PADRE E HIJA

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Dos horas antes, justo después de la llamada que recibió Emma.

Unos fugitivos se habían dirigido al bar de Saúl, llegaron por órdenes de Carlos, ellos estaban espiando al principio, no obstante, al ver ingresar a Richi, decidieron ingresar; ya que en los informes que entregó Rodrigo decía que el tío de Inohue hacia visitas seguidas a ese lugar.

Eran cuatro hombres en un auto, estacionados frente al bar.

   — Es necesario seguir o no nos entregará el dinero — Dijo uno de ellos.

   — El nombre del bar es Sex House ¿No le suena a casa de prostitutas? Quizá solo venia por un polvo. — Agregó otro.

   — Si es así entonces nuestro trabajo será más fácil, cumplamos e investiguemos.

Guardaron sus armas y bajaron del auto. Para esto, los hombres de Saúl se habían percatado de que ellos estuvieron allí un buen rato, por lo que el dueño del bar se preparó. Al verlos ingresar, ordenó a los suyos no bajar la guardia.

Uno se escabulló por el local, caminó husmeando por todos lados. Allí llegó al final del pasillo donde había una habitación cerrada con un candado, en la puerta decía.

"Lauren Roswell, el ángel que derrotó a la Lujuria"

Desde la habitación del frente se oyó unas voces, el hombre bajo órdenes del mafioso se acercó sigiloso y vio a Saúl sosteniendo la mano de alguien, se asomó un poco más y entonces vio a una mujer.

Realizó una llamada a su jefe, explicó lo que vio y las ordenes que recibió fue que la llevará con Carlos, pues sospechaba la identidad de ella.

En el bar, los tres hombres dispersos fueron alertados por el Billy, el hombre que había descubierto a la mujer enferma. Para poder sacarla de allí, generaron un escándalo, pero al ver la presencia de los hombres de Saúl comenzaron a disparar, una guerra entre balas se originó sin importar las personas presentes.

Al escuchar el alboroto, el dueño se dio cuenta de inmediato, que aquellas personas venia por la chica que yacía postrada en la cama. Él besó su frente y se fijó en los movimientos de dedos y la sonrisa de su rostro.

— Ha pasado mucho tiempo desde que te trajeron aquí — Cargó su arma y dio la vuelta — No te preocupes, tu padrino va a protegerte.

Aytem, ella era la razón por la cual Richi visitaba con frecuencia aquel bar. Saúl era parte de la mafia que lideraba Gustavo.

Volviendo al presente, Scott y su hija iban en el auto rumbo a Sex House. Estaban en silencio, su hija lo miraba, veía a su padre herido, con moretones por todos lados, pero siguiendo como si nada le hubiera pasado.

   — Debemos ir a un médico y curar tus heridas — Dijo su hija.

Él no respondió.

   — ¿Es cierto que mamá está viva? — Susurró la pregunta.

   — No lo sé, por eso vamos... lo averiguaremos. — Respondió.

   — Aquella niña me lo dijo, que mamá no murió.

— ¿Quién fue? ¿Alguien más estuvo contigo?

   — Ella vino del lugar que tu mencionas en tu historia. Era la hija de Takeshi, su nombre era Zoe. Ella dijo que mamá no está muerta.

Scott guardó silencio, pensó en aquel día. Cuando ellos se encontraron en el cementerio y se llevaron a aquella chica mencionando que no habría problema en que una persona vaya y habite en una dimensión paralela siempre y cuando su otro yo no exista o esté muerto.

Introdujo su mano en su bolsillo y sacó un papel escrito. Era una carta que había dejado Aytem antes de lo ocurrido en la iglesia, quizá sospechaba lo que iba a pasar, era una carta dirigida a su hija.

Se la entregó, y sin quitar la vista de la carretera dijo:

   — Encontré esa carta después del entierro de tu madre, cuando la leí supe que ella estaba preocupada por lo que pasaría... y no pude notarlo. Si tan solo me lo hubiera dicho, jamás te habrías separado de ella.

Su semblante cambió y por fin pudo ser sincero con su hija.

   — Lo lamento tanto, lamento no haberte dado todo lo que tu madre te hubiera dado, lamento no haberte entregado esa carta antes, pero yo no sabía cuándo dártelo y cuando quise ya habías crecido tanto.

La niña cogió la mano de su padre.

   — No tienes que disculparte, fuiste y siempre serás mi mejor ejemplo, estoy orgullosa de ser tu hija... en verdad yo... no sé cuándo nos distanciamos, cuando empezamos a discutir, yo realmente extraño tus abrazos. Te amo, papá.

Lo que decía la carta ya lo conocemos...

"La vida que nos tocó vivir es símbolo de que no hay cuentos de hadas, que no hay princesas con un "felices por siempre". Sin embargo, esta vida puede ser maravillosa si no te das por vencido; aunque nada sea fácil, no existen imposibles..."

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now