. Pero todo estará bien. Los doctores dicen que dentro de unos días podrás irte, ya que te estás recuperando rápido.

Cerré los ojos por un momento y luego los abrí, para mirar a mi hermano—. ¿Ha...ce... cuán...to... ?

— ¿Que estás aquí? Dos días. —Sonrió de lado.

Solté un gemido débil mientras me acurrucaba entre las sábanas y miraba a otro lugar. Observé que cerca de la ventana habían varios ramos de flores: rosas, jazmines, petunias, margaritas, orquídeas. Lanzaban un aroma espectacular. También habían globos y chocolates. ¡Ah! Y un peluche blanco que decía en grande "ABRÁZAME Y TE SENTIRAS MEJOR". Eso seguro era de Sean.

Sin embargo, fue inevitable que me preguntara por Logan. Miré a mi hermano y con mucho esfuerzo, gesticulé su nombre.

— Él está en la sala de espera, creo que acaba de llegar, ¿quieres que lo llame?

¿Quién era ella?Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin