Reina

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— ¡¿Tocaste a mi bebé?!

Mi madre se cierne sobre la recamara, sus ojos rojos y furiosos fijos en el hombre cuyos brazos me resguardan. Cuando Hades abre la boca para defenderse, la cabeza de Poseidón me tapa la vista, su voz con un dejo de aburrimiento.

—Creí que esto ya era un tema oído.

Mamá parpadea.

— ¿Oído?

—Pues sí —murmura, encogiéndose de hombros— No habrás creído que todos estos retumbes que nos llegaban allá arriba eran sismos ¿O sí?

Hades estalla su palma contra su mano.

—Poseidón, cállate.

Eros asiente.

—Las parejas suelen tener relaciones sexuales, Deméter. Es algo puro y natural.

Ella rechina los dientes.

—Para empezar, Eros, ni siquiera sabía que eran pareja hasta hace unas semanas.

A su lado, Hermes suelta un bufido, acercándose un par de pasos hacia mi cama.

—Todo el mundo lo sabía, Deme.

—Hasta yo estaba al tanto —Ares dice, tirando de la sudadera de Hermes cuando este intenta sentarse junto a mí.

Mamá vuelve su mirada de hielo hacia Artemisa, y observo el pasar de la saliva en su garganta.

—Dijiste que me informarías —le sisea.

Ella parpadea, removiéndose en el lugar.

—No quería traicionarla. Ella...

—Está enamorada —Eros dice.

— ¡¿Y cómo podrías saberlo tú?! ¡Es solo una niña!

—Bueno, hola —se señala, frunciendo la boca— Soy el dios del amor. Y soy el mejor amigo de su hija. Yo obviamente lo sé.

—Ni siquiera quería que ella esté cerca de ti en un primer lugar.

Eros ahoga un chillido.

— ¡Pues vaya acostumbrándose, porque cuando el niño nazca, yo seré su padrino! ¡Y usted y yo seremos familia!

Reprimo una sonrisa.

—Eros...

Hades golpea el hombro de Ares hasta hacerle caer cuando este intenta treparse a mi lado también. Aturdido en el suelo, este inclina la cabeza. Su ceño fruncido.

—Yo debería ser el padrino. He sido tu primer amor, P. Me lo merezco.

Siento el rugido de Hades emerger desde su pecho y revotar en mis omoplatos. Él envuelve su mano grande y pesada alrededor de mí, sujetándome más cerca.

—Absolutamente no.

Zeus toma la delantera, su dedo tanteando mi vientre plano por encima de la manta. Enarca una ceja, ignorando olímpicamente las mil miradas que lo fulminaban. Se dirige hacía Ilitía, pequeña y dulce y muy olvidada en la esquina de esta ocupada habitación.

—Mi hermano es estéril —dice, y un silencio pesado cae sobre nosotros— ¿Cómo puede ella estar...?

—Zeus.

Él no se encoge ante el bramido. Sus ojos fijos en los míos, midiendo, estudiando.

—Quiero estar seguro —Es todo lo que dice.

E t e r n i d a d (HadesxPersefone)Where stories live. Discover now