ROJO ATARDECER

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"Muchas veces los buenos momentos no duran lo suficiente. Hoy estas de lo mejor y en un instante,solo con un parpadeo, la tragedia ha llegado"

Scott Campos Barrantes

Quien pensaría que aquel momento a su lado, lleno de amor y felicidad, lleno de ese "solo nosotros" acabaría de esa manera tan cruda. Los guardaespaldas enviados por su padre, estaban frente a mí.

Rodolfo ordenó que me golpeara. Mi amada gritaba desesperada dentro del auto, mientras que Richi se quitaba el saco y desabrochaba los botones de la manga de su camisa. Miró a Aytem y después de hacer un gesto de no estar de acuerdo con lo que pasaría, me propuso algo.

         — Te doy la oportunidad de irte y no volver a acercarte a ella nunca más.

        — Yo la quiero, no puedo hacer eso — Respondí.

        — ¡¡Acaso no entiendes el problema en la que está metida justo ahora!!Gritó con desesperación.

        — Deja de hablar y has lo que te dije ¿Qué estas esperando? — Interrumpió Rodolfo.

Él sujeto que estaba frente a mí era el más cercano a Aytem y trataba de que las cosas no fueran violentas ante su presencia.

     — Vete ahora — Repitió.

    — Esta bien. Ya entendí, me iré — Dije resignado.

     — ¿Estas desobedeciendo? — Rodolfo empezaba a cabrearse.

     — Pero señor, él ya no se acercará más a la señorita.

El viejo guardaespaldas volvió a ordenar.

      — Muy bien, ve al auto...

     — Pero padre, no tienes que hacer esto.

     —...— Rodolfo golpeó el rostro de Richi — Te dije que no me llames padre mientras estamos trabajando.

Tras fallar en el intento, agachó la cabeza y se dirigió con Aytem. De pronto, Rodolfo llamó a otro de los guardaespaldas y le ordenó lo mismo. El nombre de este sujeto era Willians, de nacimiento extranjero, con 23 años de edad, de 1.85 metros y de barba frondosa.

          — No tengas compasión... Solo evita matarlo, tampoco queremos problemas mayores.

         — Sera un placer. — Este hombre no iba a titubear.

Se colocó una manopla de acero en los dedos, tenía la apariencia de un delincuente de los barrios bajos de la ciudad y no me equivocaba. Él perdió a sus padres al llegar a nuestra ciudad, con tan solo 6 años, luego de esto fue acogido por la familia de Aytem.

       — Yo te conozco, eres Scott, uno de los ex-intelectuales de la secundaria Black — Dijo Willians.

      — ¿Eres de la misma secundaria que yo? — Pregunté algo confundido.

      — Eso no importa ahora... Siempre quise saldar cuentas contigo — Parecía irritado e incluso su rostro se tornó rojo.

      — Ni siquiera sé quién eres.

      — Pequeña mierda, mi novia me terminó por ti y... ¡¡Tú la rechazaste!!

      — Realmente no entiendo lo que dices...

      — Veamos si con unos golpes te refresco la memoria.

Detengámonos justo aquí. Pelear un par de veces en la secundaria o con mi hermano, no fue de gran ayuda en esta pelea contra los guardaespaldas. Al principio fue solo Willians, pero luego se unió Rodolfo, quien tenía más experiencia. Al parecer practicaba boxeo y otros deportes, a pesar de su edad aún se movía con agilidad.

Golpes de todos lados, mientras yo me cubría el rostro deseando que se cansaran y se fueran. Entre los muchos, recibí uno en mi mandíbula, un golpe que rechinó mis dientes y nubló mi vista. Willians me cogió por la espalda y el otro me golpeaba, mis ojos fueron cubiertos por la sangre que brotaba de mi rostro... Miré al horizonte y aquel bello paisaje se convirtió en un rojo atardecer.

Sentí un chillido en los oídos... Estaba a punto de quedar inconsciente. Lo último que recuerdo fue a Rodolfo diciéndome: "Jamás te aparezcas frente a ella o te ira peor"

Desperté entre las 21 horas, me dolía hasta el último musculo del cuerpo y tenía la cara totalmente hinchada. «Vaya paliza la que me dieron» Adolorido me puse en pie y volví a casa. Mamá estaba esperándome.

      — ¿Qué has estado haciendo? — Estaba sorprendida.

      — Solo me peleé en la calle. — Mentí — No te preocupes.

Ella revisó mis heridas y luego subí a mi habitación, lugar donde me quedé profundamente dormido.

DOS ESTACIONES A SU LADO © (Completa) Sin editarWhere stories live. Discover now