Encontrarte I

1K 104 27
                                    


Trago el gruñido angustiado de mi garganta.

— ¿Qué estás queriendo decir?

Artemisa me mira, pese a la angustia de sus ojos, como si en mi no hubiese la más mínima pizca de inteligencia.

—Pues que se fue —dice con obviedad— Ella dejó una nota, una patética excusa de que visitaría a su madre, y ¡Oh, sorpresa! Deméter ha llamado hoy, quiere que Perséfone se tome un día libre para cenar. Y creí que tal vez estaba con Eros, y luego pensamos que estaría escondida aquí. Y ahora simplemente no sé dónde-mierda-está.

Una pequeña chispa de desesperación comienza a desenredarse como un espiral en mi pecho. Repaso mentalmente la lista de lugares a los que ella podría haber acudido, y una fuerte opresión se apodera de mi en cuanto no logro dar con ninguna respuesta certera.

Eros da un paso al frente.

— ¿No has hablado con ella?

—Hace casi tres semanas que no coge el teléfono —le gruño, mi voz quebrándose por un momento.

El dios ante mi me mira como si fuese digno de compasión. Artemisa no deja de revolotear alrededor de la sala.

—Si algo le pasa...—murmura en voz baja— Van a matarla, y no menos importante, van a matarme a mi. Se supone que yo...

Sacudo las ideas que se han implantado en mi por culpa de sus desvaríos, y me planto en medio de su caminata nerviosa.

—Piensa —le digo entonces, sonando más rudo de lo que me proponía— No como su cuidadora, sino como su amiga. Debes saber algo que nosotros no.

Retuerce sus manos, negando.

—Tal vez ella está donde Hermes y Apolo. Le gustaba estar con nosotros antes de que mi hermano dejase de venir por el trabajo. Podría llamarlo para que ayude con la búsqueda.

Da dos pasos hacia atrás cuando mi gruñido y el de Eros resuenan en el silencio.

—Mantén a Apolo lejos de ella —siseo—

Eros mira hacia Artemisa con una mueca, sus ojos aún brillando con la misma furia que destilaba en mis palabras.

—Creo que deberíamos buscar por nuestra cuenta. No quiero sonar irrespetuoso, Hades, pero no podemos contar con el Olimpo en estos momentos.

Sus palabras me descolocan totalmente.

— ¿Perdón?

Eros entrecierra los ojos, leyendo mi expresión con curiosidad.

— ¿El comunicado? —Pregunta, y sacudo la cabeza— ¿El pedido de captura...? Hades, ha estado en todas las noticias.

Muevo las manos hacía el borde de mi camisa, retorciendo la tela una y otra vez con la punta de mis dedos. Eros da un paso al frente, sus ojos cautelosos mientras extiende la pantalla de su móvil hacia mi. Las palabras cruzando mi mente como rayos punzantes, distorsionados.

La diosa de la primavera...

Un pedido de captura...

..Ira.

Mis dientes se cierran en un abrupto, el rojo sangre en mis ojos amenazando con pujar todos los sentimientos de mi pecho.

—Yo podría haberla ayudado. —digo, como si no hubiese nadie presente en la sala. El nudo en mi garganta volviéndose una presión insoportable— Si ella...si me hubiese buscado...Yo...yo pensé...

Yo pensé que era mi culpa. Pienso.

Pensé que era insuficiente.

Mis palmas pican, el escozor en mis ojos insistiendo.

Había pasado semanas vagando con la sombra de la duda en la espalda. Me había aislado, carcomido en mi propia miseria. Había dormido junto a su camisa, como un crío pequeño, preguntándome el porqué.

¿Por qué, si me había esforzado? ¿Por qué, si desde siempre había sido solo ella?

Y ahora el motivo de su huida estaba frente a mis ojos. Estaba dentro de mi cerebro. Podía procesarlo, superarlo, hacerme cargo. Pero no era tan fácil.

Pese al despecho, su bienestar aún encabezaba la lista de mis prioridades. Yo podía ser su plan b, su refugio temporal, y estaba bien mientras lograse mantenerla segura.

Necesitaba encontrarla, curarla, deshacer todas estas enredaderas que se acumulaban en su cuerpo y no la dejaban respirar.

Hacer de tripas mi corazón, mi angustia, los recuerdos y los estragos que su desconfianza habían moldado en mi, y simplemente servirle.

Necesitaba tenerla en mis brazos, sana y salva, tan solo una vez más. La necesitaba para al fin arrancármela del pecho una vez que diese fin a sus problemas.

Lo necesitaba para olvidarla,

Y sobrevivir.  



______________________________

Hagan sus apuestas de cuánto le va a durar el coraje a Hades. Yo digo que dos horas.


Perdón por lo breve, la universidad se ha comido mis manos. Prometo que en el próximo ya aparece Perséfone.

O no...

No, mentira. Sí.

O no...


E t e r n i d a d (HadesxPersefone)Where stories live. Discover now