Miedo

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—No creo que el rey esté hecho para este tipo de entretenimientos, P.

Parpadeo con interés hacia las imágenes burdas de la televisión, la sangre y la oscuridad vagando en los personajes. Creo reconocer a uno de los actores, mis ojos entrecerrándose hacia él mientras inclino mi cabeza. El susurro de Eros me llega desde lo lejos, suave y grave.

—¿A qué te refieres?

Eros se cierne sobre mi, la silueta de su rostro serio cuando toma mi mejilla con la mano en un intento de captar mi atención.

— ¿Estás absolutamente segura de que él está bien con esto?

Cojo un puñado de palomitas.

— ¿Por qué no lo estaría?

— No lo sé, ¿Porque parece un jodido traumado en este momento? Él...mierda, Pers. No hables con la boca llena, eso es asqueroso. Anda, échale una mirada y entenderás lo que digo.

Aún masticando, dirijo una ojeada rápida hacia el otro extremo del sillón. Sin embargo, un grito escalofriante vuelve a llevarme de nuevo hacia el frente. El asesino está a punto de entrar a la casa, sin saber que el personaje principal espera por él detrás de la puerta.

¿Cómo se llamaba este actor? ¿Bitt? ¿Pitt?

—No, míralo de verdad —Eros dice, pellizcándome levemente la piel—Él está algo tétrico justo ahora y si al rey del Inframundo le da un maldito shock traumático, tú y yo tendremos problemas. No, solo yo, porque tú estarás llorando porque a tu hombre se le cayó su bonita cara en el abismo.

—Eros...

—Hazte. Cargo. O voy a ponerle pausa a esta cosa y cambiaré la contraseña de la cuenta y jamás sabrás cómo termina. Tú escoges.

Gruño, trepando por encima de él para poder llegar hacia el otro lado.

—Cada día te pareces más a tu madre.

Él golpea mi trasero una vez, un ruidito indignado naciendo de su garganta.

— ¡No te atrevas a compararme con mamá! ¡Eso no está permitido en nuestro código de mejores-amigos-por-siempre!

Ignoro con deliberada calma las quejas que emanan de sus labios, acomodando mi trasero sobre el sofá en un abrupto. Giro la cabeza, y tengo que reprenderme a mi misma por mi propia desconsideración cuando veo a Hades y a su cuerpo tieso. Las luces vagas le iluminan los temblores, casi como si ambos estuviesen en sincronía.

Un tirón de ternura me remueve el pecho en cuanto toco su mano, y sus ojos aturdidos y pequeños giran hacia mi.

— ¿Está todo bien?

Él recoge mi susurro con cuidado, mirando de soslayo hacia la película en pausa. Extiende una sonrisa ausente, frotándose inconscientemente la palma contra el muslo.

—Estaría mejor si te hubieses sentado a mi lado.

Correspondo su manera de sonreír, mi corazón latiendo con presura mientras observo la curva de sus labios en la penumbra.

—Tú, yo y la oscuridad no somos una buena combinación después de lo que ha ocurrido en la cocina.

—Tú, yo y la oscuridad somos todo lo que necesitamos después de lo de la cocina.

Tengo que ahogar un suspiro, ignorando lo fácil y fresco que se siente dejarse llevar. El coqueteo era inocente, pero podría empeorar. No se me tenía permitido dejarme caer en sus brazos y debía recordarlo. La advertencia de Hera volaba sobre mi cabeza como una enorme aura negra, vigilándome, torturándome.

E t e r n i d a d (HadesxPersefone)Where stories live. Discover now