TRAMPA

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"Ser tu amigo es parte del plan enemigo"

Scott Campos Barrantes

Hay que ser astuto para deducir y reconocer a tu enemigo, ese enemigo que muchas veces come contigo en la misma mesa. Debes ser inteligente y aprender a encontrar quien está contigo y quien solo ríe a tus espaldas por cada fracaso que tengas en la vida.

De esta forma, las verdades saldrían y al dirigirse al lugar indicado, Scott miraba a través del retrovisor y su alumno miraba de lado a lado notándose impaciente y nervioso, actuar que, por la preocupación, fue desapercibida.

      —¿Por qué siempre estas detrás de Inohue? ¿Te gusta mi hija? —preguntó de repente.

El jovencito apenas dejó salir su voz para responder a la pregunta.

     —Es mi mejor amiga.

     —¿Solo eso? He notado como la miras en ocasiones.

     —Yo solo... —Bajo la mirada.

     —Tranquilo —interrumpió —No estoy en contra del romance a vuestra edad, pero entiende que siempre cuidaré de mi hija.

Rodrigo no comprendió la situación y se confundió «¿Cómo un padre podría hablar de un tema como ese, cuando tiene a su hija en peligro?», se preguntó a sí mismo.

Siguieron el viaje hasta llegar frente a un hotel, estaba en medio de la ciudad, a la vista de todos, era sospechoso para ser real ¿Acaso Carlos cambió su táctica de secuestro?, no obstante, la señal venia de allí y sin analizarlo más, cogió su arma, la escondió entre sus prendas y se dispuso a entrar dejando a su estudiante en el auto.

     —¿La serpiente se come la cola? —dijo mirando a su alumno.

     —No es la cola, es otra serpiente —respondió por instinto.

Su maestro lo observó y el no dio la cara.

     —¿Hace cuánto llegaste a la ciudad?

      —Un año.

Luego de las preguntas que parecían sin sentido, subió y buscó el piso que marcaba la ubicación. Se acercó con sigilo entre las personas hospedadas, puerta por puerta mientras llamaba al teléfono de su hija. Anduvo hasta que escuchó el sonido de la llamada venir de una habitación sin seguro en la puerta. Abrió despacio y vio el móvil vibrando sobre la mesa, de inmediato ingresó a cogerlo, pero por su descuido fue apuntado por la espalda.

     —Levanta las manos y gira lentamente —ordenó el hombre.

     —¿Dónde está mi hija? —preguntó sin obedecer.

     —No lo sé, pero tampoco me interesa. Yo solo debo matarte y cobrar el dinero, aunque quizá debería sentir lastima por la jovencita, el demente de Carlos la quiere convertir en su esposa.

Siguió siendo apuntado por la espalda y el reflejo del sujeto estaba en la mesa. El observar sus gestos y movimientos le dio una ventaja, se agachó e inclinó su cuerpo hacia atrás y sostuvo la mano del verdugo, de esta forma forcejearon el arma.

El tipo era corpulento y aunque soltó el arma no lo dejó expuesto a nada; estaba seguro de su fuerza y comenzó a golpear. La habitación del hotel se hizo pedazos en la pelea, Scott intentó coger su arma, pero recibió un golpe de puños unidos en la espalda, así cayó como si besara el piso...no obstante, su instinto de padre lo mantuvo despierto.

Pateó las piernas del sujeto, causando que tambaleé hasta chocar contra una ventana, su peso y el impacto destrozaron el vidrio y el escritor cogió un pedazo de cristal con las manos desnudas para luego incrustarlo en el muslo del fugitivo, presionó con su codo el cuello del sujeto inclinándolo al vacío y con la otra mano presionaba el cristal.

     —Cálmate, lo siento, ya entendí, te diré dónde está tu hija —Intentó negociar su vida.

     —Dime o te dejaré caer desde aquí —amenazó Scott.

Él miró al vacío, y caer desde un quinto piso no sería nada bueno, así que empezó a contar todo. Confirmó que Carlos escapó de prisión junto a otros presos y que intentaba renacer la mafia Vongola junto a ellos, también confesó que llevó a la niña a un lugar cerca de la playa.

     —¿Y la otra niña? —Lo empujó más —Se llevaron a dos niñas.

     —La otra niña no está con nosotros, uno de los hombres es muy violento y la asesinó. Lo juro, es todo lo que sé.

De pronto, todos en la calle se alertaron viendo caer a un hombre desde lo alto del hotel, unos gritaron y la multitud en general se aglomeró a observar el suceso.

En otra escena, un prisionero interrumpió lo que estaba pasando entre Carlos e Inohue.

     —Señor —Tocó la puerta —Tenemos un problema.

Se subió los pantalones, abrió la puerta y dejó expuesta a la niña sumamente asustada.

     —Maldito idiota ¿Por qué me interrumpes justo ahora? —arremetió el jefe.

     — Es Red, no lo hemos visto desde que llegamos.

     —Maldición, ese negro estúpido —Se arregló la camisa dentro del pantalón —No importa, mientras no se entrometa en mis planes.

Al mismo tiempo, en algún lugar, dentro de un viejo contenedor, Teresa estaba recostada en una cama e iba despertando... tenía las manos atadas y una mordaza, su vista dejaba de estar nublada poco a poco, para verse en un lugar desconocido y en una situación preocupante.

De pronto, alguien se acercó y la sorprende...

      —Me alegra que hayas despertado —dice una voz.

Ella entró en pánico y comenzó a llorar por la impresión, la persona la aterraba pues traía un cuchillo en sus manos ¿Quién era y que estaba a punto de pasar con Teresa?

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now