EN SOLITARIO

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Ana temió mi mirada, sabía que estaba dispuesto a matar o morir por traer a mi hija de regreso. Ella me tomó de la mano pidiendo que no cometiera una locura, que se sentiría culpable si le pasara algo y que pensara que mi hija solo me tenía a mí ahora.

Un poco más lúcido, lavé mi rostro y salí a buscar a la madre de Aytem, aún permanecía en la ciudad por la condena del asesino de su hija, ella se hospedó con Richi.

     — ¿Ya saben quién lo hizo? — Pregunté sin saludar.

    — Es algo que arreglaremos nosotros — Respondió.

    — ¡¡Quiero que me lo digan!! — Golpeé la mesa muy fuerte.

    — Hey, cálmate un poco — Dijo Richi.

    — ¿Qué me calme? ¿Cómo pueden pedir que me calme? — Fruncí el ceño y mis ojos otorgaron sed de venganza — Acabo de perder a mi esposa y ahora secuestran a mi hija ¡¡¿Cómo puedo estar tranquilo?!!

La noticia del secuestro fue una sorpresa, Richi pidió detalles y luego de contárselo frente a Emma, quiso ayudar de algún modo. Por el contrario, la señora detective se quedó en silencio y dijo que dejemos esto en mano de profesionales, respuesta que obviamente me disgustó.

      — ¿Y cuánto tiempo debo esperarlos?

     — No lo sé. Debo pedir un permiso para hacer una visita a la mansión, aunque demorará y será difícil de conseguir, Gustavo tiene comprada a toda la policía de la ciudad.

     — Entonces dígame la hora más vulnerable para ellos, una hora en la que pueda infiltrarme en la mansión.

Emma se negó rotundamente, dijo que sería muy peligroso ir solo, que desde el último incidente donde herimos a Rodolfo, su seguridad se incrementó y que, además, no estábamos seguros de que Gustavo estaría detrás de este delito. Esto me dejó claro que era el único dispuesto a encontrar a mi hija.

     — Tiene razón ¿Qué puedo esperar de alguien que dejó a su única hija vivir a su suerte? — Miré directo a sus ojos — Solo por huir con un hombre

Como resultado, recibí una bofetada.

     — Muchas gracias por la ayuda. — Me retiré.

Richi intentó seguirme, pero fue detenido por su jefa. Esta vez haría todo por mi cuenta, no había alguien que me ayudara como en las otras ocasiones.

Ilegalmente compré municiones para la escopeta que tenía en la cabaña, unas bombas de gas y otras bombas somníferas, estaba dispuesto a todo. Guardé mi arma en mi mochila y observé la mansión durante horas, usé el mismo lugar por el cual ingresé la última vez.

Usé el gas somnífero para dormir a los guardias e ingresar a la mansión, ya dentro tuve que enfrentarme a alguno de ellos, no me importó el dolor de los golpes recibidos, solo respondí y golpeé con todo lo que tenía a la mano, usé algunas bombas de humo para escabullirme y llegar al despacho de Gustavo, una vez frente a él levanté mi arma.

      — ¿Quién eres? — Preguntó.

Me quité la capucha y descubrí mi rostro.

     — Justo ahora tu peor pesadilla — Respondí.

El líder de la mafia Summer estaba pasado de copas.

     — El mocoso de la cabaña ¿Verdad? — Se sirvió otra copa — Sabia que Willians no te mataría, cuando fue con Aytem me confesó que estabas vivo, tambien fue él quien le dijo que tú estabas...

     — Eso no me interesa ahora — Interrumpí — He venido por mi hija.

Gustavo reaccionó confundido, parecía no entender lo que pregunté, apunté directo en la frente otra vez y amenacé con disparar si no me decía dónde estaba Inohue. Él camino de frente, sus piernas tiritaban y su mirada mostraba dolor, había razones para estar ebrio a la 3 de la madrugada.

     — Rodolfo secuestró a mi hija — Dije retirando la escopeta.

    — ¿Rodolfo? ... Yo no di esa orden. Se supone que él está de vacaciones.

    — ¡¡No me mienta!! Por favor, quiero a mi hija en este momento.

De pronto, se tumbó en el piso y sostuvo su espalda en su escritorio. Dejo la botella de alcohol a un lado y comenzó a llorar. «Lo siento», dijo ante el remordimiento de haber hecho de la vida de su hija un desastre total, la culpa lo estaba matando por dentro.

Entonces me di cuenta que dijo la verdad y así empeoró mi ansiedad, pues las preguntas aumentaron y el no saber para qué Rodolfo querría a mi hija realmente me preocupaba.

      — No sé dónde está mi nieta, pero te ayudaré a encontrarla. — Dijo el viejo líder.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now