Fácil.

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—Solo recuerda lo que hemos acordado.

Detiene sus pasos en un abrupto, acarreándome consigo. El sonido de mis tacos se pierde en medio del pasillo helado.

Junta las cejas, y coloca las manos en los bolsillos de su pantalón de traje.

—Querrás decir lo que has acordado.

Volteo los ojos, revisando el contorno de mi lápiz labial en el reflejo oscuro de los paneles de vidrio.

—Solo sé bueno, ¿De acuerdo? Son apenas un par de reglas simples —Tomo una respiración, y enumero con los dedos. Tengo el esmalte salteado en uno de ellos. — Uno, llámame por mi nombre, no uses apodos; dos, no me toques ni me beses; y tres, no me mires así.

Una curva burlona se asoma en su boca.

— ¿Así cómo?

—Como si me hubieses visto desnuda.

Me sonríe, encantado. Echa un vistazo a ambos lados antes de tirar de la cinturilla de mis pantalones, acercándome. Posa sus labios sobre los míos por menos tiempo del que dura un suspiro, y tiene la audacia de morderme suavemente antes de alejarse. Posa su mano en el picaporte del pasillo general, una ceja alzada con fingido dolor.

Oh, cariño, eso es algo muy difícil de disimular.

De alguna manera, los nervios logran desaparecer a medida en que las horas transcurren. Lotis, la asistente de Hestia, no es más que una encantadora ninfa de labios rojos y cabello abundante. Su trabajo consiste en seguirme a todas partes, decidiendo bajo su crítico escrutinio las posibles situaciones de peligro que el Inframundo representa para un miembro de la LDDLVE. Finjo acomodar un par de papeles sobre una ficha técnica y frunzo el ceño discretamente. Ella es buena, de verdad. Pero no puedo evitar sentirme como si todo el mundo pudiese leer el nombre de Hades en mi piel. Por sobre todo, yo puedo leer el nombre de Hades en mi piel. Leerlo, olerlo, sentirlo.

Desearlo.

Suelto un suspiro tembloroso que Hermes cubre con un carraspeo. Sonrío cohibida hacía él, mientras este me incita a fingir compostura. Probablemente cada ser con vida en este mundo debería ser asignado con un Hermes al nacer. Un Hermes gracioso, coqueto y dulce que se ofrezca a ayudarte cuando tu imagen y tu reputación penden de un hilo.

Toma los archivos de mis manos, sonriendo hacia Lotis con la formalidad de un jefe orgulloso.

—Como podrá apreciar, señorita, Perséfone realiza no solo el papeleo general de la empresa, sino que es la principal encargada de...eh... —Sus ojos se entrecierran sobre las imágenes impresas— Recuperar las almas perdidas...del...Fisgón Semanal. Eso es. Definitivamente un trabajo muy importante.

El brillo chispeante en sus ojos distrae la atención de sus manos que ocultan rápidamente la revista de chimentos tras su espalda. Lotis lleva sus dedos hacia sus gafas de medio punto, y tuerce la boca con disconformidad.

—No me parece correcto que una diosa casta se involucre en algo como eso. Esa revista representa la cuna de las tentaciones para alguien tan joven.

Hermes obliga a sus dientes a formar una hilera deslumbrante.

—Eso es obvio, muy obvio. Es por eso que Perséfone está bajo la supervisión de un superior.

Lotis enarca las cejas.

— ¿Un superior? ¿Un hombre encima de ella durante todo el día? Señor Hermes, no me parece...

— ¡Una superiora! Una adorable y atenta superiora.

E t e r n i d a d (HadesxPersefone)Where stories live. Discover now