E t e r n i d a d (HadesxPersefone)

Hécate.

—Todo saldrá bien, Hades, relájate.

Dos pasos, tres, dos, tres. Un suspiro, y él está de nuevo frente a mi. El traje que le he elegido brilla entre la luz tenue, los hilos negros del chaleco acordes con los del pantalón de corte recto, estrecho en los lugares precisos. Brota el aire entre sus dientes una vez más, y se pasa la mano por el cabello, desordenando lo que tanto me costó dominar.

Alzo una ceja, cruzando los brazos en mi pecho.
Él sonríe de medio lado, culpable.

—Lo sé, lo siento. Es solo que estoy tan...

—¿Fastidioso?

—¿Y si la cago? ¿Y si realmente ella es demasiado joven para mi? ¿Y si me encuentra aburrido? ¿Y si...?

—¿Y si todo sale bien? No seas bebé y simplemente enfrenta el asunto. Hemos hablado sobre esto, no te estás imaginando nada; le gustas.

Veo eso en sus ojos otra vez. Y la furia brota en mis palabras mientras cojo su barbilla.

—No importa lo que ella te ha hecho creer todos estos años. Eres un buen sujeto, y te mereces ser feliz. No cedería a Persefone a nadie más —Avanzo hacia él, mis dedos aún sujetandolo. Quiero borrar con mi sinceridad todo lo que Minthe ha creado— Y por sobre todo, no te cedería a ti a ninguna otra persona.

Él sonríe, el hoyuelo pequeño en su mejilla logra -como siempre- recobrar mi paciencia. Acomodo el broche en su chaleco antes de palmearle el pecho.

—No me molestes por el resto de la noche, a menos que tú o ella estén en peligro ¿De acuerdo? Merezco un día sin un maldito drama de dioses enamorados. Ahora, llamala y dile que vas en camino.

El brillo en sus ojos delata su nerviosismo al momento de coger el móvil. Trato, casi sin éxito, de no mostrar diversión.
El rey del inframundo tendrá su primera cita real.

Escucho el atasco de su respiración, y cuando volteo a verlo, su cara es un poema teñido de rojo.
Se muerde los labios hasta hacerles perder el color, y sus pupilas se dilatan acorde al ritmo de su suspiro.
Echo a andar hacia mi paralítico amigo, y ojeo la pantalla por encima de su hombro.

¡Estoy lista! :)

Vago mis ojos desde el mensaje hacia la foto enviada, y algo parecido al orgullo tira de mi en una sonrisa.
Apoyo una mano en Hades, quien recobra la compostura levemente.

—Luce preci...

Me corta a media frase, su mirada aún sonrojada sobre mi rostro.

—Hécate —me llama— Como que quiero casarme con ella.