CARLOS VS. SCOTT

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"Libera tus instintos salvajes y protege a tus seres queridos"

Scott Campos Barrantes

La casa estaba oscura, apenas y pude apreciar por donde pasaba, llevé la escopeta dentro del estuche de una guitarra para evitar llamar la atención, también conservaba conmigo dos bombas de gas y una de somnífero en la mochila.

      —¿Quién te dio mi ubicación? —preguntó — ¿Acaso Rodolfo me ha traicionado?

     —Eso no importa, olvidaré todo lo que has hecho ... solo he venido por mi hija. —Trataba de encontrar su voz que se ocultaba entre el eco de las habitaciones.

     —¿Tu hija? —Echó unas risas. —Es cierto, ustedes se revolcaron en la cabaña, pero ¿Qué tal si te quitó también a tu hija? Después de todo, ya acabé con Aytem.

Él lo confesó, sin embargo, ya lo sabía. A pesar de que no quise saber nada del interrogatorio que le hicieron al hombre que encontraron, sabía que Carlos lo había ordenado... pero escucharlo de su boca hizo que perdiera el control.

Oí sus pasos dirigirse al siguiente nivel del edificio, subí las escaleras muy rápido y me acerqué sigiloso, encontré una habitación, me dispuse a ingresar y de la nada vi acercarse el golpe de un bate que apenas llegué a esquivar; lo empujé con mis hombros y caímos sobre un montón de cosas viejas.

Forcejeamos por levantarnos y el ganó, se puso de pie y sacó su arma, disparó, pero gracias a la oscuridad la bala apenas y rozó mi hombro derecho. Abrí mi mochila y usé una de las bombas de humo, de esta forma lo confundí y sus disparos eran al vacío.

Tuve tiempo suficiente para sacar la escopeta y apuntarle por detrás, gané o eso pensé, porque al oír el llanto de mi hija venir del tercer nivel, me distraje y Carlos uso sus talones para golpear mis piernas, acción que provocó el disparo de mi escopeta sobre unos recipientes que contenían gasolina. Mi rival logró esconderse, pero resultó herido porque algunos perdigones lograron alcanzarlo.

     —Lárgate o le prenderé fuego al edificio. —Logró esconderse detrás de una barra. —No tendrás nada que recuperar y morirás sabiendo que fuiste un fracasado

Arrojé la bomba somnífera hacia él y corrí a la escalera que conectaba con el tercer nivel, pero me cogió de la espalda y me mandó a volar. Intenté volver a levantarme y fue cuando vi su arma en mi frente... disparó, pero no pasó nada, el arma quedó sin munición. ¿suerte? No lo sabía, pero lo hice caer golpeando sus piernas, jalé sus pies y se sostuvo muy fuerte, entonces me senté sobre su espalda y comencé a estrellar su rostro contra el piso.

     —Así me mates no la volverás a tener... yo te quité lo que más amabas.

    —No voy a matarte. —Lo sujeté del cabello, levanté su rostro y me asomé a su oído —Pero te dejaré algo que recordar cuando te estés pudriendo en la cárcel.

Encendí el líquido vertido inflamable y luego coloqué un lado del rostro de mi enemigo en las llamas, Carlos gritó de dolor mientras la quemadura aumentaba. Al final no soportó y perdió la consciencia, giré su cuerpo y escuché el llanto de Inohue, ella estaba sobre unas cajas. La cargué en brazos y la llevé al exterior.

Salí de allí en medio del fuego que se expandió por el edificio, todo para hallar una patrulla esperando fuera, informé que Carlos estaba dentro, minutos después llegó Emma. Esa mañana lo vi salir en una camilla, con una gran quemadura en el rostro y con grilletes, él sería juzgado por sus múltiples delitos, entre ellos la muerte de Aytem.

Me encontré sentado sobre uno de los autos, sin dejar de sostener a mi hija. De pronto, Richi se acercó con uno de los paramédicos.

     —Todo terminó. —Se encendió un cigarrillo.

     —¿Desde cuándo fumas?

     —Es la primera vez que lo hago. —Expulsó el humo luego de atorarse — ¡Maldición! y pensar que todo este tiempo fuimos hermanos.

Observé sus gestos mientras me hablaba.

     —Realmente, siempre la quise como una hermana pequeña, pero hoy más que nunca me siento culpable por no haberla cuidado lo suficiente.

Él utópico Richi dejó caer unas lágrimas.

     —Aquí termina la pesadilla, nos encargaremos de darle un castigo. Ahora no solo serán dos estaciones a su lado. —Apagó su cigarro y se despido —Iré a visitarlos de vez en cuando.

Aunque este momento de mi vida se reflejaba incompleto, tenía en mis brazos al ser que siempre me recordaría mi historia de amor, un amor insólito que fue capaz de luchar hasta el final. Sin duda alguna, Aytem se convirtió en mi mejor historia.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora