Capítulo 20 ~ Verdades (4)

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(P.o.V. Thomas)

Otra noche pasa y ver el amanecer se convirtió en una de mis actividades preferidas, saber que el sol sale a pesar de todo, me da fuerzas. La noche que tuvimos que enfrentarnos a la destrucción, esa noche dudé si el sol iba a volver a salir, o por lo menos si iba a vivir para volver a verlo. Es hermoso.

Sé que este no es exactamente el sol real, sino que es esta dimensión, con sus lunas y su sol, en un ciclo aparte. Pero la inevitable belleza del momento está capturada perfectamente en este plano como en el otro.

Ver el cielo pasar de oscuro a claro, de rojizo a dorado y finalmente amanecer, con toda la fuerza del sol, me lleva a pensar en ella.

Corinna. Ha estado pretendiendo estar feliz y contenta, pero tras todo lo que pasamos no hay forma de que esa sonrisa no oculte nada. No quiso permanecer en Tierra, probablemente por los malos recuerdos que la casa le trae. Tengo que ir a verla, tiene que saber que no es la única, que no está mal sentirse mal. Pasamos por muchas cosas.

~

Entrar a la casa de aire es más difícil de lo que pensaba. Uso el metal de mis pulseras para crear una tabla, que resista mi peso lo suficiente como para flotar hasta allí. Puedo hacer flotar el metal en el aire, entonces puedo pararme sobre ese metal que hago flotar. Tiene todo el sentido del mundo pero por alguna razón es mucho más complejo. Mi concentración se divide entre finalmente poder ver a Corinna, mantener la solidez de la tabla y hacerla flotar con todo mi cuerpo hacia la isla flotante, y los recuerdos que me invaden espontáneamente desde que sobrevivimos al enfrentamiento.

Pero logro alcanzar la casa de aire a salvo. La tabla se deshace en metales diferentes, que toman la forma de cuentas y se unen en pulseras nuevamente, alrededor de mis muñecas. Ahora sí puedo buscar a Corinna.

No fue una tarea complicada exactamente, porque ella es el tipo de persona que resalta de inmediato entre la multitud. Quisiera saber qué es lo que le da la fuerza para sonreír tanto después de todo lo sucedido. Ella no se da cuenta que la estoy mirando, está concentrada materializando alimentos para los alumnos de energía que están frente a ella, después de todo para la mayoría es hora de desayunar. Una de las personas con las que habla le llama la atención sobre mí, me señala y entonces ella mira en mi dirección. Saludo con mi mano y una sonrisa enorme, quizás también puedo mostrar esa sonrisa que tiene ella, que de solo verla tranquiliza.

Se acerca a mí con algo de timidez. Pasando entre la gran cantidad de personas que nos dividen.

— ¿Puedo ayudarte Thomas?

Su repentina frialdad me toma por sorpresa. No lo esperaba, pero supongo que no es algo extraño. Yo me siento así por dentro también, como si el mundo existiera a mi alrededor pero yo no.

— Quería hablar, si tienes tiempo.

Ella asiente y me hace señas para que la siga. Salimos del patio, hacia el acantilado, bordeando la muralla del lado oeste. Alcanzamos un punto donde no hay muchas ventanas que puedan observarnos, como ojos en un enorme rostro de pared. Corinna se apoya contra la superficie vertical, y se deja caer con su apoyo, hasta el suelo, parece de repente cansada.

— Thomas, todo es tan agotador. Antes cuando Harmey me ofreció ayudar a materializar las comidas de los alumnos éramos como cinco trabajando juntos, ahora estamos todos separados, algunos en luz y otros en agua, no tenemos hogar y hoy por ejemplo estuve sola en el primer turno de alimentos. Pensé que jamás iba a terminar.

— Hey, tranquila, ¿ya terminaste el turno?

— Casi, me quedaba poco tiempo pero ya no había nadie pidiendo nada, todos tenían algo que comer ahí.

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora