Pasado.

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Mis ojos están cerrados, pero su mano pequeña y su tacto suave logran despabilarme en cuanto sus dedos trazan círculos perezosos en mi pecho. La hinchazón en mis párpados como producto de las lágrimas pasadas se hace presente al momento en que los abro.
Bajo la mirada, y Persefone me sonríe. Su cabello está hecho un lío adorable e infinito, y sus mejillas irritadas por el llanto se encienden en rubor.

Atrapo su muñeca, mis dedos disfrutando del calor mañanero en su piel.

-Hola.

Su gesto es anhelante en cuanto me mira.

-Hola -saluda, y remueve las piernas. Sonrío, y atrapo sus tobillos nerviosos con los míos. El sonrojo es mucho más notable ahora.- No he querido ser brusca en despertarte, lo siento. No sé qué hora es, pero es probable que ya deba volver a casa.

-¿No te quedarás a almorzar?

-Hades, estoy segura de que ya pasa del mediodía.

-Entonces quédate.

-Llegaré tarde.

-Ya estás llegando tarde ¿Qué más da si lo haces dos o tres horas después?

Se remueve de nuevo, y río entre dientes al ver su mueca indignada.

-Artemisa va a matarme.

-Eso es imposible.

-Le contará a mamá ¡Y ella que va a matarme!

-¿Debo recordarte que eres inmortal?

-Es descortés desaparecer como lo he hecho sin dar más aviso que un mensaje de texto.

-Quédate.

-Hades...

-Quédate -insisto, y procuro esconder la diversión en mis ojos. Ella enarca una ceja.- Seré bueno, cariño. Lo prometo.

Creo ver cierto disturbio en sus pupilas nerviosas, pero en cuanto voy a insistir de nuevo, se incorpora, y cierra la puerta del baño de un portazo.

-¡Quiero almorzar pasta otra vez! -ordena, y yo suelto una carcajada que sacude toda la tensión en mi pecho.

La noche anterior es un asunto olvidado, o al menos eso es lo que pienso hasta que su voz resuena tras de mi mientras remuevo la salsa un cuarto de hora después.

-¿Hades?

-¿Sí?

-¿Puedo preguntarte algo?

Asiento, y siento como cambia el peso de su cuerpo de un pie al otro.

-¿Eros estaba contigo anoche?

Pequeñas gotas de espeso y caliente líquido rojo manchan la encimera tras dejar la cuchara caer. La tensión se come uno a uno los huesos de mi espalda.

-Sí -respondo, y doy media vuelta para hacerle frente. Sus ojos vagan inquietos entre el ir y venir de sus manos que arrugan la tela de la camisa que lleva puesta.

Traga.

-¿Y Hermes?

-También.

-Bien -ella asiente, como tranquilizandose.- Está bien. Son mis amigos.

-Ares no lo es.

Su mirada pasa de sorprendida a afligida en un momento.

-¿Ares? ¿Ares estaba allí también? -Gruño una afirmación, y ella parpadea.- Realmente no es algo que...ustedes no tendrían que haber librado una pelea que me pertenece.

-Persefone...

-No. -me corta, el dolor y la furia bailan en sus ojos. El rosa en ellos parece oscurecerse en cuanto alza la barbilla hacia mi-Agradezco la preocupación, agradezco el gesto, de verdad. Los quiero, pero esto es mío. Y solo yo decidiré de qué manera cobrarlo.

La cólera saca un rugido animal de mi pecho.

-Él no merece tu jodida piedad, Persefone.

-Nadie ha hablado de piedad.-musita, cogiendo su móvil de la encimera- Debo hablar con Ares ahora. No lo quiero cerca de mis problemas.

Sonrío.

-Eso es justo lo que le he dicho.

-Ese idiota siempre está buscando ponerse en peligro -murmura, tecleando rapidamente. Su lengua pequeña asoma entre sus labios, pero no es suficiente distracción como para hacerme olvidar la carga emocional en sus palabras.

Carraspeo.

-¿Peligro?

-Ares ha sido impulsivo desde que lo conozco. Quizás una travesura o una riña en el mundo mortal está bien, burlar a una diosa adolescente también. Pero sucumbir al impulso y al uso de la furia para golpear a un protegido de Zeus...

-¿Él se ha burlado de ti?

-Oh, no ha sido nada grave. Me ha robado un beso cuando era chiquilla, nada más. Pero ese no es el caso, Ares siempre está buscando desafiar a Zeus y esto de participar en la golpiza no es más que otra provocación. -dice, mientras sus ojos están fijos en las palabras tecleadas de la pantalla -Es un idiota, seguro ha usado una situación tan dolorosa para...

Siento mi garganta quemar.

-¿Te ha besado?

-Uh...sí.

-¿Cuándo?

-Hace un par de años. -levanta la mirada brevemente hacia mi, ignorando mi ceño fruncido- Hades, es cosa del pasado.

-¿Fue tu primer beso?

-Sí. ¿Por qué estás gritando?

-¡No estoy gritando!

Ella rueda los ojos, y deja el móvil apretado entre el elástico de su pantalones. Cruza los brazos, y sonríe, divertida.

-Ha sido hace mucho tiempo. Ares fue un idiota, y yo solo un juego para pasar el rato. Eso es todo.

-No creo que él te vea como un juego.

-Claro que no, nos volvimos amigos. En su momento logro ser muy importante para mi. Es aire fresco entre todo...

-Era.

-...lo cotidiano que el mundo mortal me ofrecía. Y una gran distracción...

-Era.

-...para los deberes de cada día. ¿Por qué insistes con esa palabra?

Gruño.

-Él era una distracción. Era aire fresco. Ya no lo es más. Dijiste que era pasado.

Me siento como un niño en cuanto veo sus ojos divertidos. Asoma la punta de su lengua entre los dientes, burlándose de mi.
Se acerca, su pecho pegado al mío, y estira una mano para apagar el fuego de la cocina. Respiro su aroma, y me obligo a comportarme como el dios con miles de años encima que realmente soy.

-Es mi amigo -me susurra, y apoya su mano en mi pecho.- Y no, no era mi amigo. Es. Me preocupo por él, afrontalo y crece.

Ruedo los ojos ante la burla en su voz, y atraigo su cuerpo al mío de golpe. Envuelvo su cintura con ambas manos, y me permito hundir el rostro en la base de su cuello.
Por un momento, deseo retirar cada dolor en ella con solo mi toque.

-Por cierto -ella dice, su voz afectada por el vaivén de mis caricias en la parte baja de su espalda- Hacer escenas de celos sin ser pareja te hace un 80% sinvergüenza.

Gruño, divertido, y tomo su boca con la mía antes de que su lengua lista musite algo más.

¿Puedo pedirle matrimonio ya o tengo que hacer el jodido ritual del noviazgo?

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¡Hola!
Mi Hades es ligeramente más inmaduro que el original, pero algún día crecerá, lo prometo.

Cambio y fuera.

E t e r n i d a d (HadesxPersefone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora