Y YO LA SEGUÍ ESPERANDO

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Desde aquella noche de lluvia volví ahí una y otra vez, día tras día... Pero no la encontré más, solo quería volver a ver su rostro nuevamente. No podía quitarla de mi cabeza, recordaba cada parte de su cuerpo, su rostro, sus labios... en especial sus ojos cafés, su mirada penetrante, su presencia angelical «¿Estaba enamorado?» Lo único que sabía de ella era su nombre, no sabía su dirección, a que se dedicaba o cuál es su edad.

Fue mi error. Lo sé, estaba tan hipnotizado por su belleza que no pregunté nada y luego que la lluvia se detuvo, ella se marchó llevándose mi sudadera. «¿Por qué estoy aquí? ¿Sigo esperando que vuelva? Ha pasado una semana y no ha vuelto», pensé y resignado a aceptar que no la volvería a ver nunca más, me levanté para volver a casa. Cuando de pronto escuché su voz detrás de mí, era esa voz tan dulce que aceleró mi corazón la primera vez que la vi; estaba muy nervioso como para voltear, hasta que ella dijo mi nombre.

        — ¿Scott?... Me alegro de volver a encontrarte.

        — ¡Oh! Aytem que casualidad encontrarte — Aparentaba no estar ahí por ella.

        — Perdón por no venir antes a entregarte esto — Sostenía en sus manos la sudadera que le presté.

        — No hacía falta que me la regresaras.

        — Claro que debía hacerlo — Sonrió — Justo estaba de paso por aquí y te vi.

        — Este es uno de mis lugares favoritos para olvidar lo que me rodea.

       — Ya veo... Bueno, me están esperando. Adiós — Se alejó.

Como un destello llegó y como un destello se marchó. Un hombre la esperaba, quizá era su novio. Rayos estaba evitando el amor todo el tiempo y cuando decido volver una vez más, resulta que no es correspondido.

"¿Cuántas veces me ha pasado esto? ... Vaya, creo que he perdido la cuenta."

Me senté donde hablamos por primera vez, recordando una vez más lo que había vivido aquella noche; y a pesar de solo saber su nombre, se convirtió en uno de los pocos amores que recordaría toda mi vida, solo su nombre y su aroma en mi sudadera, era todo lo que me había dejado.

        — Bueno, es momento de olvidar lo sucedido y dar vuelta esta página. Las cosas a veces no salen tan bien como uno lo imagina.

Volví a casa muy tarde y como siempre nadie notó mi presencia. Entré a mi habitación, cerré la puerta, me puse el pijama, cogí el móvil y fui directo a Enterbook, la red social de moda de esta época. Empecé a conversar con mis amigos para distraerme un poco.

Recuerdo que me quedé hasta muy tarde, bajaba y bajaba las noticas. Hasta que una solicitud de amistad llegó. Al revisar el perfil de la solicitud ¿Se imaginan quién era?... Si era ella. La chica del parque, Aytem.

No me lo creía, pero admito que estaba muy feliz. Luego de aceptarla llegó un mensaje.

Conversación iniciada:

Hola, perdona por lo de hoy, llevaba prisa y mi pareja no iba a esperar.

No hay problema... Descuida

Se me complicó mucho encontrarte teniendo solo tu nombre, pero por suerte no hay muchas personas que se llamen Scott en la ciudad.

Debo agradecer a mi nombre entonces.

Pero ¿por qué me buscabas?

Pues necesitaba darte las gracias por lo que hiciste por mi aquella noche.

Solo hice lo correcto, deja de agradecer.

Enserio muchas gracias, tengo un estado de salud muy débil y si no hubieras ayudado pues... lo más probable es que hubiera resultado en un hospital.

¿A eso te referías con " Eres mi salvador"

Le atinaste...

Y dime ¿Harás algo este fin de semana?

Ir por la tarde a ese lugar.

Entonces te veo ahí, llevaré un presente como agradecimiento.

Bueno te estaré esperando.

Final de la conversación.

«¿Debería ponerme feliz? Ella tiene pareja ¿Qué está pasándome?», me pregunté.

Me gustaba mucho y aunque no pasara nada entre los dos, quería saber más de ella. Esos minutos escribiéndonos, hicieron de mi noche la mejor de todas. Estaba realmente feliz... Así me fui a la cama, a la par con su última conexión, sabiendo que pronto la volvería a ver.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora