UNA CHICA RICA (1ra Parte)

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"Ni todos los ricos son arrogantes, ni todos los pobres son humildes"

Scott Campos Barrantes

Había pasado casi una semana desde la última vez que nos vimos. Regresaba a casa por un camino distinto al que acostumbraba e inconscientemente pasé por el parque donde nos conocimos.

Giré un par de cuadras a la izquierda y seguí recto... «¿Las casualidades de la vida existen? Pues no estoy seguro, pero la conocí casualmente... eso creo.», me respondí a mí mismo.

Y mientras caminaba pensando y preguntándome muchas cosas, me topé con una casa, o quizá debo llamarla mansión por lo enorme que era. Aytem estaba sentada en el jardín, era la primera vez que transitaba por esas calles, quién iba imaginar que ella siempre estuvo tan cerca. Esto me detuvo a pensar que a veces la vida es impredecible, a tal punto de haberme mantenido cerca de alguien a quien iba querer tanto sin ni siquiera imaginarlo.

Un auto lujoso se estacionó y ella subió. Me escondí y volteé a otra calle y ya rumbo a casa, pensé acerca de lo que había visto. Es más, ya en casa, estando en mi habitación muchas cosas daban vuelta en mi cabeza.

           — ¿Es de familia adinerada? — Giré sobre mi cama —Yo solo soy un estudiante, que a lo mucho tiene para pagar sus estudios ¿Debería dejar de verla?... Sí, creo que mañana será la última vez que la vea.

Al día siguiente, muy temprano encontré un mensaje suyo, decía exactamente: "Espero nos divirtamos hoy también... Hasta más tarde, no olvides lo de hoy"... No respondí su mensaje, la verdad ni sabía que responder, estaba indeciso con respecto a ir o no.

           — No soy el tipo de persona a la que ella este acostumbrada a tratar, pero no puedo dejarla plantada — Hice un gesto desesperación — ¡¡Ahhhh rayos!! Malditos complejos.

Por la tarde me di un baño de agua fría para relajarme y ordenar mis ideas. Me vestí y salí a nuestra nueva "cita". Esta vez ella estaba esperando... Como describir cuan bella se veía, traía el cabello suelto y vestía de forma casual.

          — Hola — Saludé con la mirada desviada.

         — Scott, esta vez llegué temprano. ¿Te gusta cómo me veo? — Dio una vuelta sobre sus pies.

         — ... Estas muy guapa — Respondí.

         — Muchas gracias — Estaba sonrojada.

Quería decirle acerca de lo que había visto, que ya no podíamos vernos más, pero a quien engaño, moría por quedarme con ella. Así que tomé su mano y le dije.

          — Quisiera llevarte a un lugar.

         — ¿A dónde iremos? — Contestó de inmediato.

         — Solo sígueme y lo descubrirás.

Fui con ella a otro de mis lugares favoritos, se trataba de la playa. La ciudad en donde vivíamos tenía una hermosa vista al mar, pero fuimos a un lugar en específico, un lugar a donde nadie se acercaba... Creía que era el lugar perfecto para una despedida.

           — ¿Qué hacemos aquí? — Se apegó a mí — ¿No es peligroso verdad?

          — Espera unos minutos y te lo mostraré.

          — ¿Por qué tanto misterio?... Eh ¿Acaso quieres hacerme algo pervertido?

          — No bromees de esa forma. — Me apené —Aytem ¿Por qué sales conmigo?

          — Actúas muy serio el día de hoy — Ella me abrazó — Pues ¿No es obvio? Somos amigos

          — ¿Y por qué eres amigo de alguien como yo? — Respondí quitando sus brazos.

          — Porque eres amable y me gusta pasar el rato contigo, pero ¿Qué pasa? ¿No te gusta estar conmigo?

          — No es eso... La verdad me encanta pasar el tiempo contigo.

          — ¿Entonces qué sucede? — Dijo.

          — Pues te vi... Tú perteneces a una clase social distinta a la mía ¿No es verdad?

          — ¿Entonces piensas que por tener dinero no podemos ser amigos? Ja, creí que eras más inteligente. — Se enojó.

         — No quiero que tengas problemas por mi culpa. Alguien podría decirles a tus padres, si nos ven juntos.

          — Me da igual lo que piense la gente... Pero si no quieres que nos veamos pues lo entenderé — Cruzó los brazos.

No sabía cómo remediar mi torpeza, pues al fin y al cabo ella seguía conmigo sin importar nada, rompiendo sus propias reglas de vida. Dije su nombre otra vez y antes de que terminará de hacerlo, ella me volvió a abrazar, esta vez mucho más fuerte y seguido a esto, me dio un beso. «No es un sueño, ella realmente me está besando», pensé atrapado entre sus labios.

       — Guarda silencio. No digas nada más... solo abrázame y no me dejes sola.

Aquellas pausas mientras me hablaba, era lo más bonito que había escuchado.

       — Perdóname... — Fue lo único que pude decir.

La tenía entre mis brazos y podía sentir el latido de su alma junto a mi pecho, mientras mi corazón se aceleraba por lo la felicidad del momento. Ese día quedará grabado intacto en mi memoria ¿Cómo podría olvidar el día en que tuvimos nuestro primer beso?

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now