FUNERAL

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«He de acostumbrarme a la felicidad temporal, pues la vida me ha enseñado que no existen los felices por siempre»

Un chillido retumbó mis oídos, miré a los presentes y todos actuaban desesperados, Richi gritaba e intentaba decirme algo, pero su voz no me alcanzó. Entre el notable caos, Ana cogió a mi hija, la abrazó y cubrió sus oídos.

Sentí los labios de Aytem caer sobre los míos una vez más y una lagrima recorría su mejilla; no oía bien, pero pude leer un te amo en sus labios, luego desvaneció sobre mis brazos, levanté las manos y estaban rojas, era la sangre de mi esposa.

       — ¿De dónde sale? ¿Quién sangra? — Aun no lo notaba — Aytem, ¿sabes de donde salió esto?

Recostó su rostro sobre mi hombro e intentó decir algo en mi oído. Richi, se lanzó sobre nosotros y fue impactado por otra bala y otro más sobre el padre de la iglesia.

      — En la casa de en frente, está allí.

De inmediato, Emma envió a sus dos hombres que la acompañaban y a su vez contactó a la policía.

Fue hasta entonces cuando me di cuenta, que el amor de mi vida había recibido un disparo por un lado de sus costillas, muy cerca de su pecho izquierdo. Ella se apagaba con los segundos y comenzó a hablar con su débil voz.

     — "No les ha pasado... que con solo ver a alguien... nuestro corazón late cada vez más fuerte — Sonreía con ternura— Leí lo que escribiste en la cabaña. Eres mi salvador, el ángel que me entregó sus dos estaciones a su lado... Muchas gracias por todo, por favor... cuida de nuestra hija... te ...

No terminó lo que decía y quedó en silencio, ella murió aquella mañana y lo hizo con una sonrisa en el rostro. Richi lloró desconsolado sobre el cuerpo de quien una vez juró proteger, por otro lado, yo me congelé. No mostré emoción alguna y me retiré, dejando que los médicos, no quise verla marchar. Mi corazón se petrificó, no reaccionó ante tan impactante suceso, solo me fui.

Al final dieron con el que hizo tal hazaña, tenía una máscara puesta, lo encontraron en la azotea. Él hizo que mi boda terminara de la peor forma; así pues, prepararon un velatorio, al cual no asistí. Yo me dirigí a la cabaña y me encerré en la habitación, allí pasé las noches abrazando su vestido preferido.

Ana vino en la mañana del segundo día, tocó la puerta muchas veces, pero no salí.

      — El funeral será hoy por la tarde, en el cementerio general de la ciudad — Se quedó en silencio — Por favor ve a despedirte de ella.

Se reunieron para despedir a Aytem, observé el funeral desde lejos, se despedían; observé como el féretro era introducido en la tierra mientras sus seres queridos no dejaban de llorar, incluso su padre y sus guardaespaldas estaban presentes.

Pasado esto, uno a uno se retiró, Ana se llevó al ángel guardián que perdió sus alas y cuando no había nadie me acerqué. La ciudad entera derrochaba tristeza, las nubes cubrían el cielo y un aire frío nos visitaba en verano.

La observé unos minutos y luego me senté frente a su tumba.

      — Hola... ¿Cómo se siente el paraíso?

Saqué la vieja carta que me dejó la primera vez que se fue a Boston e intenté leerla, pero mi voz se entrecortaba al recordarla.

      — Respóndeme ¿Por qué me has dejado solo? — Mis lágrimas mojaron la vieja carta — No puedo hacerlo solo, te necesito.

Oscurecía y las nubes se alejaron, la luna llena brillaba como nunca.

      — Estas aquí ¿Verdad? — Miré la luna — ¿Ella está contigo? ¿Nos cuidaras desde allí?

La situación no podría ofrecerme algo mejor que lo estaría por ocurrir. Una distorsión se divisó justo frente a mí, era como un portal abriéndose, de esos que solo pasan en las películas de fantasía.

Mi corazón se aceleró, pues no pude creer lo que estaba pasando. Aytem salió de allí y detrás de ella... ¿Era yo? Se veían como nosotros, pero un poco mayores.

      — Hemos llegado — Vestían mantas sobre sus hombros — Según los restos de GEM, la señorita Zoe está en esta ciudad.

Nos encontramos frente a frente y esto me recordó a los que pasó dos años atrás, cuando nos ayudaron a escapar a las montañas.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now