CROSSOVER CON LA COME LIBROS

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Intenté disminuir el dolor por la pérdida de mi esposa y me enfoqué en nuestra hija desde entonces, convirtiéndola en mi única prioridad.

Ana la cuidó desde el incidente, debido a que yo no estaba capacitado para hacerlo. Al volver del cementerio, fui a buscarla y cuando abrió la puerta de su apartamento, la noté nerviosa, además lucia como si hubiera tenido una pelea con un gato callejero, su cabello era un caos y todas las cosas dentro del apartamento igual.

      — Pero ¿Qué paso aquí? — Dije apreciando el desastre.

      — Melodi vino a visitarme y la bebé que ha estado cuidando actúa extraño desde hace un par de horas... no para de llorar y sus gritos dejaron la habitación en este estado.

No tuve dudas, aquella niña era la que buscaban. Me acerqué a la amiga de Ana y le expliqué lo que pasaba, era muy tímida y sensible por lo que tuve que hablar con calma, al oír que estaban buscando a la bebé salió corriendo con ella en brazos.

Me dispuse a llevar a Inohue a casa cuando de pronto vi a Richi salir de la ducha, ellos se pusieron nerviosos, intentaron explicarlo de esas condiciones y yo me reí por sus actuaciones, después de todo vi su camisa húmeda sobre la mesa, tenía manchas de que vertieron algo encima.

Pasé los próximos cuatro días al lado de mi hija, intenté recuperar todo el tiempo que perdí a su lado, pero seamos conscientes que por más que nos esforcemos, un agujero formado en la vida será imposible de llenar completamente. Momentos como su nacimiento, sus sonrisas, to lo que me hubiera gustado presenciar desde su alumbramiento, todo lo que hubiéramos vivido en familia si esta no nos hubiera tomado con crueldad.

Mi hija empezó a dar sus primeros pasos sin mi ayuda, nuestra vida se tornó tranquila, vivíamos en la cabaña, jugamos en el lago y paseábamos por el bosque. Aytem me había dejado un pequeño ángel de bella sonrisa y risos dorados, un ser tan indefenso que a su vez podría someter a cualquiera con su ternura, ella era el producto de nuestro amor.

Me ausenté muchos días en el trabajo y decidí volver, por esta razón le pedí a Ana que cuidará a mi pequeña mientras regresaba del trabajo. Casi dos semanas habían pasado desde el funeral y desde entonces no me había separado de mi hija, eso dificultó mi despedida.

     — Vamos hombre, serán solo unas horas, cuidaré muy bien de ella.

Mi mejor amiga era muy amable y se le daba bien los niños pequeños, ellos la amaban.

     — ¿Enserio no te generará ningún problema con tus deberes de la universidad?

     — Ya te dije que no hay problema, solo vete ya.

Dijo esto y cerró la puerta. Eran las 7 de la mañana y me fui dejándola, sin pensar que mi felicidad junto a mi hija también se volvería algo por lo que debería luchar.

Para este momento un plan del enemigo estaba en camino, ellos se vistieron de repartidores de pizza, Carlos ahora era apoyado por Rodolfo y los dos llamaron a la puerta del piso de Ana.

        — No recuerdo haber pedido nada — Abrió la puerta, pero no le quitó la cadena.

Usaron gorras y trataron de ocultar su identidad manteniendo la cabeza en dirección al piso.

      — No. Estoy seguro que es aquí... — Veía un papel.

      — Se ha equivocado de piso — Ana no los reconoció pues nunca los había visto.

Al ver su desconfianza, Calos introdujo la mano entre la puerta para quitar la cadena y su compinche empujaba para que Ana no aplastara su mano. Ingresaron a la fuerza y la dejaron inconsciente, luego la encerraron en el closet y se llevaron a la pequeña Inohue.

Horas más tarde regresé del trabajo, fui directamente a la casa de mi mejor amiga, pero amarga fue mi sorpresa al saber que mi hija había sido secuestrada.

Ya no sabía de qué otra forma la vida podría frustrarme más, pues me demostró todas las formas posibles para hacerlo «¿Por qué las personas envidian la felicidad de los demás? ¿Es parte de la naturaleza humana? o quizá solo sea la negatividad invadiéndonos totalmente por dejarla ingresar en nuestras almas.»

      — Lo siento mucho — Dijo cuándo la encontré.

     — No, no te disculpes. Ha llegado la hora de cambiar, es hora de ser un demonio para proteger a mi hija, no importa si tengo que quitarle las entrañas o si mi alma se va al infierno por eso, la traeré de vuelta a casa.

La acosté en la cama para dejarla descansa y cuando salía de la habitación ella mencionó uno de los nombres.

     — Escuché el nombre de uno de ellos...era Rodolfo.

     — Ya veo. Es momento de visitar a ciertas personas.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now