SACRIFICIO

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«Tu ángel guardián, es lo que soy»

      — ¿Entonces su madre residía en Boston?

     — Así es, escapó de la mansión justo después de que Aytem cumpliera cuatro años, según decían, lo hizo para estar con el hombre que amaba.

Emma Silver nunca tuvo el valor de volver por su hija, pues creía que iba a encontrar odio esperándola. Sin embargo, al encontrar a su sobrino todo cambió, ella se enteró de la situación en la que se encontraba su hija y decidió romper con la maldición encomendada por su padre.

Casi 9 meses después de la llegada de Aytem a Boston, la operación anti-mafias liderada por su madre se puso en marcha. Emma era un detective reconocido en la ciudad, aprendió todo de su difunto esposo, Holmes Silver al que todos llamaron alguna vez "El detective divino". Debido a esta influencia, ella tenía disposición de las divisiones policiales.

Eran las cuatro de la madrugada, espiaron anticipadamente a la seguridad, así que eligieron el día y la hora más vulnerable para ellos, así pues, dejaron inconscientes a unos guardias e ingresaron sigilosamente a la mansión.

Entraron en las habitaciones y los acorralaron. Justo en ese momento un grito se escuchó en una de las habitaciones, era el quejido de una mujer joven. Inmediatamente identificó la voz y corrió tras ella, sin importarle nada corrió olvidando el sigilo, esta acción alertó a todos los demás, incluyendo a Carlos.

Él salió de una habitación, estaba sin camisa, traía una botella de alcohol en la mano y fue despedido por una mujer semidesnuda. Richi encontró la habitación, pero la cerradura de la puerta era especial, él no podía abrirla. De pronto, Willians salió con las manos detrás de la cabeza, uno de los miembros lo había capturado.

     — No puede ser — Se sorprendió — ¿Qué rayos haces aquí?

    — Eso debería preguntar yo... ¿Por qué demonios estas con esta gente? — Respondió Richi.

    — Vine para cuidar de la señorita, estoy aquí para hacer lo que tu harías.

Entre las sorpresas, pidió que liberaran a su amigo, mientras esto pasaba en el otro lado de la puerta unos gritos infernales retumbaban, así se escuchó unos minutos y luego cesaron en un total silencio.

La desesperación invadió a los jóvenes que intentaban romper la puerta. Se escuchaban disparos por toda la casa, tenían que apresurarse, los dos tacleaban la puerta o la pateaban con fuerza, mientras un policía hacia guardia. Se descuidaron un segundo y el policía cayó al piso, dejando a la vista un charco de sangre brotando y extendiéndose sin una pausa.

     — Hey ¿Qué sucede? — Willians giró el cuerpo y observó un agujero de bala en la cabeza del sujeto.

     — Te recuerdo — Se oyó una voz — Eres el que ayudó a escapar a la estúpida de mi esposa.

Carlos sostenía una pistola con silenciador, se tambaleaba producto del alcohol que había ingerido, empezó a insultar a los jóvenes y estaba dispuesto a matarlos, Richi sería el primero, pero su amigo se interpuso como escudo de las balas.

Aquel joven recibió tres disparos y no cayó, la intención principal del mafioso era colocarle una bala al otro, pero se vio obstaculizado por el cuerpo de Willians. En ese instante se aproximaban los policías y al ver que no podía ganar, decidió huir.

      — ¡Dejen que escape! — Gritó sosteniendo el cuerpo — Llamen a los paramédicos y abran esta puerta maldita puerta de inmediato.

Cargó a su amigo en brazos y lo llevó a la salida, aun cuando el panorama estaba a punto de despedir una vida.

      —¿Por qué lloras? — Willians sonrió con nobleza. — Ya es muy tarde para mí.

     — Guarda silencio, vas a salir de esta.

     — Con esto he saldado mis pecados, estos últimos meses me culpé por haber sido parte de la infelicidad de Aytem — Su voz se apagaba con los segundos. — No sabes todo lo que le hicieron aquí, esa fue la razón por la que vine... pero ahora cuida de ella, eres su ángel guardián y... por favor, que me perdonen los dos... dile que siento mucho lo que hice.

La voz del joven guardaespaldas que me dejó vivir aquel día en la cabaña se apagó aquella noche, y tras abrirse la puerta se halló a Aytem desmayada, su vientre estaba enorme, estaba embarazada y los gritos que se oyeron fueron porque su bebé venia en camino.

Los paramédicos la sacaron con urgencias, ella había tenido sus primeras contracciones, tenía una bata sucia reflejo del maltrato que pasó a manos de la familia Vongola.

     — Al fin estoy aquí, tu ángel guardián ha vuelto para cuidar de ti. — Dijo Richi.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now