"DESEARIA NO HABER..."

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¿Cuántas cicatrices debe dejarte la vida para que se dé cuenta que ya te hirió lo suficiente?

Scott Campos Barrantes

Claramente una historia escrita en un papel o una maquina podría ser corregida, pero hay un tipo de historia que se escribe a la par de nuestras decisiones, y muchas veces la manchamos con errores tan grandes que te apretaran el corazón toda la vida, apretaran tan fuerte que recordaras que no debiste actuar sin pensar o tan solo... te será arrebatado algo valioso y no podrás hacer nada, porque ni Dios o Cronos te oirán, no podrás suplicar, ni regresar el tiempo, pues tus decisiones generaron tu destino.

Su mente quedó en blanco, Carlos hablaba, pero él miraba a su amigo dar sus últimos suspiros. El mafioso deliraba ante su hazaña, Scott miró a su mejor amiga llorando, levantó su arma e intentó apuntar, pero se le adelantaron.

     — ¡Hey! Cálmate y suelta el arma ¿Acaso no ves lo que hice? —Pateó a Richi —Él está muriendo. Yo gané.

En el exterior las patrullas rodearon el edificio y al ver el auto del hombre decidieron advertir a través del megáfono, pidieron que se rindiera pues no existía forma de que salga de allí.

Carlos se asomó por la ventana y observó.

     —Lárguense y los dejaré ir. —gritó.

     —Solo está alargando su condena, recapacita. —dijo Emma.

En una patrulla, esperaban Aytem y su hija y al ver lo que pasaba, salió del auto, aun con la bata puesta y apoyándose en el hombro de su niña. Se acercó y pidió el megáfono.

Emma se sorprendió al ver a su hija allí, intentó convencerla que era peligroso y que regresara al auto, pero ella se negó, su intercambio de palabras llegó a oídos de Richi. El agonizante hombre giró la cabeza en dirección a la ventana, la sangre llenaba su boca, pero apenas balbuceó el nombre de su hermana. Su mirada se perdía poco a poco, mientras oía las últimas palabras de su fugaz y dolosa vida.

Cuando la vio por la ventana, su ira creció más al confirmar que sus hombres no cumplieron su misión. Apuntó a Scott, blasfemando una serie de barbaridades.

  —Te mataré, aquí y ahora ¡No dejaré que sean felices!

El arma tenia dirección al pecho, pero al tirar del gatillo no disparó ¿la suerte apostó a favor? Las preguntas sin respuestas debían esperar, porque los papeles se invirtieron en un segundo, ahora el que apuntaba su arma era el escritor.

    —Siempre has tenido suerte, pero es obvio que no vas a disparar —Se cogió la cicatriz de su rostro —Tuviste la oportunidad de matarme aquel día y no lo hiciste.

Comenzó andar de frente.

   —Vuestro sentido de justicia jamás les permitió matarme y mira esto ¿Lo ves? ¡Está muriendo! Lenta y dolorosamente como un perro sin dueño.

¿Cuál es la verdadera justicia? ¿Esperar a que cumpla su delito en prisión mientras nosotros nos retorcemos en el dolor de perder seres importantes? Se lo habían dejado una vez a la justicia del hombre y a la decisión divina, obteniendo como resultado más dolor. Era hora de terminar lo que debió terminar muchos años atrás.

    —¿Entonces me llevaran a prisión? ¿otra vez?

Extendió las muñecas con un gesto burlón, pero una bala impactó su pecho. Miró de frente y luego bajo la mirada lentamente, vio el agujero, cogió la sangre con sus manos y antes de caer recibió otro disparo en medio de la frente.

    — No, esta vez ya no podrás dañar a nadie.

Al oír los disparos los oficiales ingresaron y todo se detuvo para Scott, solo para él, porque el lugar estaba repleto de movimiento. Sostenía el arma en sus manos y fue puesto contra la pared.

Los médicos atendieron al hombre agonizante, pero con una mirada nefasta anunciaron la tragedia, los disparos le perforaron muchos órganos y el tiempo que permaneció allí ocasionó que perdiera gran parte de su sangre. Emma alejó al hijo de Richi antes que viera la escena, lo mandó a permanecer en el auto junto a su prima.

Aytem se acercó lentamente y se sentó, levantó la cabeza de su hermano con delicadeza y lo posó sobre su muslo, acarició su rostro y entonó.

     — Hey brother! There's an endless road to rediscover

Richi que ya no tenía fuerza alguna, apenas y logró pronunciar entre pausas.

    — Hey sister... Do you still believe... in love?... I wonder

    — Oh, if the sky comes falling down, for you. There's nothing in this world I wouldn't do — Limpió la sangre en su rostro — Es la canción que cantábamos juntos en la secundaria, tu preferida. Gracias por todo lo que hiciste por mí, me gustaría pedirte que no te vayas, pero...

Bajó la mirada y vio el rostro pálido de su hermano. Él murió en manos de la persona que protegió con garras y colmillos, murió con una sonrisa dibujada en su rosto, así era él, y aunque su hijo se quedaba sin padre, tenía una buena familia en la que confiaba.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now