Solo dormir.

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—¿Estás seguro de que puedo quedarme aquí? —susurra, un lado de su cara apoyado en la almohada.

Mi almohada.

Cojo la camisa blanca, de espaldas a ella. Trato de mitigar el calor en mis mejillas antes de ofrecersela y, con las paredes de mi garganta apoderándose del flujo de mi respiración, sonrio.

—Puedes quedarte siempre que quieras.

Toma la tela, y señalo con un gesto de cabeza el baño. Me sonríe antes de avanzar y cerrar la puerta.
Trago.

—¿Estás seguro de que no te molesta? Podría simplemente irme a casa—su voz amortiguada murmura, mientras aparece frente a mi con sus muslos cubiertos casi en la totalidad. Mi prenda demasiado grande para su pequeño cuerpo.

Dulce, estás equivocada si piensas que voy a conducir contigo a estas horas por el inframundo.

Ella sonríe, su nariz arrugandose.

—¿Demasiado perezoso?

—Demasiado peligroso.

Sus ojos grandes y centellantes calan en mi.

Gracias, Hades.

Avanzo hacia ella, el olor a vainilla y flores justo en mis fosas nasales. Ruego internamente porque su olor permanezca en mi ropa y tener algo de ella a lo que aferrarme cuando se vaya.
Tiro de mi en una sonrisa pequeña, y alzo la mano para trazar su mandíbula con las yemas de los dedos.

—Siempre que quieras —suelto, mientras retiro mi toque y cojo una manta del placard a su lado. Siento sus pasos pequeños haciendo eco en el mármol del suelo, siguiendome. Y me obligo a mi mismo a no dar vuelta y cogerla en brazos. Recupero el aliento antes de mirarle por sobre el hombro, encaminandome a la puerta— Si necesitas algo, lo que sea, solo dilo. Estaré en el sofá.

Creo ver un tono rosado en la línea superior de sus pómulos.

—P-pero...

—¿Olvidé dar las buenas noches? —mis labios tocan su frente, mi pulso haciendo estragos a mi pobre corazón. Necesito un minuto para recuperarme de su toque antes de que cientos de imágenes de ella besandome asalten mi cordura.

Siento su rostro caliente buscar un escondite en mi pecho, y su voz amortiguada retumba, enviandome escalofríos.
Jodido dios con retraso de pubertad. Ya la he besado. He sobrevivido y vuelto a nacer con su beso. Debería ser más fácil.

Persefone coge mi camisa entre sus dedos.

—No voy a permitir que duermas en el sofá en tu propia casa.

Frunzo el ceño.

—Tú durmiendo en el sofá no es algo que vaya a aceptar. Nunca.

Ella tira de mi, su suspiro quemandome la piel.

¿Por qué es tan difícil de decir?

¿Persefone?

—Duerme aquí —ella dice, de repente sus ojos grandes mirándome.

—No voy a permitir que duermas en...

—No —me corta, su labio inferior atrapado en sus dientes y el rojo quemando cada parte expuesta de su rostroDuerme aquí...conmigo.

Los músculos en mi barbilla saltan, y siento derretirme por ella.
He pensado en tenerla conmigo cada maldita noche, y solo había una razón para que no esté en mis brazos bajo el edredón justo en este momento: No haría nada, jamás, que ella no me pidiera.
Pego su frente a la mía, adorando su aliento dulce y sus largas pestañas haciendo cosquillas en mis pómulos. Suspiro en su boca, y siento el temblor de su cuerpo en cada fibra del mío.
Oculto -sin éxito- una sonrisa engreída, y ella golpea su puño en mi pecho. Sus ojos aún confusos pero fruncidos en molestia.

Solo domir, Hades.

Me paso la lengua por los labios, alzando una ceja.

Bien.

—¡Ugh! Eres un niño.

Ah.

Frunce los labios de una manera adorable, y tomo con gracia su mano en la mía. Su gesto enfadado se asienta ante mi mueca burlona, y reprimo las ganas de besarle la boca. Tiro de ella hacia mi, pues se ha alejado inconscientemente, y coloco la palma de mi mano bajo su espalda, guiándola a la cama. Cuando he colocado el edredón sobre su cuerpo, trato de no hacer evidente el temblor de mi cuerpo en cuanto me uno a su lado.
Su calor bajo las mantas me atrapa, y decido disfrazar mis deseos de ella en una broma de gilipollas.

Solo dormir —afirmo, y ella finge sin éxito una mueca malhumorada. Suaves curvas tiran de sus labios en una sonrisa— Como ves, haré siempre lo que me pidas.

Persefone suspira, echando los ojos hacia atrás.

—Solo avísame si ronco, o algo por el estilo, tú, sinvergüenza.

Me muerdo el interior de la mejilla, tratando de no reír.

—¿Roncas?

Saca su lengua suave y rosada hacia mi, antes de darse media vuelta y privarme de sus ojos. Noto su cabello largo rozarme los dedos, y suaves flores bailar en su cabeza.

Eros dice que sí.

La sonrisa idiota que he cargado desaparece en un tick. Un nervio baila en la punta de mi boca mientras me las arreglo para hablar de nuevo.

—¿H-has dormido con Eros?

Sip.

¿Dormir-dormir o...dormir?

Ella se queda en silencio, y de repente un sentimiento familiar ruge desde el interior de mi pecho. Mis dientes duelen de la tensión, y me obligo a no ser un cabrón cavernícola y exigir una respuesta.
No tengo el jodido derecho.
Pero golpearía a Eros, solo por si acaso.

Su risa suave sacude el colchón, y sus ojos rasgados y divertidos me miran por sobre su hombro.

—Creo que las escenas de celos no entran en el plan de solo dormir.

Listilla.

Cojo su cuerpo junto al mío, y mi boca está sobre la suya antes de que tenga oportunidad de reclamar algo.
Siento su piel quemarme, y su respiración es ahora la mía mientras cada parte de mi ser se incendia. Las flores de su cabello bailan en mi nariz y siento mi cuerpo brillar en el suyo.
Cuando nuestras bocas dejan de aplastarse, ella murmura.

—Era solo un juego.

Trazo sus labios con la lengua una vez más, prometiendo que será la última vez en la noche.

—Voy a matarlo de todas formas —ella golpea mi pecho, y me rio en su boca— Bien, bien, nada de asesinatos.

—Eros es inmortal, por si te olvidas. Deja los celos ya.

La beso otra vez, y siento su sonrisa.
Ahora sí, no más besos y a dormir.

Pequeña diosa —le digo, colocando pese a mi intención mis labios en los suyos— No soy celoso.

Persefone suelta una risita, sus mejillas encendidas mientras oculta su rostro en mi pecho.

Lo que tú digas.

Me permito reír y coloco mi barbilla sobre su cabeza antes de que pueda observar en mi cada rastro de amor en mis ojos.

No aún.
Pero quizás después de solo dormir.

E t e r n i d a d (HadesxPersefone)On viuen les histories. Descobreix ara