Capítulo 21

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No pasó tanto para que esté entrelazada en otra fiesta más. ¿Qué me pasa? No lo sé, nunca fui así. Ni siquiera me gustan del todo. El problema es que esta no iba a ser una fiesta con mucha gente y música, era más "privada", en la casa de Sean. Max no estaba de a cuerdo en que fuera, pero igual lo hice, algo me decía que tenía que ir, ¿estúpido de mi parte, no creen? Aunque tampoco sé si la palabra es estúpido. Bah, pasemos a lo interesante.

Me puse unos jeans negros ajustados, tiro alto, una camisa verde agua, con una musculosa blanca abajo, seguido de unas plataformas no muy altas, negras. Me maquillé un poco y Max me condujo hasta allí.

Llegamos y habían por lo menos, unas 50 personas en la gran casa de Sean. Para él parece poco, para mí demasiado. Alejé esos pensamientos, vengo a divertirme, debería dejar de preocuparme por todo.

El olor a alcohol se sentía desde antes de entrar, las fiestas de estos monos son más alcohol que fiesta. Quedé pasmada al notar que ya casi todos estaban borrachos. Thiago arriba de una mesa, bailando con una botella en la mano. Sean sin camisa, charlando con unas cinco chicas mientras intenta mantener el equilibrio. No vi a Finn, pero espero y no esté en el mismo estado que sus amigos.

– Max... – Miré a mi costado, pero había desaparecido. Odio que haga eso. Caminé en busca de mis amigas, me recorrí la casa entera, Jessica estaba, ¿cómo no? Está en todas las fiestas.

Después de un rato, encontré a Melissa, juntas, fuimos a beber algo sin alcohol, y luego a bailar. Thiago le dedicó una canción, aún arriba de la mesa, acompañado de unos "awww" de parte de la gente. Mel no podía más de la vergüenza y la ternura. Ella estaba muy linda, se había retocado los rulos, y hasta parecían más brillantes, con un toque de maquillaje, estaba lista. Sin duda es hermosa, envidio la confianza que tiene en ella, pero al mismo tiempo, siento orgullo y admiración.

Lola no pudo venir porque estaba enferma, si Max se entera de eso, no sé cómo va a reaccionar. Tampoco sé cómo van las cosas entre ellos, no quise decir nada ni parecer pesada.

– ¡Ya me agarró sed de vuelta! – Gritó y reí.

– ¡A mi también! – Respondí mientras seguía bailando al compás de la música. Vi cómo se alejaba, odio quedarme bailando sola entre tanta gente. Así que decidí irme por dónde ella se fue, sin embargo, una masa de personas impedía mi paso, acto seguido, fui por el lado contrario.

No debí hacer eso.

Definitivamente no debí hacer eso.

Mis ojos se empezaron a humedecer. Ahí estaba Logan besándose con Jessica, como si le pagaran por hacerlo. Sentí cómo mi cordura llegaba a su límite. Él se separó bruscamente y se tambaleó. La risota de Jessica retumbó por la casa y nuestros ojos se conectaron. Podía oír los latidos de mi corazón, parecía que este se iba a salir de mi pecho. Quería ir y arrancarle una extensión, pero no lo hice, un poco de orgullo y dignidad me queda. Me di la vuelta y salí trotando, las plataformas no me ayudaban.

– ¡Vicky! – Escuché su grito, sí, era él. No me detuve, no lo hice antes, no lo haría ahora. Las lágrimas empezaron a bajar por mis ojos, una tras otra, aún no podía digerir lo que había visto, ¿qué pasó? ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Esto no es sólo culpa de la perra aquella, sino de Logan, él me ilusionó y luego me desechó. Fui sólo un juego.

Un fuerte brazo me detuvo y me dio vuelta. – Espera... – Arrastró las palabras. Me zafé de su agarre bruscamente. Como acto involuntario, mi palma chocó contra su mejilla. ¿Yo hice eso? Sentí un fuerte ardor en mi mano, pero me gustó ver cómo su mejilla cambiaba a un fuerte color rojo. – Auch... – Se quejó sobando el lugar herido.

¿Quién era ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora