UN RESPIRO HACIA EL PASADO

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Iglesia San francisco, 1ro de enero del 2019. Boda de Aytem y Scott.

La ceremonia estaba por empezar, el novio estaba ansioso por ver a su futura esposa, no obstante, entre su felicidad había rasgos de un mal presentimiento. Se dirigió al altar, allí esperó junto a los invitados, Ana sostenía a Inohue y Richi se asomó con Aytem.

El ritual de casamiento terminó, ellos estaban casados, el beso entre ellos lo confirmó. La felicidad sin embargo fue tan efímera como la vida de una efemeróptera, la novia sucumbió ante un disparo del hombre contratado por Carlos.

Todo era un caos, la desesperación entre los presentes ocasionó que el francotirador falle el segundo disparo, el cual impacto sobre el cura que realizó el casamiento.

  — No. Por favor, quédate conmigo — Dijo el novio.

Ana se llevó a la pequeña y Richi lloraba por la escena frente a sus ojos. Ella se desvaneció en los brazos de su esposo, y este se desmayó en consecuencia.

   — A un lado, déjenme pasar — Se acercó un hombre y le tomó el pulso — Ella aun respira, llévenla a mi auto de inmediato.

Emma sostuvo la mano de su hija mientras se la llevaban, se acercó al hombre que hizo la petición y le suplicó ayudarla.

   — Si, la ayudas. Saúl, si tu logras salvar a mi hija yo dejaré de investigarte, e incluso arreglaré con la policía el caso de la mujer muerta en tu negocio.

Saúl respondió enojado.

   — Es repugnante que digas esas cosas en una situación como esta. — Paso recto — La salvaré porque la quiero, lo haré por el amor que le tengo a mi ahijada, no por tu oferta.

La policía, llegó y comenzaron a seguir al culpable del disparo, en paralelo Richi conducía el auto rumbo al local de Saúl, era lo conveniente, el hospital estaba demasiado lejos y Aytem no resistiría.

El padrino de Aytem también tenía un historial con la mafia de su padre, pero a la vez era médico. Ellos iban en la parte trasera del auto, él intentaba reponerla.

   — Vamos, oye mi voz — Presionaba la herida — Eres muy fuerte, debes sobrevivir. Tu hija te espera.

   — ¿Podrá ayudarla? — Preguntó Richi.

   — No te distraigas, ve por la izquierda y dobla en calle oculta, así llegaremos más rápido.

Saúl hizo una llamada a uno de sus amigos médicos. Al llegar, sus hombres ya tenían la habitación lista, había una habitación con equipo necesario para una operación.

Después de cinco horas salieron de la sala. Saúl se quitó la máscara quirúrgica y los guantes para anunciar entre pausas que Aytem había quedado en coma.

Esa misma noche, Emma realizó un plan. Consistía en realizar el funeral de su hija, su intención era que Carlos ya no pueda dañarla. Saúl se comprometió a cuidarla y a tratarla hasta que despertara.

   — Scott debe saberlo — Cogió el móvil.

   — No, no debe saberlo. Si él lo sabe vendrá y sabemos que Carlos lo tiene en la mira.

   — Pero tienen derecho a saberlo, su hija... piense en su nieta.

   — Me arriesgaré, no quiero que mi hija muera.

La decisión fue tomada, el funeral se realizó. Todos creyeron fielmente que Aytem se había ido para siempre y así fue durante los próximos 15 años, cuando el regresó de Carlos anunció lo que nunca debió ser ocultado.

En el presente, Scott y su hija llegaron al local de Saúl, entraron y había muertos por todos lados, la música aun sonaba a todo volumen. Sin embargo, siguieron el pasillo directo a la verdad.

Siguieron el pasillo, había un charco de sangre y a su lado un cuerpo sin vida. Scott puso a su hija detrás y apuntando con su arma se acercó lento, se divisaba una luz al final del pasillo, llegaron allí y vieron a Saúl agonizante, sentado en al pie de la puerta.

   — Cumplí mi promesa, la protegí con mi vida. — Empujó la puerta con una mano — Ve con tu madre, acaba de despertar de un largo sueño.

Allí estaba ella, algo desorientada y adormecida, mirando a todos lados e intentando ponerse de pie. Inohue que se sostenía del brazo izquierdo de su padre, apretó con fuerza, evidenciando sus emociones.

Aytem miró al frente y preguntó con la inocencia que la caracterizaba.

   — ¿Scott? ¿Por qué te ves tan mayor? — Su voz se oía débil.

   — ¡Oh! Tranquila, puedo explicártelo. — Respondió su esposo.

Se cogió la cabeza.

   — Me siento mareada ¿Qué paso? ¿Estamos en nuestra luna de miel? ¿Dónde está Inohue?

En ese momento, su hija no resistió más y la abrazó con fuerza.

   — Aquí estoy, mamá. Yo... te extrañé mucho.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon