Capítulo 49

2K 147 18
                                    

Muchas gracias por haberme esperado tanto tiempo. Pasé por momentos pésimos y ustedes supieron tenerme paciencia. Eso no tiene precio, y yo lo valoro mucho.

En fin, sin más vueltas, acá les dejo UN NUEVO CAPÍTULO...


Narra Victoria:

Son las dos a.m. Hago un movimiento brusco con mi cabeza para que varios de mis cabellos dejen de estorbarme mientras leo mi libro. Sin embargo, no puedo concentrarme al cien por ciento. Si, adivinaron, pienso en Logan. Todo me recuerda a él, me siento tan alegre cuando estoy a su lado y tan vacía al instante en que se aleja. Me cambia, Logan despierta algo en mí, y me hace volar.

Que idiota me siento al verme tan vulnerable ante su simple existencia. Cierro el libro y lo dejo a un costado. Sus labios, su sonrisa, el brillo de sus ojos, la textura de su cabello, el roce de su piel contra la mía.
Es demasiado fuerte para ser cierto.

Y demasiado lindo para ser real.

Muerdo mi labio y sonrío como boba, recordando cuando me pidió ser su novia. ¿Qué me pasa?

Agarro el celular y quiero marcarle, pero lo acabo de hacer hace unos minutos. ¡Necesito seguir escuchando su voz! Necesito... necesito a Logan.

Un miedo me recorre de pies a cabeza por la sola idea de verme tan dependiente de él. Tan dependiente de un supuesto "amor pasajero", según su madrastra.

La frustración y preocupación me invaden al pensar en que sólo podría llegar a ser un amor pasajero. Veo imposible el olvidarlo.
Creo que prefiero perder la cordura a vivir con otro hombre, estando consciente de que no es Logan.

Es que él ha marcado mi vida de una manera muy fuerte, dudo que lo entiendan, pero yo sí. Me ayudo a crecer, a abrir los ojos y respirar ante la realidad. Me sostuvo cuando estuve a punto de caer.
Sin embargo, este aferro que tengo por él, aún me deja intranquila. ¿Es que me estoy volviendo loca?

«No, sólo te estás enamorando...»

Narra Max:

¿Es que me estoy volviendo loco?

No me la puedo sacar de la cabeza. Sus manos contra las mías. Sus muecas tiernas y la manera en que se rasca la nariz cuando se pone nerviosa.

Cómo la quiero.

Rasco mi mentón y carraspeo mientras llego a mi objetivo. Lo sé, sonó muy fantasioso, pero hace tiempo que lo es.
Entre todas las cosas que quiero hacer, compro la maravillosa pulsera, paseo un rato y vuelvo a casa. Mientras más veo el regalo, más me gusta, tal vez ya que puedo imaginar a la perfección la sonrisa reflejada de mi pequeña Lola, en él.

Entro a mi hogar y dejo el regalo con mucho cuidado, chequeo la hora y..., ¡ups! Las dos de la madrugada. Me tardé porque también compré el de mi hermana. Faltan unas pocas semanas para su cumpleaños.

"[...] Poco a poco empezó a creer que no les importaba, ni siquiera la llamaban. Vicky sólo... Le agarró odio a aquél día. [...]"

— Maldita sea. —Susurro mientras cierro con fuerza mis ojos. Siempre fue una sonrisa falsa, pero, ¿saben que es lo peor? Que en parte yo podía verla. Detrás de esa felicidad, se guardaban miles de lágrimas.

Pero eso va a cambiar, voy a intentar sacarle una sonrisa sincera, se lo merece. Aunque estemos en un contexto familiar que deja mucho que desear, ¡no me importa! Será una buena experiencia.

¿Quién era ella?Where stories live. Discover now